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Ultimas 150
Capítulo 150
En ese momento me quedé mirando a Jonathan con interés, y él no paró de negar con la cabeza. Luego, la puerta de la habitación contigua se abrió, y Begoña realmente entró.
Ambos nos quedamos congelados por un momento, al parecer, ella no tenía intenciones de salir, ya que después de más de diez minutos, ella se mantuvo ahí adentro.
“¿En tu habitación tienes documentos importantes?”
Jonathan negó rápidamente con la cabeza, “Solo ropa, ¿no será que es una loca?”
Su expresión era de shock, mezclada con un poco de horror. Lo empujé disgustada, sin necesidad de que él dijera nada, pude imaginarme qué tipo de imágenes extrañas debían estar pasando por su cabeza.
Sentándose directamente en mi cama, dijo, “De todas formas, no volveré, me quedaré aquí. No me importa, mi habitación está embrujada, ¡No volveré alli!”
Su actitud de no querer irse me superó.
Así, sin más remedio, ambos terminamos acostados en la cama, aunque no pude lograr entender qué quería hacer Begoña.
“¿Crees que aún no se ha ido? ¿No habrá algo extraño en tu habitación?” Pregunté mirándolo sospechosamente, pero él apenas podía mantener los ojos abiertos.
Extendió un brazo y luego me rodeó con él, “Duerme, ¿y mañana qué? Ya sabremos.”
Pensé que Begoña seguramente se iría durante la noche, pero casi no pude dormir, y la puerta contigua nunca se abrió.
Hasta que a las cinco de la mañana, finalmente escuché que la puerta se abrió, seguido por un bostezo de Begoña.
En ese momento me levanté de prisa y me pegué a la puerta para escuchar los movimientos de afuera.
Parecía que ni los sirvientes se habían levantado, pero Begoña había hecho bastante ruido a propósito.
Jonathan murmuró descontento, y rápidamente lo pateé para despertarlo.
“Calla, ahora debemos volver.”
Jonathan se levantó somnoliento, y acto seguido, preguntó, “¿Se fue?”
Asentí con la cabeza, luego abrí la puerta, y cuando vi que realmente no había nadie, le pedí que volviera rápidamente.
Durante el desayuno, Adrián fue aún más amable con él.
“¿Dormiste bien anoche? Cambiamos el colchón especialmente para ti, ¿estaba cómodo?“.
La mirada de Adrián iba y venía entre Jonathan y Begoña, quien bajó la cabeza con timidez.
Al verme con cara de sueño, se alegró aún más.
“Iris, ¿no descansaste bien?”
Estuvo a punto de hablar cuando Begoña bufó.
“Si no puedes descansar bien, usa tapones para los oídos, así no tendrás que escuchar cosas que no te gustan.”
En ese momento se arregló el cabello con aire arrogante, y yo la miré confundida.
¿Escuché bien? ¿Qué podría haber hecho sola en la habitación, bailar? Pero Adrián parecía muy contento, ya que habló más que nunca.
Jonathan se fue a la compañía con él, y me recomendó especialmente que descansara bien.
Mirando a Begoña, que estaba tan orgullosa, me quedé completamente confundida.
¿De qué se estaba jactando? Cuando volví a mi habitación para descansar, alguien tocó la puerta. Al ver que era Begoña, estuve a punto de cerrar la puerta, ya que era obvio que no tenía buenas intenciones.
“Iris, platiquemos.” Dijo elevando la voz a propósito.
“Evitarme no es la solución, ¿acaso vas a ser una cobarde toda tu vida?”
Las miradas de varios sirvientes se dirigieron hacia nosotras, y yo me senti aún más confundida.
Ella me empujó y entró rápidamente, luego cerró la puerta detrás de ella con llave.
Al verla apoyada
“Shh…”
en la
puerta, pregunté instintivamente: “¿Qué estás…?”
Hizo un gesto de silencio, escucho por un momento para asegurarse de que no había nadie afuera, luego se dirigió al baño y me hizo señas para que la siguiera.
Rápidamente abrió el grifo.
“¿No habrá cámaras ocultas en tu casa?”
Instintivamente me cubrí el pecho, y pensando en las veces que me había cambiado allí, sentí un escalofrío.
Luego me miró con desden, ¿Cómo vamos a tener eso en casa? Me preocupa que las paredes tengan oidos. Iris, hagamos un trato
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