¿Tuvimos un hijo -
Capitulo 118
Capitulo 118
-Tienes carro? - preguntó Elias.
-Llamare a un taxi -respondió Anastasia.
-Las calles estarán cerradas, así que no podrán entrar los taxis -explicó Elias. Anastasia frunció el ceño antes de responder en un tono firme:
- No hay problema. Caminaré hasta el hotel.
- Nunca he conocido a una mujer tan terca como tú -dijo Elías en un tono molesto.
-Bueno, pues ya me conoces a mí. Voy a colgar, estoy ocupada,
Anastasia terminó la llamada después de decir eso. Seguro era la única que se atrevia a hablarle al presidente en ese tono. Ni siquiera aquellos en el Grupo Palomares se atrevían a hablarle de una forma tar descortés. Mientras tanto, Elías tenía una expresión oscura en su rostro después de que Anastasia terminara la llamada.
- De verdad no sé qué hacer con esta mujer. Me es dificil controlarla, pero solo me causa más interés lograrlo. Es como si me estoy proponiendo a mí mismo conquistar a alguien a quien no se puede conquistar
Anastasia salió del trabajo 30 minutos antes y se llevó el vestido de noche a casa antes de sacar su bolsa de maquillaje. Ella decidió maquillarse un poco pues hacía tiempo que no utilizaba sus habilidades.
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Al mismo tiempo, alguien más se estaba preparando para la fiesta. Mientras Helen más pensaba en Harriet menospreciándola, más se llenaba de resentimiento. Esto la impulsó a asistir a la cena de esa noche. No podía ir directo con Elías, así que tenía que fingir que de alguna manera apareció en el evento. Luego de pensarlo por un momento más, a Helen se le ocurrió un plan. A las 7:30 p.m., fingiria que necesitaba ver a Elías para una emergencia. Eso explicaría el por qué estaba en la cena. Ella ya había elegido su vestido y se había puesto maquillaje para la ocasión, así que lo único que tenía que hacer era esperar.
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El sol comenzaba a esconderse cuando Anastasia estaba por salir de su casa. Sin embargo, alguien habia tocado el timbre de su casa antes de que saliera. Ella se sorprendió pues no esperaba a nadie en ese momento. Al abrir la puerta, vio un ramo de rosas cubriendo el rostro de un hombre. Al siguiente instante, el hombre hizo a un lado las flores para mostrar su sonrisa brillante y atractiva. -¿Qué estás haciendo aquí, Miguel? -dijo Anastasia mientras lo observaba con asombro.
-Vine a recogerte para la cena, obvio. No puedo dejar que mi hermosa mujer vaya a la fiesta en un taxi, io si? -respondió Miguel.
-¿Cómo sabes que iba a tomar un taxi? - dijo Anastasia mientras sonreía con vergüenza.
- Te encanta ahorrar dinero, así que no pensé quisieras rentar un auto privado.
Miguel la conocía muy bien.
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Anastasia estaba un poco más sorprendida por la manera en que él había aparecido con las rosas. -Cada que te veo, quiero darte flores-respondió Miguel.
-Señor Miguel! - Alejandro salió corriendo al escuchar la voz de Miguel, quien le entregó las flores a él.
- Toma, Alejandro. Mete estas flores. Voy a llevar a tu mami a una cena.
Alejandro metió las flores a la casa con alegría mientras que Anastasia cerraba la puerta y se retiraba con Miguel. Una vez en el elevador, Miguel no pudo evitar echarle un vistazo al atuendo de Anastasia. Ella lucia bastante elegante en su vestido gris de seda. Este resaltaba sus curvas y acentuaba su figura, haciéndola ver extremadamente deslumbrante.
-Te queda muy bien -exclamó Miguel. Él fue quien eligió los tres atuendos y tenia el presentimiento de que Anastasia erigiría el de color gris pálido.
-Apuesto a que este vestido cuesta más de 10,000, ¿cierto? ¡No me mientas! - Anastasia sabía que le habían mentido y estaba segura de que fue bajo las órdenes de Miguel.
-El precio del vestido no importa mientras luzca bien en ti -respondió Miguel. Mientras él salía del elevador, tomó la mano de Anastasia de forma casual. Hoy es una noche importante, así que no debemos llegar tarde.
Anastasia no sabía que hacer cuando Miguel tomó su mano, así que solo dejó que la sacara de la zona residencial. Su llamativo auto deportivo estaba estacionado en la entrada de la zona y ambos salieron del edificio como si fueran un principe y una princesa listos para una fiesta y muchas personas los observaban mientras pasaban. Sin embargo, un Rolls-Royce Phantom negro aparecio desde el otro lado de la carretera y el hombre dentro de él los vio caminando tomados de las manos. Miguel le abrió la puerta a Anastasia y ella entró al asiento copiloto con elegancia. Después, Miguel caminó alrededor del frente del auto para entrar del otro lado del auto.
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