Secreto de amor novela por ursula suarez -
Capítulo 93
Capítulo 93 Palabras imprudentes
Alejandro quiso decir que la había visto regresar en el auto de Bautista. Sin embargo, prefirió no decirlo en el último momento porque pensaba que Victoria intentaria explicarse. Al fin y al cabo, Bautista la habia dejado en la entrada principal. No obstante, cuando Victoria escuchó su pregunta, pensó que se refería a la herida de la señorita Juárez. Estaba segura de que no la había empujado, pero ¿él le créeria si dijera eso? Solo le creería a Claudia, ino? Ante ese pensamien Victoria lo miró y preguntó:
-¿Qué te dijo?
-¿Perdón?
Alejandro no lo entendió en ese momento, ya que seguía concentrado en el hecho de que Bautista la había llevado a casa hacía un rato. Luego de un breve instante, al final se dio cuenta de lo que ella estaba preguntando.
-¿Te refieres a Claudia?
El tono que utiliza cuando la llama por su nombre sin duda es dulce», pensó Victoria con amargura. Luego forzó una sonrisa.
-Si. ¿No estaba herida? ¿Me creerias si te dijera que se cayó sola?
Después de decir eso, adoptó una expresión tranquila, ya que al parecer no esperaba ninguna respuesta de él. Su bello rostro parecia esconder cierto grado de burla; parecía como si dijera: “Aunque te lo explique, sé que no me creerás en absoluto y me da igual que me creas o no». Su comportamiento hizo que Alejandro frunciera el ceño. «Realmente ha cambiado mucho. Como era de esperar». Victoria elevó una ceja.
-Olvidalo si no me crees. Solo decía.
-Lo sabía -señaló el hombre tras permanecer un rato en silencio.
Victoria estaba confundida. Alejandro la miró fijo y con una mirada penetrante dijo:
-Su amiga te estaba causando problemas y ella no podía detenerla. No quería perder su orgullo, así que…
Cuando Victoria oyó eso, su serena compostura transmitió emociones, por lo que levantó la cabeza y lo miró con incredulidad. No fue hasta que habló que se dio cuenta de que le temblaba la voz:
-Así que sabías culpable, ¿no?
que se había caído sola, pero aun así limpiaste su nombre y me convertiste en la
«Qué patético“. Después de haber estado casada con él durante tanto tiempo, Victoria nunca se había sentido tan patética como ese día. Se sintió una tonta, así que, aunque no hiciera todo eso, mientras alguien necesitara un chivo expiatorio, ella tendría que convertirse en uno. Lo que lo
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hacía aún más patético era que en realidad había seguido el consejo de Norberto y había intentado considerar todo con el corazón. Para Alejandro, debía ser una auténtica idiota.
De alguna manera, él se sintió un poco perturbado cuando vio a Victoria alterada. Sintió un vacío en el corazón, como si estuviera a punto de perder algo. Bajo su mirada desesperada, le agarró la mano con fuerza.
-Estaba gravemente herida y el médico dijo que le podían quedar cicatrices, así que solo estaba consolándola.
-¿Gravemente herida? ¿Cicatrices? -Quizás enfurecida por Alejandro, Victoria no fue consciente de sus palabras-. Incluso si moria, ¿qué relación tiene eso conmigo?! -Tras eso, ella le apartó la mano y lo miró fijo-. Si quieres consolarla, vete al hospital. Apartate de mi vista y no intentes acusarme de nada. Luego, decidió no perder más tiempo con él y subió rápido las escaleras.
Alejandro se quedó allí de pie unos segundos. Las palabras de la joven hicieron que se pusiera un poco nervioso, así que no pensó mucho y se dio vuelta para ir tras ella. Despues de subir, Victoria entró al baño. Queria lavarse el rostro y calmarse; sin embargo, acababa de pasar cuando Alejandro entró también. Cuando percibió la mezcla de aromas que él emitía y recordó lo que acababa de decir, se enfureció y se dio vuelta para mirarlo con furia.
-Vete.
Alejandro, no obstante, se acercó a ella y le dijo con seriedad:
-Calmate. Puedo explicártelo.
