Capítulo 448
Nerea se echó a reír por dentro, de una manera tan absurda que ni ella misma podía creer.
Para ella, era claro como el agua: aunque todo el mundo le diera la espalda, Sam y Amapola jamás lo harían.
¿Qué estaba pensando esa imitadora?
Parece que, como no pudo seguirle los pasos en la misma universidad, ni continuar imitándola, ahora estaba buscando otras formas de hacerle la vida imposible.
Si tanto deseaba verla sufrir, entonces iba a darle ese gusto.
Actuó.
-¿Qué dijiste? Eso es imposible, no puede ser…
Retrocedió tambaleante, como si hubiese recibido un golpe devastador, negando con incredulidad mientras cubría su rostro entre lágrimas, -Sam nunca me seria infiel con Amapola, si ellos me traicionan… entonces ya no me queda nada por hacer.
Isabella no esperaba una reacción tan intensa, el pensamiento suicida la dejó sin palabras.
Javier tampoco podía creerlo.
Al parecer, Nerea y el jefe eran cortados por la misma tijera, capaces de darlo todo por amor, incluso la vida.
-Ja…
Desde el Rolls–Royce, la risa autodespreciativa y ronca del hombre resonaba, sombría y aterradora, como si estuviese atrapado en la profundidad de un abismo sin fondo, emanando una desesperación palpable.
¿Qué estaba esperando?
Durante esos largos años, no había sido más que un loco, atrapado en su oscuro delirio, viviendo una utopía diurna que él mismo había tejido.
Su mundo ya no tenia espacio para él.
-Amapola, ¡tengo buenas noticias, excelentes noticias!
-Acabo de recibir una llamada de Astro, ¡El Sr. Roman quiere encontrarse contigo en la Torre Gemela del Dazz!
-¿Cuándo te has codeado con semejante pez gordo y ni siquiera me lo has contado? Marcela, su agente, irrumpió en el vestuario con una sonrisa de oreja a oreja preguntando a Amapola, quien se quedó boquiabierta y confundida, -¿El Sr. Roman?
11:11
El único heredero del conglomerado Dazz, el jefe oculto de Astro, el multimillonario más joven de Londres, ¿Roman?
Recuerda haberlo visto sólo cuando era una niña y luego en la fiesta de adultez de Nerea, él era alto y apuesto, su presencia la cautivó al instante, pero… siempre parecia fijarse en Nerea, tanto en la infancia como ya de adultos. ¿Por qué buscarla a ella de repente?
-Si, Amapola, realmente tienes habilidad.
La sorpresa en los ojos de Amapola se desvaneció, dejando paso a una excitación secreta.
Roman estaba en la cima de la pirámide empresarial de Londres, y si ella lograba acercarse a él, podría finalmente deshacerse de su estigma de hija adoptiva de los Carris, convirtiéndose en alguien incluso inalcanzable para Nerea, la hija de la familia adinerada…
Esa noche, se arreglo cuidadosamente y fue escoltada por el personal hasta la oficina del presidente en el piso sesenta y seis de la Torre Gemela del Dazz.
Al ver la figura masculina parcialmente iluminada por la luz tenue detrás de los amplios ventanales, su corazón empezó a latir fuertemente, nerviosa antes de poder decir una palabra, fue interrumpida por una voz baja y fría que le heló la sangre
-Aléjate de Samson.
¿Qué?
Su rostro palideció y sus piernas flaquearon.
¿Cómo sabía lo suyo con Samson? Habían mantenido su relación en secreto, impecablemente oculta de ojos curiosos.
¿Acaso había investigado especialmente para saberlo, todo por Nerea?
Entonces, ¿por qué no simplemente informar a Nerea y exponerlos, en lugar de citarla alli para darle una orden de la que no podía escapar?
Javier, observando desde afuera cómo Amapola entraba, suspiró profundamente.
El jefe, sin duda, estaba locamente enamorado de Nerea.
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