Capítulo 483
Sara acababa de alejarse cuando un hombre calvo de mediana edad, que había estado echándole ojo desde hace un rato, vio su oportunidad y se acercó con su copa de vino en mano y el estómago prominente por delante.
-Gran estrella, ¿qué hace aqui bebiendo a solas?
-Estoy aburrido, ¿por qué no charlamos? Soy un fan tuyo de los de verdad.
Isabella, borracha, giró la cara y se encontró con una sonrisa lasciva en una cara gorda y calva. Después de tantos años en el medio, pudo ver de inmediato qué pretendía. El alcohol agudizó su disgusto y, sin pensarlo, le lanzó su copa de vino, -¡Lárgate!
-Tú…
Con un ‘splash‘, la ropa del hombre calvo quedó empapada. Se levantó furioso, a punto de abofetearla, cuando la vio desplomarse sobre la barra. -¡Zorra! ¡Deja de fingir y levántate!
La agarró del cuello de la camisa, pero al ver que no reaccionaba, como si realmente estuviera inconsciente, una lujuria repugnante brotó de sus
ojos.
Solo quería acercarse y dejarle su número, pensando que, con su dinero y poder, no había estrella que no se le lanzara.
Pero ahora, rechazado y empapado en vino, pensó que si ella había sido la primera en atacar, entonces no tenía por qué ser amable. Miró a su alrededor, asegurándose de que nadie prestaba atención, y cuidadosamente la llevó hacia el hotel.
-¡Bleh!
En la cama grande del hotel, bajo la luz cegadora de una lámpara de cristal y con el alcohol quemando su estómago, Isabella se despertó con náuseas, intentando vomitar, solo para ver frente a ella a un calvo de mediana edad, desnudándose, mientras ella yacía sobre sábanas blancas.
-¡Ah!
Gritó, agarrando la manta a su lado, ya más sobria.
El hombre se giró hacia ella con una sonrisa lasciva, -¿Ya despertaste, linda?
-¿Quién eres tú?
-¡Soy quien te hará feliz!
Se lanzó sobre ella, su tamaño y mirada lasciva la aterraron.
-¡Fuera, lárgate!
En su desesperada resistencia, sacó su celular, intentando llamar a alguien, pero el calvo se lo arrebató y lo lanzó bajo la cama.
-No te resistas, linda. Sigue a tu daddy Enrique y te prometo que tendrás todo lo que quieras.
Con su enorme peso sobre ella, Isabella no pudo resistirse.
Llorosa y desesperada, luchaba por liberarse cuando sonó el teléfono.
Nerea estaba explicando un procedimiento a su equipo cuando vio que ‘Isabella‘ llamaba. ¿Por qué llamó de repente, después de tanto tiempo sin hablarse?
Casi cuelga, pero algo la hizo aceptar la llamada.
-¿Hola?
Inmediatamente, el sonido de una bofetada resonó al otro lado.
-Maldita, ¿te atreves a morderme? ¡Parece que quieres morir!
-¡Me diste la oportunidad y la despreciaste, ingrata ¡Ya que no lo aprecias, vamos directo al castigo!
-¡Déjame, auxilio, auxilio!
Entre insultos, súplicas y el sonido de tela rasgándose, Nerea supo exactamente qué estaba pasando, y sus ojos se estrecharon, lista para
actuar.
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