Capítulo 82 Descubrieron el secreto

Fue demasiado tarde cuando Victoria intentó detener la reproducción del mensaje de voz en su teléfono y, cuando se dio cuenta, ya había finalizado. La joven estaba perpleja. «¿Qué demonios, Jofré?», pensó. Creía que su amiga había terminado de trabajar y se estaba quejando del id*ota de su jefe, ¿quién habria imaginado que iba a ser un mensaje para Victoria? Se aterró y abrió la puerta; al ver que no había nadie, suspiró aliviada. Le pedi a Jazmin que la cerrara al salir, por lo que no debería de estar cerca de mi oficina. Qué bueno que no escuchó el mensaje de voz». Aun así, se sintió incómoda y caminó algunos pasos para revisar el lugar; luego, regresó a su oficina cuando se aseguró que no había nadie alrededor.

H

Eliminó el mensaje de su amiga y la reprendió; Sabrina se disculpó de inmediato y le dijo que estaba muy alterada, pero que no iba a volver a ocurrir. Al mismo tiempo, en la escalera que estaba cerca de su oficina, un hombre y una mujer se miraban fijo, respiraban agitados y tenían sentimientos encontrados. Parecia que Pedro se había quedado estupefacto y tenia el cuerpo tensionado; frente a él estaba Jazmin boquiabierta. Durante un momento, ambos se miraron sin decir nada debido al asombro; luego de un minuto, Pedro, que creia que podia tolerar mejor la situación, se calmó.

-¿Cuánto tiempo hemos estado aquí?

-¿Disculpa?-comentó consternada.

-Me refiero, ¿acaso no acababa de llegar a la oficina de la señorita Selva?

La asistente no pudo responderle; por su expresión, Pedro sabía que lo que acababa de ocurrir era real y comprendió la situación. El y Jazmin descubrieron el secreto.

-¿Crees que la señorita Selva espera un hijo del señor Calire?

-¡Claro que sí! -respondió de manera abrupta aún sorprendida.

-¿Por qué estás tan segura? Parece que ella no quiere que nadie sepa; quiero decir, el señor Calire quizás no esté al tanto.

-Pero no tiene sentido, ¿verdad? Si no me equivoco, el mensaje indicaba que la señorita Selva estaba preocupada de que los demás se enteraran de que está embarazada y por cómo ocultará el

vientre.

-¿No te parece normal que el señor Calire no lo sepa? -preguntó ella luego de volver a la realidad.

Pedro estaba perplejo y no sabía qué pensar. No podía comprender por qué una joven creia que era normal ocultarle a su esposo que estaba embarazada; de inmediato creyó que Jazmin tenia algún problema, pero cuando estaba a punto de reprenderla, ella lo miró seria.

-¿Sabías que han estado diciendo que el señor Calire y la señorita Selva van a divorciarse porque Claudia es a quien él ama en verdad? No solo va muy seguido a verlo a su oficina y ocupa el asiento del copiloto, sino que también le lleva comida todo el tiempo. Si fuera la señorita Selva,

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no me gustaría que él se enterara.

Lo que dijo hizo que el joven comenzara a pensar. -¡Tiene razón! La señorita Juárez visita la oficina de él de manera frecuente. Aunque tuve un problema con ella e intenté encargarme yo mismo, imi jefe es el culpable de todo!». Estaba tan consternado que no pudo darse cuenta de la realidad hasta luego de un momento.

-¿Crees que tengo razón? -preguntó Jazmín al ver que no le contestaba-. ¿No crees que esto es una traición?

Pedro no sabía qué decirle; de hecho, comprendía e incluso estaba molesto cuando pensó en Victoria y se puso en su lugar.

-Si no me respondes, creeré que estás de acuerdo conmigo. Si es así… Bueno, debemos mantener el secreto.

-Lo séasintió-. No podemos contarle a nadie esto.

-De acuerdo; fingiremos que no sabemos nada porque la señorita Selva ya se encuentra en aprietos. No podemos generarle más problemas.

-Pero… no comprendo —dijo con el ceño fruncido-. ¿Por qué la señorita Selva no quiere decirle

que

está embarazada al señor Calire? Si lo hace, él dejará de relacionarse con Claudia Juárez.

-¡Ja! ¿En qué año crees que estamos? No me digas que en verdad piensas que un embarazo puede retener a un hombre. La joven le llamó la atención y continuó-: De todos modos, nadie puede saber esto. Quien hable sobre este asunto permanecerá soltero por el resto de su vida – comentó a modo de amenaza.

Pedro estaba perplejo y se secó el sudor frío de la frente; estaba muy preocupado por esa posible

consecuencia.

-¿Podemos elegir otro castigo?

-¡No! Debe ser ese porque es muy importante para ti; de ese modo, pensarás dos veces si

intentas revelarlo.

-Tienes razón. Me quedaré soltero por el resto de mi vida si me atrevo a develar el secreto.

Jazmín asintió satisfecha y luego, ambos se fueron con distintas ideas en su mente. La joven no pudo evitar mirar en dirección a la oficina de Victoria; no podía creer haber escuchado un secreto tan impactante y se golpeó las mejillas al mismo tiempo que respiraba agitada. Sentia que, a partir de ese día, no iba a poder evitar sentirse culpable. De repente, se angustió. -Debe estar muy dolorida a pesar de lucir despreocupada por lo que ocurrió aquel día en la cafeteria».

Por otro lado, Pedro regresó a su escritorio con sentimientos encontrados.

-Señor Leiva, ¿esos no son los documentos que debía entregarle a la señorita Selva? ¿Por qué los trajo de regreso? -preguntó una persona al verle las manos.

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Solo en ese momento, él se dio cuenta de que no se los había dado; suspiró y se dio una palmada en la pierna un poco molesto.

-Por cierto, el señor Calire me pidió que fuera a su oficina.

-¿El señor Calire?“.

-De acuerdo.

Luego, Pedro le pidió a otra persona que le llevara esos documentos a Victoria y él se fue a la oficina del director ejecutivo, donde Alejandro estaba trabajando. El hombre tenía un rostro atractivo, pero su mirada era sombría y al fruncir los labios se veía muy apático. Como era muy poderoso desde hacía varios años, exudaba un aura intimidante. Por lo general, a Pedro le parecía que era un hombre atractivo y poderoso; a veces, el asistente se preguntaba cómo un hombre tan perfecto como él podia en verdad existir. No obstante, en ese momento, creyó que su jefe era id*ota, mediocre y estúpido porque ¿cómo podía abandonar a una mujer tan–maravillosa como Victoria para estar con Claudia? Alejandro estaba concentrado en su trabajo cuando percibió que alguien lo estaba mirando.

-¿Qué sucede? -preguntó con el ceño fruncido.

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