Capítulo 106

-¡Error al abrir!

-¡Error al abrir!

-¡Error al abrir!

La puerta inteligente empezó a fallar sin razón alguna gritando tres veces seguidas antes de bloquearse completamente.

Nerea se quedó pasmada, intentando girar la manija de la puerta otra vez, pero la pantalla mostraba: -Se activó el mecanismo de protección infantil, por favor, intenta de nuevo en una hora.

¿Mecanismo de protección? ¿Qué es eso? ¿Desde cuando existe esa función?

-Rom…

Ella instintivamente empezó a llamar a Roman, pero se detuvo a mitad de camino.

El hombre detrás de ella escuchó su llamado y se acercó rápidamente, -¿Qué sucede, señorita Nerea?

-… Parece que tu puerta tiene un problemita.

Roman echó un vistazo a la pantalla en inglés, -Debe ser que la dirección equivocada y activó el seguro para niños.

-¿Seguro para niños?

a Nerea giró la manija en la

Para evitar que los niños, por curiosidad, manejen la puerta y ocasionen accidentes, se creó ese dispositivo de protección. Cuando se activa, todas las demás funciones se bloquean temporalmente hasta que se cumple el tiempo establecido.

-Si no tienes niños, ¿para qué necesitas eso?

-Las casas de Mansión Acuática Imperial vienen todas con eso, incluida la de la señorita Nerea.

-¿Y ahora qué hacemos?

Roman: -Me temo que tendré que pedirle a la señorita Nerea que espere aquí una hora.

Nerea: … Definitivamente tuvo mala suerte hoy; cuanto más quería evitarlo, más terminaba enredada con él. ¡Y ahora estaba atrapada en su casa!

Roman miró la hora, -Voy a preparar algo de comer, ¿e gustaría quedarse a cenar, señorita Nerea?

-No, gracias, ¡no tengo hambre!

Nerea rechazó la oferta con un gesto.

-¿Quiere ver algo en la tele?

-No, gracias, ¡no me interesa!

Nerea negó nuevamente.

-¿Le gustaría tomar algo, señorita Nerea?

-No, gracias, ¡no quiero nada!

Nerea rechazó por tercera vez, y Roman, viendo su intención de mantener distancia, dijo fríamente, -Entonces, por favor, póngase cómoda, señorita Nerea. Si necesita algo, solo llámeme.

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Capitulo 106

Nerea observó cómo él se dirigía a la cocina, riendo por lo bajo. Qué hipócrita, pensó, si no hubiera visto ya su verdadera cara, casi se deja impresionar por su caballerosidad.

Había un banco en el recibidor donde Nerea decidió sentarse para esperar pacientemente que pasara la

hora.

Sin embargo, de la cocina empezó a emanar un aroma tan delicioso y tentador que fue directo a su estómago, haciendo que su barriga empezara a rugir de hambre. ¡Ese aroma era injusto!

Parecía tener… costillas en salsa agridulce, lubina a la plancha, ostras y cerdo al estilo antiguo con verduras, ¡todos sus platos favoritos!

Acababa de mudarse, estaba exhausta y no había comido nada antes de quedar atrapada alli. Al oler esa comida, se sintió como un lobo hambriento oliendo un hueso, su apetito se desató.

Ese Roman, era un verdadero demonio, ¿cómo se atrevía a atacarla con tal arsenal culinario?

No, tenía que resistir, no podía darle el gusto de verla derrotada.

Nerea cerró los ojos, intentando calmarse y repetía en su mente, -No tengo hambre, no tengo hambre, no quiero comer, no quiero comer, quiero comer, quiero comer, quiero comer, ¡comer, comer, comer!

Cuando se abrió la puerta de la cocina, el aroma que antes se filtraba sutilmente ahora la envolvia completamente, casi haciéndola sucumbir.

Al abrir un ojo, vio a Roman terminando de preparar los platos, exactamente como había imaginado. Aquellos platos, tan llenos de color y sabor, la transportaron instantáneamente a sus recuerdos en San Esteban.

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