Tras mi renuncia el CEO luchó por mi amor por Isa Melodía
Tras mi renuncia el CEO luchó por mi amor Capítulo 28

Capítulo28 ¿Sabe todo el señor Méndez?

En el hospital Flora, después de completar los procedimientos de admisión, Ximena y Simona regresaron a la habitación.

Manuela había sido sedada y se encontraba pálida en la cama.

Alejandro, con un rostro oscurecido por la culpabilidad, miraba preocupado a

Manuela.

Ximena contenía el dolor en su corazón se acercó con calma sosteniendo la carpeta médica y dijo: -Señor Méndez, todo está listo.

Alejandro no respondió inmediatamente: -Pregunta a Eduardo si encontró el expediente de Manuela..

Ximena obedeció, se dio la vuelta y salió de la habitación junto a Simona.

Después de marcar el número de Eduardo, Ximena transmitió fielmente el mensaje de Alejandro.

Eduardo guardó silencio en la llamada durante unos segundos y luego dijo: -Ella sufrió un trauma psicológico grave en su infancia, ha estado viendo a un psicólogo y tomando medicamentos psiquiátricos. Preguntamos al antiguo director, pero él no sabía nada al respecto. Estoy a punto de contactar al subdirector.

Después de colgar, Simona frunció el ceño.

-Su historia suena aterradora, pero ¿no crees que debería haber mostrado algún sintoma antes?

Ximena guardó su teléfono en su bolso.

-Los expedientes médicos no pueden ser falsificados.

Simona respondió: -Sí, eso es cierto, pero sigo sintiendo que algo es extraño.

Ximena preguntó: -¿Nunca la viste tomar sus medicamentos?

Simona respondió: -No me he fijado. La próxima vez que vuelva a la oficina, la observaré mejor.

Sentía la sensación de que algo no cuadraba con Manuela.

Después de informar a Alejandro sobre lo que dijo Eduardo, Ximena y Simonal dejaron el hospital para ir a comer.

Sin embargo, en cuanto entraron al restaurante, Ximena olió un fuerte olor a

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grasa y no pudo evitar sentir náuseas, se tapó la boca y salió corriendo.

Simona se sorprendió y salió corriendo tras ella.

Viendo a Ximena vomitar a un lado, Simona se quedó con la boca abierta.

-Ximena, no estarás… ¿verdad?

Ximena se apresuró a explicar: ¡No, no es eso! ¡Estás pensando demasiado!

Simona levantó una ceja.

Ni siquiera he mencionado qué es. ¿Por qué te apresuras a explicar?

Simona agarró el brazo de Ximena.

No expliques ahora, ¡vamos al hospital!

Ximena se liberó rápidamente del agarre de Simona.

-¡No!

Simona dijo: -Entonces cuéntamelo sinceramente.

Ximena suspiró, sabía que resistirse no tenía sentido.

Para evitar problemas innecesarios, Ximena confesó: -Estoy embarazada.

No tenía miedo de que Simona revelara el secreto; después de todo, se conocían desde hacía siete años y confiaba en su carácter.

Simona entró en shock.

-¿Del Señor Méndez? ¿El lo sabe?

Ximena negó con la cabeza: -Aún no se lo he dicho, así que no digas nada.

Simona preguntó: -¿Y ahora qué haremos? La atención del Señor Méndez está completamente centrada en Manuela.

Ximena sonrió para ocultar la amargura en sus ojos.

-Vamos paso a paso.

Después de manejar las contrataciones de la tarde, Ximena recibió una notificación de Eduardo en la que se le pedía que fuera a ayudar a Alejandro a preparar la cena.

Al subir al coche, le dijo al conductor:

Señor, vamos al hotel Flora.

El conductor levantó la vista del espejo retrovisor mientras Ximena miraba su

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teléfono, cerró las puertas con seguro y puso en marcha el automóvil.

Luego de alrededor de veinte minutos, Ximena finalmente levantó la cabeza después de revisar los documentos en su teléfono, se dio cuenta de que el camino se estaba volviendo cada vez más remoto. Se dio cuenta de que algo no estaba bien y su corazón dio dos latidos fuertes. Miró hacia arriba y se encontró con la mirada sombría del conductor en el espejo retrovisor.

Ximena se mantuvo tranquila y fingió tranquilidad.

La vista nocturna de Flora es realmente hermosa. El conductor respondió con un “Hmm” sin mucha emoción. Ximena intentó tranquilizarse y revisó la navegación para ver la ruta. No pasó mucho tiempo antes de que se diera cuental de que su posición actual, estaba dirigida en la dirección opuesta al hotel.

Mientras intentaba comprender la situación, Ximena empezó a preguntarse quién podría estar detrás de esto. No tenía amigos ni enemigos en Flora. Excepto de las secretarias a las que había molestado hoy, pero no creía que se atrevieran a hacer algo tan sucio. Entonces, solo quedaba Santiago. ¿Acaso pensaba que, si no podía llegar a Alejandro iría por ella? a

Ximena tomó una profunda bocanada de aire y abrió la conversación con Alejandro en su teléfono.

-Señor Méndez, me secuestraron.

Mientras tanto, en el Hospital Central Flora, Manuela, que ya se había

despertado, le estaba hablando a Alejandro con los ojos enrojecidos.

-Alejo, lo siento, te oculté algunas cosas–Alejandro estaba sentado en el sofá, con una expresión tranquila–Lo importante es que estás bien.

-Alejo, ¿puedo pedirte algo? -preguntó Manuela con tristeza en su voz.

Alejandro frunció el ceño ligeramente.

-Dime.

Manuela mordió su labio.

-¿Podrías dejar de entrometerte en cosas sobre mis traumas de infancia?

Alejandro no respondió de inmediato. Sentía que la personalidad actual de Manuela era completamente diferente a la niña que había conocido, y estaba seguro de que algo había sucedido. Si ella había sido maltratada, definitivamente se aseguraría de que se hiciera justicia.

Alejandro aflojó su corbata y su tono se volvió muy indiferente.

-Dejaremos eso atrás.

Justo en ese momento, su teléfono sonó y vio un mensaje que cambió su expresión a una e frialdad instantánea. Respondió rápidamente: -Ubicación. 2

Ximena compartió su ubicación poco después. Con el mensaje en mano, Alejandro se puso en pie con una respiración helada y profunda.

Manuela, sintiendo que algo estaba mal, se incorporó lentamente.

Alejo, ¿qué pasa?

Alejandro dio unos pasos rápidos hacia la puerta de la habitación, arrojando unas palabras antes de salir: -Descansa.

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Capítulo29 ¡Alejandro que malvado eres!