Capítulo 397

¡Tio, suéltame ya, déjame ir a jugar con Nerea!

Neo pataleaba con sus cortas piernas, luchando con todas sus fuerzas, mientras Roman fruncía el ceño, su tono de voz era frio como el hielo, -Desde ahora, no le llames más Nerea.

-¿Entonces cómo le llamo?

-Tu tia.

-¿Qué?- Los ojos de Neo se abrieron como platos, y con el rostro desencajado empezó a llorar, -¡No! ¡Eres un malvado que me robó a mi Nerea!

-Nerea me prometió que cuando crezca iba a ser mi esposa.

-¡Zas!

¡Ay! ¡Mamá, el tio me pego!

Le robó a su esposa y encima le pegó, jel tío Roman fue un villano!

Elisa se tapaba la boca para no reirse, mientras Laureano se acercaba y pellizcaba las regordetas mejillas de Neo, –Definitivamente el sobrino sale al tio, incluso en los gustos.

Neo protesto, -Yo fui el primero en fijarse en Nerea, imi tio me la robo!

-¿Estás seguro?- Laureano levantó una ceja, -Por lo que sé, tu tío le gustaba Nerea antes de que tú nacieras.

-¡Mentira!

Elisa intervino, -Roman, ¿no le dijiste a Nere que ibamos a venir?

-No.

Habían querido darle una sorpresa, pero terminó sorprendiéndose a sí mismo.

Si lo hubiera sabido, nunca les habría permitido venir.

-Chico, deberias haber avisado, ahora Nere debe estar sintiéndose super incómoda.

-No te preocupes, vayan al salón,

-Está bien.

Elisa se llevó a un Neo reacio, y poco después, Nerea apareció, mordiéndose el labio y vestida con un lindo vestidito amarillo pastel, volviendo a su apariencia normal.

Laureano la rodeó, asombrado, -Nerea, ¿qué hiciste ahí adentro? ¡Cambiaste de personalidad en segundos!

Roman, qué suertudo eres, tener una novia y disfrutar de tantas facetas….

Su insinuación hizo que Nerea, ya roja de vergüenza, bajara aún más la cabeza.

Roman, pensando en sus cambios, sonrió con complicidad. Cada faceta de ella le era irresistible.

Si a ella le gustaba, de ahora en adelante le compraria todo tipo de ‘ropitas, para que cada noche le modelara una diferente

-Pero, hablando en serio, Nerea…

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Capitulo 397

Laureano, volviendo en sí después de su sorpresa, retomó un tema pendiente.

-Cuando estabas en la Mansión Sanz, no podías ni ver a Roman, ¿y ahora caiste tan rápido?

-Incluso te pusiste ese atuendo tan…

-¡Cof!

Nerea, incómoda, tosió para interrumpirlo.

-Vaya, nunca pensé ver este día.

Cuando ella se fue de la Mansión Sanz con Samson, nada de lo que él dijera la hacia cambiar de opinión, ni siquiera miraba a Roman, y Laureano lo recordaba muy bien, anotado en su lista de agravios, ese momento triste, peor que un desamor propio.

-Romi…

Nerea, ya mortificada por las burlas, se acercó a Roman y tiró de su camisa, buscando consuelo. La mirada de Roman se volvió fría y directa hacia Laureano, -Cállate.

Laureano se quedó desconcertado.

-¿Qué pasa, Roman? ¿Ya no te acuerdas quién estuvo de tu lado? ¡Estoy defendiéndote!

Nerea, mordiéndose el labio, miró a Roman, -Romi, vamos a buscar a la hermana, ¿sí?

-Está bien.

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