Capítulo 423
-Rom, ¿puedes entender lo que digo?
Asintió con la cabeza, y Joaquin, con el corazón encogido pero a la vez aliviado, lo abrazo fuertemente. -No te preocupes, lo importante es que estés bien…
-Mi nieto, quédate tranquilo, me encargaré de vengarte. Aquellos que te hicieron daño, les haré pagar el triple.
-¿Qué te parece si de ahora en adelante vives con tu abuelo? Haré todo lo posible por darte lo mejor, y compensarte por todo el resto de mi vida.
-Acabas de despertar, debes estar sediento, ¿hambriento tal vez? Dime qué quieres comer y le diré a alguien que lo prepare.
Joaquin habló largo rato, pero al no recibir respuesta, le pasó papel y lápiz.
-Si todavía no quieres hablar, ¿podrías escribirlo?
¿Te parece bien?
Roman tomó el papel y el lápiz, y tras un largo rato sin escribir una palabra, dibujó una niña tierna y encantadora, como sacada de un comic.
En el sur de Londres, en los Complejos Lago Sereno.
Cuando Gerard apareció en casa de los Carris con Nerea, su carita estaba negra y cubierta de hollin, todos se llevaron un susto.
-¿Qué pasó? Gerard, Nere, ¿parecen como si acabaran de escapar de una mina de carbón?
-Nere, ¿qué te pasó con el color?
-Nere, ¿quién te dejó así?!
Amancio y Miguel se lanzaron hacia ella, preocupados, preguntándole por todos lados.
Los inocentes ojos ámbar de Nerea giraron nerviosos, lanzando miradas furtivas hacia su tío. Gerard, que se había contenido durante todo el camino con la idea de reprenderla al llegar, aún no ha dicho nada cuando sintió como la pequeña le acariciaba la mano y con orgullo proclamaba ante la familia, ¡Papa, mamá, mi tio es un gran héroe!
Gerard: -¿?
-Amo y admiro mucho a mi tio! ¡Él es el mejor!
Gerard:
Su furia se desvaneció con unas cuantas caricias y palabras dulces.
Entre la resignación y el cariño, limpió la carita ensuciada por el humo de Nerea. -Pequeña traviesa, si vuelves a hacer algo así, el tio tendrá que castigarte
¡Está bien!
-Antes de salvar a otros, tienes que asegurarte de estar a salvo y saber si tienes la fuerza para ha -¡S!
hacerlo.
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10.02
Capitulo 423
Por la noche, Nerea yacía bajo su dosel de princesa, abrazando su gato Kitty, parpadeando mientras miraba las brillantes estrellas afuera, preguntándose cómo estaría el chico del incendio, si ya había despertado, si aún le dolian sus heridas….
Bajo el mismo cielo estrellado, Roman abrazaba fuertemente una navaja, imaginando el dulce rostro de su pequeña salvadora, y poco a poco se dejaba llevar hacia el mundo de los sueños.
En su sueño, veia a sus padres alejándose de él de la mano; corría tras ellos, pero nunca lograba alcanzarlos, hasta que finalmente caía al suelo.
-Ja, ja, ja, sigue corriendo… sigue intentandolo….
aé
Fernanda se acercaba a él con una antorcha en la mano, riéndose como un demonio grotesco, gritando que iba a quemarlo vivo.
Atormentado y gritando, nadie parecía escucharlo. Justo cuando la antorcha estaba a punto de ser lanzada, la pequeña descendió del cielo como un ángel, apuñaló al demonio y le extendió la mano sonriendo.
-No tengas miedo, vine a salvarte.
Gracias, gracias…
Por primera vez, intento con todas sus fuerzas hacer un sonido, temeroso de que ella se f
fuera sin recibir respuesta, pero ella, sin importarle, tomó su mano y juntos, bajo el sol, corrieron y jugaron felices. Joaquín, preocupado por si su nieto tendría pesadillas al dormir solo, entró sigilosamente a su habitación a medianoche. Sin embargo, encontró a Roman con una leve sonrisa, durmiendo tranquilo, como si estuviera teniendo un hermoso sueño, su expresión era idéntica a cuando dibujaba durante el
dia.
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