Capítulo 152
¿De verdad?
La Srta. Nerea anoche estaba tan borracha, seguro que se sentia fatal. El jefe la adora tanto que, por más que quisiera, no habría pasado a la acción, ¿verdad?
Y con la increible capacidad de Roman, después de una noche ¿cómo podría la Srta. Nerea siquiera salir de la cama, y menos aún estar saltando y brincando como ahora?
En cuanto al olor extraño, no era necesario ir hasta el final para que un hombre… frente a la Srta. Nerea no estaria mal, pero estrictamente hablando, no pasó nada.
Pensando en esto, Javier, como si hubiera encontrado una prueba irrefutable, defendió a Roman con justicia, -Señorita Nerea, anoche bebió tanto licor fuerte que es posible que su sentido del olfato no funcione como siempre.
-¿De verdad?
Nerea, medio convencida, se rascó la cabeza, tratando de recordar si alguna vez había perdido el sentido del olfato después de emborracharse.
Javier asintió y, al mirar hacia la ventana con un aire de culpa, vio un cardo floreciendo y se le ocurrió una idea, ¡Ya sé!
Nerea saltó del susto, -¿Qué sabes?
—¡Ya sé de dónde sale ese olor, Srta. Nerea! Mire, justo afuera de la ventana hay un cardo.
-¿Cardo?- Nerea miró hacia las densas y pequeñas flores en forma de óvalo afuera, -¿Qué tiene que
ver con ese olar?
-¿No lo sabes, Srta. Nerea? El cardo es la flor de Edimburgo, también conocido como flor de la pasión. Significa que su aroma y el de un hombre…
Antes de que terminara, Nerea ya se había enojado, arrebatándole la caja de regalo de las manos y cerrándole la puerta en las narices.
El sonido frío de la puerta cerrándose y sus palabras de desdén lo alcanzaron.
-¡Sinvergüenza!
-¡lgual que tu jefe!
Javier: –Señorita Nerea, eso no es justo. ¡Mi jefe es mucho más sinvergüenza que yo!
Todo tenía una explicación razonable. Nerea, tranquila, abrió la caja de regalo y vio que dentro había un conjunto completo de ropa nueva, ordenadamente doblada, desde el sostén hasta las bragas, ¡era un detalle increíblemente atento!
Cuando se puso el vestido blanco con detalles en lazo y estampado floral, se miró coqueta en el espejo, girando dos veces. Se vela etérea y deseable, el vestido no solo era hermoso sino que también le quedaba perfecto. Incluso el lazo de encaje que venía con él cubría perfectamente las marcas. Se preguntó quién tendría tan buen gusto…
Justo entonces, recordó las palabras de Javier.
El jefe le pidió que la despertara y le trajera ropa para cambiar.
¿Esta ropa… Roman la habría escogido para ella?
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MCapitulo 152
De repente se llevó una mano al pecho. ¿Cómo sabia las medidas de su cuerpo, especialmente la talla de su sostén?
Eso no podía ser una coincidencia. Debía haber sido el personal de la familia Sanz quien la preparó, solo poniendo su nombre, ¿verdad? Pero el personal de la familla Sanz tampoco sabría sus tallas.
En la planta baja, en la cocina.
Laureano entró bostezando a la cocina y se sorprendió al ver a Roman concentrado y el desayuno ricamente variado y estéticamente dispuesto sobre la cocina.
-¡Vaya! Roman, no tenía idea de que supieras cocinar Y parece que lo haces increiblemente bien, ¿cómo es que nunca te hemos visto cocinar antes?
-Hoy te has metido a la cocina de forma excepcional, seguro es por Nerea, ¿eh?
-Vaya, vaya, el mismísimo presidente del Grupo Dazz con el poder de decisión sobre cientos de miles de personas, dispuesto a ponerse a cocinar por una muchachita. ¿Quién lo creeria si lo contamos?
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