Capítulo 474
En las afueras de Londres, en un rincón tranquilo y silencioso, rodeado de pinos y cipreses, se ergula una tumba cuidadosamente mantenida. En la lápida se lel–Expos Carlos, Esposa Claudia Amor eterno, juntos para siempre.
Roman coloco suavemente un ramo de no me olvides rosados frente a la tumbia
Los flores, con sus delicados tallos y pétalos ovalados, se balanceaban en el viento, sus hojas aún cubiertos con el roclo de la mañana
Miró la foto de sus padres en la lápida, abrazados y sonrientes, mientras sus propias pestañas discurecian sus ojos, sombreados por la tristeza.
Las no–me–olides eren las flores favoritas de su madre, y lo único que su padre Bevaba consigo el dia que partió.
De niño, no entendia por qué su padre cambió totalmente después de la muerte de su madre.
Fumando, bebiendo, viviendo en un torbellino de confusión y nunca regresando a casa sobrio, parecía haberlo olvidado por completo.
Penso que ya no le amaba.
Hasta que conoció a Nea
Entonces comprendió que el corazón de su padre se había ido con su madre y que cada día solo en este mundo era como wir sin alma, soportando una cruel tortura. El esfuerza de seguir adelante por seis meses fue su forma de mostrar amor, pero al final, simplemente no pudo más
Nerea, viendo su rostro lleno de tristeza, como atrapado en un recuerdo doloroso y lejano, pretó au mano fuertemente.
Papá, mama, soy Nerea, la amada de Roman
-Mañana nos casaremos, y esperamos recibir su bendición.
-Aunque ustedes se fueron cuando Roman era muy joven, él ha crecido sano y seguro. Pero ahom, ya no estará solo. Estare con él siempre, amindolo, cuidandole, devolviendole todo el amor que ha perdido estos años, y haciéndolo el niño alegre y lleno de vida que ustedes recuerdan ¡Créme
Las pequeñas y delicadas manos de la chica eran calidas y llenas de fuerza, infundendole vida.
Roman la miró, brillando con una luz propia, apretando sus puños rosados con determinación, y las comisuras de sus labios no pudieron evitar levantarse.
Cerro los ojos y beso la mano de ella, su cuerpo estremeciéndose ligeramente
-Papa, mama, no se preocupen, ahora tengo un ángel que me ama.
9 de diciembre.
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La luz del amanecer se fitraba a través de las ventanas talladas, iluminando a la chica vestida con un deslumbrante vestido de novia sin hombros.
Su cabello, largo y oscuro, estaba recogido, dejando caer unos mechones juguetones, enmarcando su rostro radiante y seductor.
Un velo de encaje decorado con pequeños diamantes cubría su cuello largo y esbelto, complementado por una pulsera de esmeralda en su muñec
El vestido, adomado con patrones complejos y elegantes, dibujaba la curvatura de su espalda y cintura, mientras que la falda, bordada con brillantes, se esparcia sobre el suelo como un manto de luna, deslumbrante y eléreo.
-Dios milo, señorita Nerea, jesta usted radiante!
Puedo decir sin exagerar que es la novia más hermosa que he visto en mi carrera, exclamó la estilista, admirando su trabajo
Nerea, mirándose en el espejo, quedó fascinada.
Habis soñado muchas veces con este momento, pero la realidad superaba todas sus fantasias, especialmente al pensar que pronto, Roman estaria a su lado, en una escena de puro romanticismo.
-Guau!
-¡Ah, Nerea, estás increíblemente hermosa!
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