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Ultimas 65
Capítulo 65
Jonathan colgó el teléfono rápidamente, con un vislumbre de impaciencia en sus ojos.
Me dio una sonrisa incómoda y sacó de su bolsillo una caja de anillos, todavía con nuestros anillos de matrimonio
adentro.
Sin esperar a que hablara, tomé la palabra.
Jonathan, ya te lo dije, no quiero nada que otra persona haya usado.” El había visto con sus propios ojos cómo Miriam se puso ese anillo, y todavia queria dármelo a mi?
La mano de Jonathan se detuvo en el aire, incómoda, como si no supiera qué hacer.
Me miró fijamente y luego suspiró, “Iris, realmente tiene que ser asi?”
No supe por qué estaba tan triste, Lacaso no era por su culpa que hablamos terminado así? Pero pensando en lo que habia hecho, bajé la cabeza, al parecer, yo también tenia parte de la culpa.
“Jonathan, divorciemonos.” Mi tono fue muy tranquilo, como si eso fuera algo demasiado simple.
Una vez que la idea del divorcio apareció, no pude dejar de pensar en ello.
Jonathan lanzó el anillo al asiento trasero con ira, diciendo, “ins, ¿tanto quieres divorciarte? Cristian regresó y ahora quieres divorciarte, ¿te arrepientes de no haberte ido con él durante la universidad?”
Cuando volvió a sacar ese tema, yo me senti irritada, queriendo abrir la puerta para irme.
Justo entonces, su teléfono volvió a sonar. Miriam, persistente, lo había llamado nuevamente. En los ojos de Jonathan habia impaciencia, pero también una pizca de compasión.
Al menos Miriam todavia era la mujer que le gustaba, obviamente no la iba a ignorar.
Después de dudar unos segundos, contestó el teléfono. La voz llorosa de Miriam se escuchó del otro lado, “Jon, tengo una alergia muy grave, el doctor quiere que un familiar venga a acompañarme, ¿dónde estás?”
Mientras tanto, yo abrí la puerta del auto y me subí a un taxi que estaba detrás. Vi a Jonathan bajarse del auto, parecia que me estaba llamando, pero ya no importó.
Él era el familiar de Miriam, no el mío. Una vez que nos divorciáramos, sin esa fina licencia de matrimonio que nos ataba, él sería aún más libre.
Cuando regresé a la casa de Estrella, ella ya se habia bañado y hasta me habla preparado una taza de té con limón. “Bebe rápido, cuidado con resfriarte, luego ve a bañarte.” Dijo ella. Ya no tenía esa apariencia desgastada de la comisaría, su rostro estaba sonrojado.
La abracé fuerte y luego bebi de un sorbo del té. ¿Para qué necesitaba a un hombre si tenia una amiga asi? Esa noche dormi excepcionalmente bien, a la mañana siguiente, casi no me levanto. Llegué a la empresa justo a tiempo para fichar, Olivia ya estaba muy ansiosa.
“Iris, por fin llegaste, el presidente Vargas no está.”
“¿Y eso qué?” Pregunté mirándola sin entender.
Ella rápidamente me pasó los materiales del proyecto, diciendo. “Todo esto necesita de su firma, se suponía que debía firmados ayer.”
“Pero ayer Sardinas dijo que el presidente no tenía tiempo, y me pidió que viniera, pero ahora el presidente Vargas no está y tampoco contesta el teléfono.”
Todos esos proyectos estaban directamente a cargo de Jonathan, para mover recursos y finanzas, se necesitaba de su
firma
Subi con los documentos y, como esperaba, no lo encontré por ninguna parte. Cecilia Rios, que hacía tiempo no hablaba conmigo, se acercó, diciéndome, “Directora Moreno, ho hemos podido contactar al presidente Vargas desde esta mañana, ¿no estaba contigo?”
Capítulo 65
“¿Por qué crees que estaria conmigo?” Le respondi
Cecilia era una de las personas de confianza del anciano, nominalmente para ayudar a Jonathan, pero más bien para vigilamos y asegurarse de que yo no gastara dinero a lo loco,
Así que desde el principio Cecilia no me agrado, y yo tampoco le agradé a ella.
Nos enfrentamos en silencio por un momento, y luego levanté el teléfono para llamar a Jonathan.
Para mi sorpresa, contestó poco después.
“Iris, ¿buscas a Jon por algo? Fue a la oficina del doctor a recoger mi historial médico.”
*¿Todavia están en el hospital?”
No pude entenderlo, una simple alergia requeria una estancia tan larga en el hospital?
Miriam, quien parecia extremadamente complacida, dijo, “Jon teme que me pase algo, insistió en que me quedara en el hospital para estar observación por unos dias, él se quedó conmigo.”
“Si necesitas algo, dimelo, yo le pasaré el mensaje.”
“¿Tú? ¿Pasar el mensaje? Dudo que puedas hacerlo, mejor deja que Jonathan tome la llamada.” Mi tono sonó algo frío y claramente molesto.
Las llamadas al celular privado de Jonathan eran raras, pero siempre eran por asuntos importantes.
El hecho de que dejara que Miriam contestara y además se olvidara de las responsabilidades de la empresa, me confundió mucho.
Al parecer, Miriam estuvo muy descontenta con mi actitud, ya que rápidamente se volvió arrogante.
“¿Quién es el jefe aquí, tú o él? ¿Qué derecho tienes para darme órdenes? Iris, deja de buscar excusas para molestar a Jon, no voy a dejar que te conteste.”
Ella colgó rápidamente, y cuando intenté llamar de nuevo, desvió la llamada.
Sabía que no tenía intenciones de dejarme hablar con Jonathan. Cecilia, quien estaba a mi lado, al observar la situación, no pudo evitar fruncir el ceño.
Mi WhatsApp sono, y Olivia me informó que la gente del Grupo La Aurora ya había llegado.
La última vez hice esperar a Aarón Navarrete demasiado tiempo, por lo que supe que en esa oportunidad no podia darles el mismo trato.
Antes de tomar el ascensor con los documentos en mano, eché un vistazo a mi teléfono, Miriam acababa de actualizar su Instagram
La foto que subió era de Jonathan cuidándola en la habitación del hospital.
En ese momento cerré los ojos, sabiendo que él no volvería.
Anteriormente, él también había descuidado el trabajo por quedarse en el hospital cuidándome cuando tenia fiebre, y en ese momento fue el turno de cuidar a Miriam. Él realmente nunca cambió, siempre fue un dominado por el amor.
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