Capítulo 341

Llegando a casa, Nerea subió a su habitación después de cenar en un estado de ánimo sombrío. Con.

un gesto de enfado, sacó su celular y exclamó, -¡Rayos!

Ese Roman, casi las once y aún no devolvía la llamada. Si se atrevía a colgar de nuevo….

-¿Nerea, qué sucede?

o su tono de voz era frio y distante, como si estuviera ocupado y no quisiera

Esta vez no colgó, pero atenderla.

-¿No viste las llamadas que te hice, Roman?

-Estaba muy ocupado, no me fije.

-¿Todavia estás ocupado?- Nerea frunció el ceño, su voz se tiñó de reproche, -¿Has estado trabajando todo el día, aún estás en la oficina?

-Estoy en un avión.

-¿En un avión? ¿Cómo que en un avión?

-Voy a ver… a una persona muy importante.

¡Ah bueno!

Al escuchar eso, Nerea sintió como un fuego de furia se encendía en su interior. Todo el día sin

buscarla, sin devolverle las llamadas, y ahora quería ver a ‘una persona muy importante’. ¡Que se vaya a verla y no vuelva!

Roman le preguntó, -¿Qué pasa?

-¡Nada!

Le respondió ella con enfado.

-¿En serio?

-Claro que sí, ve y encuentrate con ella. ¡Yo cuelgo….

Antes de que pudiera colgar, escuchó la risa contenida de Roman, seguido de una voz profunda y atractiva.

¿Él se estaba riendo de ella?

¿Acaso se alegraba de que ella estuviera molesta?

-¿Por qué quieres rasgar las cortinas?

No es asunto tuyo,

son las

Nerea miró las cortinas de encaje que ya había comenzado a desgarrar, -¡No es

cortinas de mi casa, no las tuyas…!

Espera, ¿cómo sabía él que estaba rasgando las cortinas?

Giró su cabeza hacia la ventana y de inmediato vio a alguien afuera.

La noche era un manto sereno, y el suave resplandor de la luna se filtraba a través de las nubes, proyectando manchas de luz sobre un hombre de postura elegante y figura esbelta debajo de un árbol frondoso junto al Lago Sereno.

12.11

Capitulo 341

Vestia un abrigo oscuro y elegante que se movía suavemente con la brisa.

En ese momento, miraba hacia arriba con su celular en mano. La luz de la luna y la oscuridad se mezclaban, resaltando su rostro ya de por si atractivo con una profundidad impresionante, especialmente el brillo en sus ojos, oscuro y profundo como un torbellino que amenazaba con arrastrarla.

¿Roman?

¿Cómo es que estaba en el jardín trasero?

Pensó que estaba en un avión, yendo a ver a esa persona importante…

-Nerea, te extrañé mucho.

Roman la miraba desde abajo, su mirada ardiente brillaba más que la luna en el cielo.

-¡Yo también te extrañé!

Sin pensarlo, Nerea soltó su celular y corrió escaleras abajo.

-¿Señorita?

En la entrada, chocó con Laura.

-¡Laura, lo siento!

-Señorita, ¿adónde va a estas horas?

-¡Voy al jardín trasero a disfrutar de las flores!

-¿Disfrutar de las flores? Con esta oscuridad, ¿qué va a ver? ¿Quiere que encienda las luces del jardin?

-¡No, por favor, no!

-El clima está frío, debería abrigarse antes de salir…

Entre la densa niebla y el rocio, el jardin trasero estaba lleno de colores vibrantes. Nerea bajó corriendo, como una mariposa volando hacia la flor más hermosa.

-¡Roman!

-Mi vida.

Roman la abrazó fuertemente, inclinándose para inhalar su dulce fragancia, disipando el intenso an

de todo el día.

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