Capítulo 235
El rostro diminuto de Nerea se tiñó de rojo a una velocidad visible a simple vista, pareciendo un durazno jugoso ́listo para ser cosechado, con un delicado tono rosa brillando a través de su blanca piel, mientras que sus claros ojos ámbar centelleaban con un brillo de pánico e incredulidad.
Roman no podía apartar la vista de su hermosa cara enrojecida por la timidez, sabiendo que palabras como esas la habrían asustado enormemente, pues ella era inocente en estos asuntos. Sin embargo, no podía controlar las locas ideas y deseos que bullian dentro de él, incluso más atrevidos que los de
James.
-Dafne, cuánto extraño aquellos días juntos…
-Con solo seguirte a distancia, viéndote reír y jugar me sentía contento, no como estos últimos cinco años, buscándote sin descanso, soñando contigo cada noche, pero despertando a la nada, torturado por un anhelo extremo, viéndote incluso en mis ilusiones. ¿Sabes cuánto he sufrido?
Al decir esto, un brillo distorsionado pasó por sus oscuros ojos, algo que Nerea no notó, aún perpleja por las palabras que él había dirigido hacia ella…
Aunque esas palabras estuvieran en el original, ¿debería realmente decirlas? ¡Qué depravado! ¡Qué indecente! ¡Qué falta de vergüenza, diciendo que sabría mantener la compostura!
¡Dafne!
Movido por sus emociones, Roman la abrazó fuertemente.
El súbito abrazo sorprendió a Nerea, haciendo que sus cubiertos cayeran de sus manos. Sintiendo el calor que emanaba del torso de Roman, se vio arrastrada de nuevo a la escena, intentando empujarlo.
-Ya no necesito este dolor, ni seguir amándote en silencio sin respuesta. ¡Te quiero para mí, completamente!
Dijo él, intentando desgarrar la ropa de ella. Nerea, alarmada, recordó que en el guion, Dafne le daba una fuerte bofetada a James.
Pero enfrentándose a ese rostro tan hermoso, simplemente no podía hacerlo, optando por morder el brazo con el que él intentaba someterla.
Al morder su brazo, no se atrevió a soltarlo.
Con sus dientes blancos y perfectos apenas marcando su piel, y sus labios húmedos y suaves más parecían acariciar que morder.
Roman casi pierde la razón ante aquel gesto involuntariamente seductor, con pensamientos locos cruzando por su mente, hasta que ella pronunció su línea, deteniendo al demonio que llevaba por
dentro.
¡James, ni lo intentes!
-¿Y por qué no? ¡Fuiste tú quien me traicionó primero
Al ver a Roman mirándola con rabia, completamente a la defensiva, un furor nació en Jo más profundo de su ser. -¿De qué tienes miedo? ¿Temor de que realmente te viole y ya no puedas ser pura para Samson?
¿Eh?
Nerea se quedó perpleja, sacada de la escena una vez más.
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Capitulo 235
Todo iba bien, ¿por qué de repente cambió a William por Samson? Ella ya estaba completamente inmersa en el papel, no necesitaba ese tipo de método para conectarse.
-Demasiado tarde para eso.
-¿Qué?
Roman la levantó de un tirón, colocándola frente a la inmensa ventana del piso, -Mira, ¿quién está allá
abajo?
Debajo del rascacielos, una fila de conocidos autos negros se estacionaron uno tras otro en la calle, y de entre ellos salieron dos asesinos marcados con el distintivo símbolo de Plutón en el cuello, custodiando a una persona… ¿William?
-William!
-Ah
Justo cuando pronunció su nombre, sintió una mano apretando su cuello.
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