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Ultimas 3

Capítulo 3

Antes de chenus, hicimos un acuerdo el queria compañía, y yo, dinero.

Cada mes me daba doscientos mil penes, y si no era suficiente, podía pedir

más en cualquier momento –

El decia que solo me interesaba el dine, de lo contrario, no lo habría dejado por aquel hijo de papà que se fue a Estados Unidos por dos años.

Hasta el dia de hoy, él no sabe quién es realmente el “hijo de papá” del que todos hablan, solo está convencido de que soy una cazafortunas.

Después de casarnos, rara vez le pedía dinero, pero aunque tuviera esos doscientos mil pesos al mes, siempre terminaba apretada.

Para evitar que el cáncer volviera, necesitaba mantenerme con medicamentos caros, y los costos de las exámenes no eran nada baratos,

Esa fue la segunda vez que le pedí dinero, la primera fue cuando mi mamá falleció.

En esa ocasión él accedió sin problemas, dándome un millón de inmediato. Pero esta vez, solo bajó la cabeza ocupándose del cabello de Miriam, susurrándole suavemente, como si no hubiera escuchado lo que dije.

Cuando ella dejó de llorar, finalmente Jonathan levantó la cabeza y me miró con una sonrisa fría, “Quieres dinero, está bien, pero primero disculpate con Miriam. La heriste, jasi que es lo debes hacer!”

La joven estaba sorprendida, pero luego, su expresión cambió a una de satisfacción.

“Jonathan, déjalo, tampoco es para tanto, quizás no lo hizo a propósito.” Dijo coqueteando, tirándole de la manga.

“No importa si fue a propósito o no, debe disculparse contigo, tú eres mi tesoro.” Dijo levantando a Miriam, y colocándola suavemente en el sofá.

Luego sacó un cheque, y con un gran gesto escribió una cifra.

“Disculpate, y estos dos millones y medio serán tư Đ

Almar Tijemente la cifra en el cheque, sentí que el dolor en mi pecho

disminuta

Ethibia traido muchas mujeres a casa olo para humillarme, pero eso se libaba al hogar

Pura de casa, no importaba cómo se comportara, yo siempre era la señoral Vargas.

Esta vez, para humillarme a causa de Miriam, usó dinero para hacerme inclinar la cabeza.

Sabia muy bien que si no fuera por una urgencia, nunca se lo hubieral pedido.

Queria aplastar mi dignidad en el lodo, que me rebajara, solo así estaría satisfecho.

Me quedé parada alli, sintiendo claramente las miradas de desprecio, suspicacia y compasión de mis compañeros de trabajo. Al mismo tiempo, Miriam me miraba con desafio.

Recordé sus palabras, “La verdadera amante es la que no es amada.”

En ese momento presioné fuertemente mi pecho, comparado con el del cáncer, el dolor era soportable.

“No, gracias.” Me di la vuelta y sali con paso firme de la oficina, negándome a seguir humillándome. Él me odiaba, así que era normal que quisiera torturarme.

Humillar mi dignidad no era suficiente. Si finalmente se enterara de que ese dinero era para salvar mi vida, y que no me lo dio, seguro que estaría satisfecho.

Usé la última pizca de fuerza para volver a casa, completamente agotada. Estaba cansada y somnolienta, pero el dolor me impidió dormir.

El tormento del cáncer penetró hasta los huesos, pero no era la primera vez que lo experimentaba.

Pensando en cómo mi madre sufrió antes de morir, me obligué a levantarme y tomé dos pastillas de melatonina.

En ese momento, mi celular sonó, era un WhatsApp del doctor.

(Señorita Moreno, la cirugía se puede programar para el próximo lunes, podria venir estos días a realizar el pago?]

Leí el mensaje varias veces, pero no había ninguna notificación de depósito en mi cuenta.

Cerré los ojos, ya estaba claro, Jonathan no me daría el dinero.

Quizás el doctor no vio mi respuesta, porque unos minutos después envió otro mensaje.

[También puede hacer un depósito inicial para agendar la cirugía.)

Mis dedos se detuvieron sobre el teclado, pero finalmente no respondí nada ¿Cómo iba a operarme sin dinero?

Acostada en la cama, traté de vaciar mi mente.

Ya lo había decidido, si era necesario, mañana rompería el cristal del armario y vendería esos bolsos.

Necesitaba descansar, de lo contrario, no sobreviviría a la cirugía.

Entre sueños, tuve uno largo. En aquel entonces mi familia aún no había caído en desgracia, yo todavía era la señorita de la familia Moreno, y Jonathan era solo un huérfano.

Cuando mi papá quiso patrocinar a un estudiante, inmediatamente me fijé en él.

Jonathan tenía una beca nacional y no cumplía con los requisitos para ser patrocinado, pero debido a mis súplicas, mi papá le dio la oportunidad.

Después fui yo quien lo persiguió, él siempre fue muy frío conmigo, incluso me rechazó varias veces. Una vez, mientras él trabajaba en el bar, unos rufianes me acosaron. Fue la primera vez que me llamó por mi nombre.

“Iris, no tengas miedo.”

Ese día terminó hecho un desmadre por protegerme, pero aun así se aseguró de cuidarme con su vida. En el hospital, me aferré a su cuello sin

iks (see evada del mundo, femiendo que en un segundo pudiera

Jensthen, me has dado el susto de mi vida, tienes que hacerte responsable por mit

El mostró una sonrisa dolorosa y luego dijo con dificultad, “Sale, de acuerdo

Luego de eso, nos enamoramos. Toda lp universidad apostó en contra nuestra, haciendo circular todo tipo de tumores sobre nosotros, pero aun asi, seguimos adelante durante tres años. Antes de graduarnos de la universidad, vendió el software del que tanto se enorgullecía, solo para darme un regalo de cumpleaños decente.

Al ver el collar de diamantes, lloré. Lo golpeé con todas mis fuerzas, preguntándole por qué había vendido el software, el fruto de seis meses de trabajo.

Él me miró con una sonrisa bobalicona y dijo, “Te mereces lo mejor del

mundo.”

“Ding–Dong.” El sonido de una notificación del teléfono me despertó.

Al ver una transferencia de cien mil pesos, finalmente me tranquilicé.

Me limpié las lágrimas del rostro enérgicamente y rápidamente le respondí

al doctor.

[Mañana iré a hacer los trámites de hospitalización.】

Por fin tenía dinero.

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