-¿Explicarme? -se burló-. Más bien, inventarás excusas. No quiero oír nada de eso, así que sal ahora mismo. ¡Quiero ducharme!
-Sé que te han acusado de manera injusta por lo que ha ocurrido esta noche. Te prometo que…
-¿Vas a salir o no?
Ella agarró un envase de gel de ducha y se la lanzó.
-¡Lárgate!
Alejandro seguía intentando explicarse, pero en ese momento estaba aturdido. Victoria nunca le había hablado con tanta dureza, por lo que se quedó donde estaba y la miró con seriedad. Entre tanto, curvó los labios en una linea severa y, a su vez, delató sus emociones. Victoria se quedo alli y lo miró de una manera penetrante, su expresión le decía que no queria volver a verlo. Tras un segundo de silencio, al final se dio vuelta y se marchó malhumorado.
Cuando se fue, Victoria sintió que se quedó sin energía y estuvo a punto de desplomarse en el suelo. Llegó hasta la pared para estabilizarse antes de apoyarse en ella y deslizarse lentamente hasta el suelo, luego cerró los ojos. Después del impulso de rabia que acababa de tener, quizás las palabras de Alejandro la habian alterado demasiado, por eso sintió marcos y náuseas en ese momento. -¿Náuscas?..
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Victoria abrió los ojos de repente, como si acabarà de recordar algo. «Oh, no. Mis emociones son tan inestables. ¿Perjudicará al bebé?“. También se había dado cuenta de que los últimos días perdia el control de su temperamento con más frecuencia. Siempre se decía a sí misma que mantener la calma, pero al final fracasaba; no sabía qué le sucedía. Victoria extendió la mano y se debía acarició el vientre.
-Cariño, ¿te asusté? Tranquilo, la próxima vez controlaré mis emociones.
Sin embargo, el mareo seguía resultándole insoportable, quizás porque estaba muy alterada. El suelo del baño estaba frio, así que lo soportó mientras se levantaba apoyándose en la pared. Acto seguido, caminó hasta el sofá y se sentó. Cuando se sintió mejor tras descansar un poco, se levantó por fin y se dirigió a lavarse; luego, se miró en el espejo. Notó que tenía los ojos enrojecidos y supo que ese dia se había alterado bastante. «No debo dejar que mis emociones vuelvan a descontrolarse». Se recompuso rápido antes de irse a la cama. Por otro lado, en el hospital, Claudia se sentía desconsolada.
-Deja de llorar. Te quedarás ciega si sigues llorando.
Desde que el médico le dijo que recibiría puntos en la frente y que le quedarian cicatrices, Claudia perdió el control de sus emociones y siguió llorando. Se acurrucó entre los brazos. entretanto se mostraba muy arrepentida. Si hubiera sabido que le quedarían cicatrices, no habría hecho algo asi. Solo pensaba caerse despacio, pero había calculado mal. No sabia que las escaleras estaban justo a su lado, así que cuando cayó, se golpeó la frente contra los escalones.
En ese instante, sintió un dolor punzante en toda la frente. Le dolió tanto que Claudia encorvó el cuerpo y estuvo a punto de desmayarse. Apenas vio sangre, se dio cuenta, por fin, de lo que habia sucedido. En ese momento, enfocó todo su odio en Victoria. Si no fuera por ella, no habría hecho algo así y no habria terminado herida. Cuando Claudia se imaginó una desagradable cicatriz en su delicada y bonita frente, no pudo soportarlo más. Estaba tan furiosa que agarró un objeto de la mesa y lo estrelló contra el suelo. Las personas que la consolaban a su lado se sorprendieron.
-¡Ay!
-¡Claudia!
En cuanto se dieron cuenta de lo que sucedía, se abalanzaron sobre ella para sujetarla.
-Cálmate o tus heridas podrían abrirse de nuevo.
Por supuesto, Claudia no escuchaba. Alejandro no estaba allí, de todos modos, asi que, ¿qué mejor momento que ese para desahogarse? Al pensar en él, se enfureció aún más. El hombre la habia abandonado tan pronto como la llevó al hospital, incluso después de saber que habia sutrido una herida tan grave. En cuanto a dónde había ido, ni siquiera tenía que adivinarlo. Por supuesto, se había ido con Victoria.
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