¿Tuvimos un hijo -
Capítulo 192
Capitulo 192
-¿En qué puedo ayudar?
-Anastasia, ayúdame a revisar si la cantidad de vino que hay aquí es la correcta o no, como sabes, a veces los empleados tienen malas costumbres -dijo Noemí en voz alta, lo que también atrajo la atención de algunos meseros trabajando en el lugar.
Anastasia se sintió avergonzada y deseo no conocer a la mujer.
10cera
-Este es un hotel 5 estrellas, no pasan esas cosas. Ahora, si no hay nada que pueda hacer por ti, me retiro.
La mujer iba a abrir la puerta, pero Noemí se lo impidió tomándola del brazo.
-
Espera! ¡Anastasia, tengo algo que decirte!
A lo que la joven evitó cualquier tipo de contacto.
-Puedes decirme lo que quieras, pero no tienes que tocarme.
-Anastasia, sabes que recientemente Érica compró una casa, ino? Luego de que tu padre comprara una para ti, insistió en que también debería comprarle una a ella, ni siquiera pude convencerlo de que no lo hiciera -dijo con supuesta frustración,
Con una media sonrisa, Anastasia se mostró relajada mientras respondía:
-Eso es entre ustedes, no tienes por qué decírmelo.
-¡Claro que tengo por qué! ¿Sabes lo difícil que es para tu padre ser el único proveedor de la familia? Además, la empresa no ha estado en su mejor momento, así que te pediré que no lo molestes si no tienes una razón real, tampoco le pidas dinero, intenta conseguirlo con tus propias habilidades. - Todo lo que Noemí acababa de decir iba en una misma dirección: decirle a Anastasia que dejara de gastar el dinero de Franco. Aunque la mujer no lo estaba diciendo abiertamente, Anastasia podía intuirlo por sí sola-, tu padre no ha dormido bien las últimas noches, creo que puede deberse al estrés.
La culpa comenzó a aglomerarse dentro de Anastasia luego de recordar que la casa que le había comprado su padre costó una generosa cantidad de dinero.
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- Anastasia, hace un momento tu padre me dijo que trabajas para el joven Palomares, icierto? Podrías preguntarle si todavía está contratando? A Érica también le gustaria conseguir un puesto en su empresa -murmuró Noemí de inmediato.
Al escucharla, Anastasia se rio para sus adentros, ya que se dio cuenta del pequeño truco que Noemí estaba utilizando.
Solo quiere acercar a Érica a Elías».
Con eso en mente, abrió la puerta del almacén para salir y justo como se lo esperaba, Erica ya se había aprovechado de la situación y había ocupado su lugar con Elías. Así, descubrió que Noemí solo había querido distraerla, por eso, en cuanto abrió la puerta, no dejó espacio para más palabras y se fue.
-Oye, Anastasia! iNo he terminado de hablar! i¿Acaso no tienes modales?! iSoy mayor que tú, debes respetarme! -dijo Noemí, tan molesta que hasta comenzó a
pisotear el suelo con fuerza.
Para entonces, casi todos los invitados ya habían llegado, pero era la mesa de Elías la única que solo tenía dos personas en ella, probablemente porque nadie más se atrevía a sentarse ahí. Mientras caminaba entre las mesas, una voz se dirigió a Anastasia.
-Señorita Torres, ¿podría tener el honor de sentarme con usted?
Al girarse, se dio cuenta de que se trataba de Mario, y con una sonrisa en el rostro, respondió:
-iPor supuesto! Ven, vayamos a esa mesa
S a esdINCSd.
El hombre asintió feliz y siguió a Anastasia hasta la mesa de Elías.
Cuando Érica se dio cuenta de que Anastasia se acercaba, no pudo evitar que la suficiencia cruzara su mirada, ya que se imaginaba que, si Elías no le había dedicado ni una sola mirada a ella, tampoco lo haría con Anastasia.
Una vez que Elías escuchó un par de pasos acercarse, apartó rápidamente la mirada de su teléfono y vio como Anastasia se sentaba frente a él con otro hombre a su lado, quien era la misma persona que había estado hablando alegremente con ella hacia un rato,
- Presidente Palomares, él es el señor Mario Salcido, se hace cargo del Departamento de Finanzas de la empresa de mi padre -dijo y agregó-, y, él es el jefe de mi empresa, Elías Palomares.
-Hola, señor Palomares -saludó Mario con cortesía.
-Hola -respondió Elias con las cejas elevadas, de él desprendía un aire de éxito que nadie más podría igualar,
-Anastasia, ¿ya te habías encontrado con el señor Palomares dentro de la empresa? -preguntó Érica con una sonrisa, sobre todo porque pensaba que un simple empleado como ella, jamás tendría la oportunidad de pasar frente a su jefe.
A lo que Anastasia respondió haciendo una pequeña mueca:
-El presidente Palomares siempre está muy ocupado, ¿cómo tendría oportunidad de verlo?
Al tiempo, Elías simplemente miraba a Anastasia con intensidad mientras ella contaba sus historias llenas de mentiras; lo que le provocó cierta sonrisa de ternura en los labios.
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