Tras mi renuncia el CEO luchó por mi amor por Isa Melodía
Tras mi renuncia el CEO luchó por mi amor Capítulo 69

Capítulo69 Vengo a acompañarte

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Ximena y Simona se miraron y se dirigieron hacia el reservado sin tener la

costumbre de escuchar conversaciones ajenas. Sin embargo, apenas habían dado unos pasos cuando las palabras de Alejandro las detuvieron en seco.

-¿Estás embarazada?

La voz ronca de Alejandro resonó con asombro. Manuela asintió con aparente inocencia.

-Tengo un mes, Alejo. No quiero usar el bebé para presionarte a comprometerte conmigo. Si no me quieres, puedo abortar.

-No es necesario -respondió el hombre con frialdad.

Ximena sintió que un cubo de hielo le caía encima al escuchar esas palabras. ¿ Acaso Alejandro planeaba aceptar al bebé que Manuela llevaba en su vientre? Simona la miró con preocupación y dijo:

-Xime…

Ximena, con las pestañas temblando, respondió:

-Vamos…

Simona la tomó de la mano y se dirigieron hacia la puerta. Sin embargo, Ximena inhaló profundamente y decidió en el último momento:

-No, vayamos al reservado y comamos.

Una vez dentro del reservado, Ximena se sentó en silencio, sus manos inconscientemente acariciando su vientre, sintiendo un dolor agudo en su corazón. Por un momento, lamentó profundamente haber concebido un hijo. Si no fuera por su terquedad anterior con Alejandro, ¿cómo habría podido terminar con hijos sin un padre?

-¿Xime? ¡Ximena! -La voz de Simona sacó a Ximena de su ensimismamiento. Miró a Simona con ojos vidriosos y confundidos.

Simona le entregó un pañuelo y le dijo:

-Esto es vergonzoso, ¡limpia esas lágrimas!

Ximena instintivamente tocó su rostro y se dio cuenta de que había lágrimas en sus mejillas sin siquiera darse cuenta de haber llorado.

No llores, incluso puedo ayudarte a criar a los niños si es necesario. Los

hombres son basura -consoló Simona con enojo.

Ximena le susurró:

-Baja la voz.

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Alejandro estaba en la habitación de al lado, y ella no quería que él la oyera. Tampoco quería ver a Manuela presumiendo frente a ella.

Simona rodó los ojos.

-Escuchaste, ¿y qué? Puedo renunciar a mi trabajo, no me importa. Al menos no tendría que soportar a Manuela todos los días con sus dramas.

Ximena le dio unas palmaditas en la mano para calmar su temperamento impulsivo.

-Estoy bien, de verdad.

Simona respondió sarcásticamente:

-¿Te ves bien? Acabas de parecer como si hubieras perdido tu alma. Manuela sabe cómo robar a los hombres, ¿por qué te diste por vencida tan fácilmente? ¡De verdad, me estás enfadando! a

Ximena le recordó su decisión:

-¿Quieres que intervenga en su relación y que nunca pueda mirarlos a la cara? No puedo hacer eso. He aprendido quién puede amar y quién no.

Simona suspiró:

-…Finge que no dije nada.

Ximena le sonrió débilmente:

-Lo repetiré, los niños son una elección mía, y en el futuro, no tienen nada que ver con Alejandro.

Después de la cena, Simona llevó a Ximena de regreso a la Residencia Arboleda. Justo cuando llegaron a casa, el teléfono de Ximena sonó. Era una llamada de Andrés.

-Ximena, ¿estás disponible en este momento? -preguntó Andrés.

Ximena miró la hora y respondió:

-¿Qué sucede?

Andrés dijo con cautela:

Mi pregunta podría parecer invasiva, pero después de escuchar sobre esto hoy, no pude evitar preguntar.

-Dime–respondió Ximena

-Ximena, ¿fuiste adoptada? -preguntó, con un tono nervioso en su voz.

Ximena se sintió algo incómoda por la pregunta y respondió con frialdad:

-¿Estás investigándome?

Andrés se apresuró a explicar:

-No, hoy estaba cenando con amigos y escuché que mencionaron el incendio en Nubeseña. Cuando mencionaron tu nombre, me metí donde no debía. Lo siento.

Al escuchar su explicación, la expresión de Ximena se suavizó. Después de un breve silencio, respondió:

-Sí, fui adoptada por mi madre.

Andrés quedó en silencio al otro lado de la línea. Si no fuera por la pantalla que mostraba que la llamada seguía en curso, Ximena habría pensado que había colgado.

Después de un rato, Andrés preguntó:

-Mañana es Nochebuena, ¿cómo vas a pasarla?

-La pasaré de la misma manera

respondió Ximena con indiferencia. No veía

necesidad de compartir sus planes personales con él.

-Si no tienes nada más que decirme, colgaré. Adiós–dijo Andrés.

Sin esperar una respuesta de Andrés, Ximena colgó el teléfono. La forma en que Andrés había planteado la pregunta era demasiado obvia, casi como si estuviera a punto de decir que ella era su hermana perdida desde hace mucho tiempo. Los. Rodríguez no podían ser su familia, cosa tan dramática solo pasa en las películas; Ximena nunca había fantaseado con esa posibilidad.

Llegó la víspera de Año Nuevo, Ximena se levantó temprano y fue a una tienda de flores. Compró dos ramos de flores y se dirigió al cementerio. En el cementerio, colocó los dos ramos de flores en las tumbas de Raúl y Laura. Luego sacó un pañuelo y comenzó a limpiar el polvo que se había acumulado en la foto de Laura.

Mamá, hoy es Nochebuena, vine a acompañarte -dijo Ximena con lágrimas en los ojos mientras acariciaba la foto-. He ido al orfanato, pero no pude

+15 BONUS

encontrar la información que estoy buscando. Ahora le he pedido al señor Huerta que me ayude a investigar. Mamá, quiero saber quién soy. Por favor, no te enojes por investigar tan rápido. Solo quiero recuperar lo que perdí…

Mientras hablaba, escuchó pasos detrás de ella.

  • 15 BÓNUS

Capítul070 Vamos a Residencia Arboleda

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