Capítulo 116
-¡Quédate quieta!
Roman sujetó su muñeca y sacó un botiquín de primeros auxilios de la guantera.
-Te dije que no te metas.
El brazo herido de Nerea estaba firmemente agarrado por él, sin poder moverse, solo le quedaba la otra mano para empujarlo, pero justo cuando el coche pasaba por la caseta de peaje, frenó bruscamente, haciendo que ella se lanzara hacia él por inercia.
-Ah…
El delicado y suave cuerpo de Nerea cayó de repente en sus brazos, provocando un torbellino de emociones en Roman.
No pudo resistirse y la abrazo.
Un familiar aroma a pino invadió sus narices, acompañado de un fuerte latido desordenado de su corazón y una temperatura tan ardiente que casi lo derrite. En la mente de Nerea, rápidamente pasaron imágenes de él sacándola de la oscura tumba y de aguas frías.
Pero en un instante, la escena cambió a él eliminándola sin piedad en una audición, y justo antès, burlándose de ella por ser perseguida por fanáticos obsesivos.
Con estos cambios abruptos y caprichosos de actitud, ¿cuál es el verdadero Roman?
Engañar sus sentimientos, hacerla creer que era el amigo más confiable y especial de su vida aparte de su familia, para luego despertarla con un balde de agua fria. Después, volver a endulzarla con palabras bonitas, preocupándose por ella de manera hipócrita, como si la tratara bien o mal dependiendo de su humor sin importar lo que estuviera bien o mal. ¿Acaso la consideraba un juguete para entretenerse?
Pensando esto, abrió la boca y mordió fuertemente cerca de su clavicula.
La mordida, suave y húmedo, hizo que Roman se estremeciera como si recibiera una descarga eléctrica Sus oscuros ojos se dispersaron por un momento a causa del hormigueo, sin sentir el dolor de la mordida, solo apretó más sus brazos, queriendo hundirla más en su abrazo, tan profundo que pudiera
incrustarla en su cuerpo.
Nea…
Nerea lo mordió con fuerza como venganza, pensando que él reaccionaría con furia, empujándola y mostrando su verdadera cara feroz.
Sin embargo, él la agarró aún más fuerte, tan fuerte que ella no podía respirar, mientras acariciaba su espalda como consolando a un niño herido.
¡Ahem!
Este sinvergüenza, ¿quería asfixiarla?
Ella lo empujó con fuerza, solo para ver a Roman debajo con los ojos ligeramente cerrados y una sonrisa en sus labios. No había ni rastro de dolor o furia en su apuesto rostro, sino más bien un aire de disfrute y confort.
¿Estaba viendo cosas?
¿0 es que estaba tan enojado que perdió el control de sus expresiones?
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Capitulo 116
Roman lentamente abrió los ojos, con una sospechosa sonrisa en su rostro, -¿Te sientes mejor?
Ese tono de voz, entre cariñoso y complacido, no tenía nada que ver con furia.
Nerea se volteó, sin querer tratar con él.
¿Este hombre estaba hecho de acero o qué?
¿Cómo es que no reaccionaba después de ser mordido? No era de extrañar que cuando bloqueo aquella piedra que ella lanzó, nunca mencionó una palabra al respecto.
-Si ya no estás enojada, sería bueno sacar esas espinas. Si se dejan mucho tiempo, pueden infectarse
y supurar.
¿Supurar?
Al escuchar eso, Nerea se alarmó de inmediato.
Viendo que ella colocaba su brazo sobre el respaldo del asiento, quedándose quieta, Roman esbozó una sonrisa y abrió el botiquin, sacando unas pinzas pequeñas, yodo, algodón y unas vendas.
-¿Tú… puedes hacerlo?
Nerea observó sus movimientos ordenados y le preguntó con inseguridad. Roman levantó la vista, clavando sus ojos en ella, -Pronto sabrás si puedo o ho, Srta. Nerea.
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