¿Tuvimos un hijo -
Capítulo 320
Capítulo 320
En la oscuridad, Anastasia podía sentir una presión cada vez más grande en su corazón. Luego, algo cálido se apoderó de sus ojos, en donde las lágrimas comenzaron a brotar de forma incontrolable al siguiente instante. Antes de que pudiera reaccionar, sus lágrimas cayeron sobre sus rodillas de repente. Al ver la marca de agua sobre su pijama gris, se quedó congelada por unos segundos y penso: <<¿Por que? Nunca me importó, ¿por que estoy llorando por este bastardo?
Sin embargo, no había manera de para sus lágrimas una vez que comenzó a llorar. Su mente estaba abrumada con las palabras de Elias, sus besos y los momentos donde su corazón se agitaba y su rostro se sonrojaba por él.
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Anastasia tomó un pañuelo y se limpió las lágrimas de forma brusca. Ella no quería derramar ni una lágrima por él, pero parecía que su llanto tenía vida propia. Cuando por fin recuperó los sentidos, los pañuelos ya se habían acabado. Al darse cuenta, Anastasia se mordió los labios con un poco de enfado.
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Anastasia lloró hasta quedarse dormida a la medianoche. Al día siguiente era sábado. Después de que terminara de preparar el desayuno para su hijo, Anastasia contacto a su padre y le preguntó que si podía cuidar a Alejandro por la noche, pues necesitaba atender a una cena de gala y él aceptó sin dudarlo. Mientras preparaba el desayuno, Anastasia decidió llevar a Alejandro al oceanário esa tarde. Al estar con su hijo, ella podía olvidarse de todo lo demás.
Mientras tanto, Alma se estaba alistando en su apartamento. Esa noche sería la fiesta de bienvenida en la empresa para ella. Su vestido de noche hecho a la medida había llegado por la mañana y lucía exquisito y elegante, con un toque de sensualidad y un color blanco-plateado. Además de verse hermosa, ella tenía otro propósito esa noche, pues era la ocasión perfecta para que ella y Elías dieran el siguiente paso en su relación. Por ello, decidió que se embriagaría más tarde y dejaría que Elías la llevara a casa.
Cuando Alma cerró sus ojos y pensó en el rostro deslumbrante, una sensación de hormigueo recorrió su cuerpo. Desde su infancia, su padrino le disciplinaba de forma estricta y por ello era seguía siendo virgen. Alma se sentía muy afortunada de que pudiera darle su primera vez a un hombre como Elías. Aunque los escándalos de empresa eran falsos, ella haría que sucedieran tarde o temprano.
Ya eran las 4:00 p.m. cuando Anastasia y Alejandro regresaron a casa de su viaje al oceanário. Franco ya había llegado y estaba esperando a Alejandro con juguetes, bocadillos y frutas. En cuanto Alejandro entró por la puerta, corrió hacia los brazos de Franco y actuó de forma traviesa.
-¡Abuelo!
-Mi pequeño -susurró Franco mientras lo abrazaba. El cariño que sentía hacia el fluía de su mirada y su corazón, como si estuviera abrazando la esperanza del futuro.
-Papá, te encargaré a Alejandro. Puede que llegue tarde por la noche -dijo Anastasia a su padre.
-No te preocupes, yo me encargo. Me quedaré en casa con Alejandro y no iremos a ningún lado. Franco no quería pasar por el mismo incidente de nuevo, pues había desarrollado un trauma por ello.
Poco después de regresar a su habitación, Anastasia recibió una llamada de Fernanda. La cena comenzaría a las 6:00 p.m. y el lugar era un restaurante de lujo en el centro de la ciudad, el cual había sido reservado solo para la fiesta de bienvenida de Alma.
- Por favor, lleva un hermoso atuendo, Anastasia - le recordó Fernanda antes de terminar la llamada, como si Anastasia pudiera salvar algo esa noche al usar algo lindo.
<< Nop. Incluso si uso algo lindo, es para mi propia satisfacción y no tiene nada que ver con nadie más. ¿Qué voy a lograr con un vestido bonito? ¿Ganarme el corazón de Elías?
Anastasia observó su rostro con cautela mientras estaba sentada frente al tocador. Ella era la cúspide de la belleza femenina a los veinticuatro años; su rostro estaba lleno de colágeno y tenía unos labios suaves y rojos, con un cabello sedoso de color negro. Era deslumbrante incluso sin maquillaje, excepto por sus ojeras ligeramente hinchadas. Después de 10 minutos de maquillarse con cautela, la joven en el espejo se había convertido en una belleza etérea, con ligero rubor perfecto, su cabello rizado y sus labios rosados. Al final, Anastasia terminó su atuendo con un par de aretes que complementaban su dulce rostro ovalado a la perfección.
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