¿Tuvimos un hijo
Capitulo 120

Capítulo 120

Asi que, hasta que pueda encontrarme con la señora Palomares, me tomaré mi tiempo para comerme todo esto. Puedo tomarme todo el tiempo que quiera ahora que mi papá está cuidando de Alejandro>> pensó Anastasia.

Había otro auto deportivo afuera del hotel; era Helen, quien acababa de llegar al evento. Ella se habia esforzado en su atuendo y se le había ocurrido una buena idea sobre qué hacer. Helen camino hacia vestibulo principal. Había un puesto de control en donde los miembros del personal revisaban las invitaciones de los invitados, pero Helen caminó sin detenerse. Al notar esto, una guardia de seguridad se acercó enseguida con una sonrisa y dijo:

-Senorita, muéstreme su invitación, por favor.

Helen alzó una ceja al instante antes de hablar con un tono altivo.

-¿Acaso necesito una? iMi novio no me dijo nada sobre eso!

-¿Quién es su novio? -preguntó la guardia de seguridad.

- Mi novio es Elías, el joven de la familia Palomares -respondió Helen con un tono fuerte y claro. De pronto, el gerente del hotel, quien se había mantenido a un lado de la guardia de seguridad, se acercó de prisa y dijo:

- Hola, señorita. Soy el gerente del hotel. ¿Usted es la novia del presidente Palomares?

-¡Sí! Mi nombre es Helen. ¿Acaso no es hoy la cena de la señora Palomares? Lo siento. No sabía que necesitaba una invitación. ¿No pueden solo dejarme pasar? -dijo Helen en un tono inocente.

En ese momento, Daniel, quien antes ya había llegado a un acuerdo con Helen, puso una expresión de preocupación mientras se acercaba a Elías, quien estaba conversando con algunas personas mayores. - La señorita Sarabia ha llegado, presidente Palomares. La han detenido en el vestíbulo principal.

Elías frunció el ceño mientras sostenía su copa de vino y dijo:

-¿Qué está haciendo aquí? ¿Tú le dijiste que viniera?

- iSí! Mencioné la fiesta cuando le llevé algunos artículos de diario ayer, presidente Palomares. ¿Dije algo malo? -respondió Daniel.

Elías no podía admitir que su abuela no ha invitado a Helen a la fiesta, pero ahora que Daniel le había mencionado la fiesta, Elias no tenía otra opción más que dejarla pasar.

-

Quiero que vayas abajo y la traigas - ordenó Elías. Daniel mostró una expresión de vergüenza al instante y dijo:

Elías solo lo miró de reojo sin decir mucho. Quizás, esta vez Daniel se pasó de entrometido, así que Elías no tenia opción más que pedirle a Helen que subiera. Daniel se apresuró hacia el vestibulo principal antes de acercarse al gerente del hotel, quien había estado hablando con Helen.

-Disculpe, la señorita Sarabia es una de las invitadas VIP del presidente Palomares. Este fue un error de parte de la empresa; iperdimos su tarjeta de invitación!

El gerente del hotel sabía que Daniel era el asistente de Elías, así que se giró hacia Helen de inmediato con una expresión de arrepentimiento y dijo:

-Lamento el error, señorita Sarabia. Pase, por favor.

Helen mostró una expresión de arrogancia mientras miraba a la guardia de seguridad con desdén al decir:

-¿Así es como hacen su trabajo? Ha arruinado mi estado de ánimo por completo.

Luego de eso, Helen dejó que Daniel la llevara hacia el elevador. Al llegar ahi, Daniel sintió que comenzaba a sudar frío. A Helen le encantaba cuando las personas le daban trato especial, así que miró a Daniel con satisfacción y dijo:

-Eso estuvo muy bien. Elías no dijo mucho, ¿cierto?

-Estaba un poco sorprendido, pero no dijo mucho -respondió Daniel. Helen resopló mientras pensaba:

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Helen desarrolló un sentimiento de odio hacia Eva pues sus acciones la habían herido.

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Daniel llevó a Helen con Elías. Muchos de los invitados eran personas extremadamente ricas y de estatus muy alto, pero, aun así, parecía que Elías resaltaba entre la multitud, como si las personas a su alrededor fueran solo extras que solo servían para acentuar su apariencia. Su aura era demasiado fuerte para que otros fueran el centro de atención; era como si la luz lo siguiera a todas partes. Heler se sentía loca por él mientras lo observaba con anhelo. Ella lo admiraba y deseaba tenerlo solo para ella.

-Lo siento, Elías. ¿Debi quedarme en casa! -dijo Helen mientras lo observaba con una expresión inocente y avergonzada. Elías le mostró una sonrisa y dijo:

-El departamento de recursos humanos perdió tu tarjeta de invitación. No hay problema. Mi abuela es la anfitriona de esta cena, así que solo deberías divertirte esta noche.

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