Capítulo 120
-¿Qué estás haciendo?
Nerea levantó la vista, mirando a su alrededor con una mezcla de cautela y miedo, como si estuviera frente a un secuestrador.
Desde que se había subido al carro, él la había encerrado sin más ni más, y ahora la había atado al asiento, con planes de llevarla a un área remota cerca de Edimburgo para pasar la noche. Si eso no era actuar como un secuestrador, ¿entonces qué era?
Pensaba que los fans obsesivos ya éran bastante malos,
-Es peligroso hacer eso en la autopista, Srta. Nerea.
pero est
tipo erg aún peor!
-¡El peligroso eres tú! ¡Sueltame ya! Déjame en una estación de servicio y me voy por mi cuenta, si no, llamaré a mi tío y le diré que realmente me has secuestrado.
Roman la miró, un brillo burlón asomó en sus ojos, como quieras, pero… ¿realmente crees que Gerard aún te creeria?
Nerea sintió un escalofrio. Seguramente, pensaría que ella estaba haciendo otra de sus travesuras. ¡Esto la enfurecia!
que vi
Quería grabar la cara de malvado de Roman en ese momento y mostrársela a su tío, para su verdadera naturaleza.
Roman, ¿esto es una venganza? ¿Todo esto es porque te mordi?
-Estás pensando demasiado, Srta. Nerea.
Roman abrió su tableta electrónica y comenzó a revisar unos documentos con seriedad, ignorándola completamente.
Nerea, viendo que él la trataba como si no existiera, deseaba poder morderlo otra vez. Pero ahí estaba, atrapada en su carro, y como dice el dicho: a río revuelto, ganancia de pescadores…
Roman, si me dejas ir ahora, olvidaré todo esto. Desde ahora, cada quien por su lado, ¿te parece bien?
-Oye, ¿me estás escuchando?
-¡Si hace falta, te dejo que tú también me muerdas!
En su frustración, se arremangó y extendió su brazo hacia él.
La luz de la computadora iluminaba su piel suave, dándole un brillo precioso que capturó la atención de Roman.
Siguió la línea de su brazo hasta su cuello esbelto, pasando por su clavicula hasta detenerse en el contorno de su pecho, oscureciendo su mirada con deseo.
-Lo que mordiste no fue esto, Srta. Nerea.
¿Eh?
Nerea se quedó paralizada un momento, recordando la marca de dientes que había dejado en su clavícula… Seguramente, él no pensaría en morderla en el mismo lugar, ¿verdad?
¡Qué descarado!
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Capitulo 120
Había sido un accidente, no había pensado mucho en ello. Pero ahora, dejando una marca así, en un lugar tan íntimo, podria flevar a malentendidos. ¡No podía permitirlo!
Parece que él había rechazado su propuesta.
Hipócrita, secuestrador, mezquino….
Nerea apaciguaba su furia en silencio, forzándose a cerrar los ojos.
¿Solo una noche, verdad? Ya veria cómo, una vez pasada, encontraría la manera de vengarse de él.
El carro volvió a sumirse en un silencio que hacía tiempo no se sentia. Javier, curioso, le echó un vistazo por el espejo retrovisor y vio que Nerea se había quedado dormida. No era de extrañar…
Discutir hasta quedarse dormida, la Srta. Nerea era realmente un caso aparte. Y pensar que había sido una broma lo que desencadenó todo esto.
La verdad es que el presidente nunca había planeado llevarla a Edimburgo, simplemente queria alejarla de esos fans obsesivos.
Pero Nerea, por alguna razón, mencionó a Edern y no paró de elogiarlo, pisoteando sin querer los sentimientos de Roman, y así terminó en esta situación, por pura mala suerte.
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