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Ultimas 157

Capítulo 157

Siguiendo a Jonathan y a Begoña al sitio de construcción de la empresa, básicamente me convertí en parte del decorado.

No sabía si esos dos realmente estaban actuando o si ya se habían metido tanto en sus papeles que me ignoraron completamente. Todos parecían girar alrededor de ellos, como si fueran la verdadera pareja.

Especialmente Adrián, que los observaba con una sonrisa, diciendo, “No hacen una linda pareja? Iris, ¿tú qué dices?

Realmente quise preguntarle, ¿es en serio?

Preguntarle a una mujer si otra mujer y su esposo hacen buena pareja. ¿Buena pareja? Que buena pareja ni que nada. Pero en ese entonces me tragué las palabras, era mejor dejar que él pensara que nunca volvería con Jonathan, de esa forma, podría actuar aún más descaradamente.

Al parecer se dio cuenta de que no estaba de buen humor, y eso lo hizo sonreír aún más.

“Iris, en realidad todavia eres joven. Los segundos o terceros matrimonios son muy comunes, no te preocupes. Jonathan ya no siente nada por ti, creo que es mejor un dolor corto que uno largo.”

“No necesitas preocuparte por no tener a dónde ir después del divorcio, Adrián te ayudará, ¿qué más podrías pedir teniéndolo a él de tu lado?”

Lo miré friamente, sin decir una palabra por un buen rato. ¿Así que ese era Adrian, ya buscando opciones para su hija? Era cierto, Jonathan no era como esos hipócritas santurrones ni como esos viejos a medio enterrar.

Si Begoña terminaba con él, en realidad no estaría tan mal.

Lástima que ella ni siquiera considera a Jonathan, ese donjuán.

Fue la primera vez que alguien habló así de él, y la verdad es que en ese momento me sentí un poco complacida. Pero en ese momento, solo me podía actuar como la esposa que estaba a punto de ser abandonada, y pisotear el suelo con indignación.

“¿Ayudarme con qué? ¿Ayudar a mi esposo a divorciarse de mí?”

No bajé la voz, y todos pudieron oírme. Vi claramente cómo Jonathan intentó acercarse, pero Begoña lo detuvo, y yo simplemente le hice una señal con la cabeza para que no lo hiciera.

Si de todos modos tenía que investigar, mejor dejar que Adrián distrajera la atención por el momento. Como esperaba, él no se preocupó por dónde iba, por lo que se quedó en el sitio de construcción.

Yo, por mi parte, tomé un taxi directamente para buscar a Matías, pensando que si lograba que hablara, tal vez podría encontrar alguna pista. Pero nunca imaginé que él sería tan diferente de lo que recordaba.

Cuando lo vi, estaba desaliñado, con ojeras y la ropa arrugada. Él comiendo en un pequeño restaurante, y al verme, no pudo evitar sorprenderse.

“¿Iris? ¿Eres tú de verdad?

Asentí y me senté frente a él.

“Matías, hace tiempo que no nos veíamos. Me enteré de lo que pasó.”

Él hizo un gesto de resignación, “Eso no tiene nada que ver contigo ni con el niño, todo es culpa de Adrián.”

Al mencionarlo, su rostro se llenó de ira.

Había completado el diseño del proyecto con todo su esfuerzo, pero una vez que se terminó la licitación, lo echó de la empresa.

“¿Sabes lo que dijo? Que porque llegué tarde cuatro veces este mes, ¡tenía que despedirme! Pero yo estuve viviendo en la empresa esos días. ¡Esto es abuso, así de simple!”

“Ya estoy preparando una demanda contra él. ¡No quiere darme mi parte de las ganancias, que sueñe que voy a dejarlo en paz!”

Matías habló sin parar, y yo solo lo escuché en silencio, sin decir mucho.

Al final casi rompió en llanto, “¿Qué no he hecho yo por la empresa después de tantos años? Si hubiera sabido que iba a terminar así, ¡Hubiera preferido arriesgarme con tu papá en aquel entonces!”

En ese momento lanzó los cubiertos sobre la mesa con furia, y mi corazón se aceleró.

“Matías, ¿a qué te refieres con eso?”

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