¿Tuvimos un hijo -
Capítulo 147
Capítulo 147
-El señor Palomares está muy ocupado. No hay que quitarle más tiempo, ede acuerdo? -dijo Anastasia. Pero, para su desgracia, Elías cargó a Alejandro y dijo:
- iSi! - Alejandro arrojó sus brazos alrededor del cuello de Elias antes de girarse hacia Anastasia - Hay que jugar juntos, mami!
A pesar de sentir frustración, Anastasia suspiró en respuesta y después dijo:
- Iré a tomar un paseo. Los veo en un rato.
Anastasia fue a caminar por el vecindario con la esperanza de que ese pequeno ejercicio le ayudara a hacer indigestión. Después de un rato, el reloj marcó las 9 de la noche y Anastasia regresó a la zona de ejercicio, donde esta vez encontró a su hijo en los columpios. Elías seguia empujándolo, así que solo pudo acercarse a ellos y ordenar:
- Regresaremos para que tomes un baño, Alejandro. Aún debes ir a la escuela mañana!
Al escuchar la seriedad en la voz de su madre, Alejandro asintió de forma obediente y dijo:
VOZ
-De acuerdo, ivamos a casa!
-¿Por qué no vas a casa primero? -dijo Anastasia mientras observaba a Elias.
- Las llaves de mi auto siguen en tu casa, además, también me gustaría tomar un vaso de agua - dijo Elías, insinuando que regresaría al departamento de Anastasia. Ella frunció el ceno al escuchar eso, pues pensó que él se retiraria en ese momento.
Una vez de regreso a casa, Anastasia observó el cuerpo sudoroso de su hijo y decidió que necesitaba tomar un baño de inmediato.
-Voy a llevar a Alejandro a tomar un baño. Solo cierra la puerta cuando te vayas -dijo Anastasia a Elías, quien estaba tomando un vaso de agua en el sofá.
-De acuerdo -dijo Elías después de asentir.
Luego de eso, Anastasia llevó a su hijo al baño. Cuando salieron, Anastasia notó que Elias seguía en el sofá y preguntó con confusión:
-¿Todavía no te vas?
- Me gustaría descansar por un momento más -dijo Elías, tumbado con pereza desde el sofá, sin intención de retirarse.
-Pues Alejandro debe dormir, así que puedes ir cuando hayas descansado lo suficiente -dijo Anastasia
Después de eso, Anastasia le indicó a Alejandro que se fuera a su habitación, hizo que se inetiera en la cama y le entregó un libro de cuentos. -Lee en silencio por un rato. No tienes permitido buscar al señor Palomares. Tiene que ir a casa,
ide acuerdo?
-De acuerdo.
A pesar de que Alejandro no estaba feliz al respecto, no se atrevió a contradecir pues temía que lo regalaran. Luego de acariciar su cabello y darle un beso, Anastasia se levantó y se fue de la habitación. Al salir, se dio cuenta de que Elías ya no estaba en el sofá y no pudo evitar sentir alivio.
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Al recordar que la ropa sucia de su hijo seguia en el baño y que debía dejarla en la lavadora, Anastasia giró la perilla de la puerta del baño para entrar. Sin embargo, justo cuando dio un paso adentro, se dio cuenta de que había un hombre parado frente a su inodoro, orinando...
-iAhh!
Anastasia estaba tan sorprendida que golpeó su cabeza contra el marco de la puerta antes de cerrarla de nuevo y su rostro se sonrojo. No solo Elias seguia en su casa, sino que también lo había encontrado haciendo algo demasiado vergonzoso. A pesar de que estaba de espaldas, Anastasia no pudo evitar sonrojarse mientras que su mente quedaba en blanco. En ese momento, Elias salió del bano y la miró sentada en el sofá con su cabeza entre sus manos.
-¿Te duele? - preguntó Elías con preocupación en un tono suave.
-¿P-por que sigues aqui?
-¿Tanto quieres que me vaya?
Después de decir eso, Elias se movió hacia el sofá y Anastasia se hizo a un lado al notarlo. Después, advirtio:
- No me toques.
Elias se inclinó y debajo de la luz de la lámpara, su rostro lucía demasiado atractivo. Anastasia creyó que Elias estaba por besarla y sus ojos se agrandaron, pero el sacó su teléfono y después se levantó completamente.
-Creiste que quería besarte? -preguntó Elias con una sonrisa engreida.
Anastasia observó el teléfono en su mano y su rostro ardió de vergüenza.
- Sal de mi casa!
De pronto, Elias se inclinó para pellizcar el mentón de Anastasia y luego presionar sus labios contra los suyos. Antes de que Anastasia pudiera reaccionar, él ya estaba enderezando su postura y dirigiendose a la puerta.
- Como te atreves!
- Consideralo como un castigo por espiarme! -respondió Elias sin mirar atrás.
-No vi nada
protestó Anastasia con fastidio.
Al llegar a la puerta, Elías se giró y observó a Anastasia con burla.
-Sí? Me imagino que te arrepientes, co no?
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