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Ultimas 9
Capítulo 9
Tras aceptar el trabajo, no quise demorar, ya que había dinero de por medio. Después de la cirugía, aparte de sentirme débil, mi mente seguía
funcionando bien.
Cuando llamé a Olivia Duarte, su voz ya traía un tono de llanto.
“Iris, finalmente me buscaste, ¡pensé que ya no te importaba!”
Olivia era una pasante que contraté el año pasado, y que luego se convirtió en mi asistente.
Era algo impulsiva, pero lo compensaba con su sinceridad y dedicación al trabajo.
Lo más importante era que sabía soportar la soledad, algo esencial para el diseño, que muchas veces se tiene que hacer en solitario. Ella realmente era perfecta para el trabajo.
Al dejar la empresa, le pedí a alguien que la guiara, pero al parecer, no le estaba yendo bien.
Me aclaré la garganta, y luego le pedí que me trajera los planes y los diseños de Visión Empresarial.
“Iris, ¿no habías dejado ese proyecto? Me da miedo que no me den los documentos si los pido.” Dijo vacilando un poco.
“Diles que lo pidió Jonathan, y de paso informa a recursos humanos que estaré trabajando desde casa los próximos días y que tú volverás a ser mi asistente.”
Necesitaba tener gente de confianza a mi lado para no tener que luchar sola como antes.
Además, parecía que tendría que
mantenerme.
guir trabajando para poder
Cuando Olivia llegó a la habitación del hospital, se quedó sorprendida.
“Iris, tú, tù, el tumor, hospitalizada…”
“Los documentos, por favor.” Dije extendiendo mi mano con debilidad hacia
ella.
“No te preocupes, la cirugía fue un éxito, por ahora no voy a morir.”
Pero solo por aquel momento, sabía que era muy probable que volviera a recaer, pensé para mí misma.
Solo me quedaba vivir bien cada día y esforzarme por ganar dinero. Olivia, entre lágrimas, me pasó los documentos y me dio una laptop.
“Supuse que no habías traído la tuya, así que por el momento usa la mía.”
“Pero ¿cómo vas a diseñar así? ¡El presidente Vargas se pasó de la raya!”
Ella lloró más fuerte, quejándose continuamente.
Resultó ser que Jonathan realmente había dejado todo y se había ido con Miriam.
Los dos buceaban, viajaban en cruceros, y todos los días Miriam publicaba varios posts en Instagram.
“¿Estás aquí hospitalizada y él tiene ánimos para salir con su amante? ¡De veras los hombres no valen nada!”
Dándole un golpecito en la cabeza con el bolígrafo, le dije, “No condenes a todos los hombres, solo Jonathan no vale la pena.”
Olivia sollozó un momento y luego salió a comprar un montón de frutas, finalmente sonriendo. Pero cada vez que me miraba, parecía querer decirme algo más.
“Duarte, dejaste la manzana casi sin nada.”
Al escucharme, bajó la mirada hacia la manzana y luego, avergonzada, se llevó un trozo a la boca.
“Después te pelaré otra, eta fue solo de práctica.”
“Iris, ¿no te molesta? ¿Vas a divorciarte del presidente Vargas?”
Mi bolígrafo se detuvo por un momento, sin saber qué responder.
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Racionalmente, queria divorciarme. Terllamos bastantes bienes en común, y no pediria mucho, solo lo suficiente para mis tratamientos.
Emocionalmente, no queria divorciarme
Aunque Jonathan no me trataba bien, sabía que él estaba en mi corazón, y
solamente él.
Pero el no lo sabía. Pensando en mi situación actual, solo pude sonreír amargamente y sacudir la cabeza.
Con mi estado, ¿qué más podía explicar? Explicarlo no haría que él escuchara.
Le entregué los documentos a Olivia, con anotaciones sobre los problemas, y le pedi que se asegurara de rediseñar esas partes.
“El proyecto de Visión Empresarial debe tener algunos problemas detectados por la dirección, no podemos ser negligentes. Ahora no puedo seguir diseñando todo el tiempo, hay muchas cosas tendrás que hacerlas
tu.”
“Mi oficina en el departamento de diseño debería seguir vacía, puedes mudarte alli, pero no le digas a nadie que estoy hospitalizada.”
Olivia apretó fuerte los documentos, y preguntó, “¿Tampoco se lo diremos al presidente Vargas? Él no lo sabe, ¿verdad?”
“Lo sabe, no hace falta mencionarlo.” Dije cerrando la laptop sin expresión alguna.
Le había dicho que me hospitalizarían, pero probablemente no me creyó, y volver a explicárselo no era opción.
Olivia parecía realmente no querer dejarme, ya que se quedó en la habitación del hospital más de media hora.
Cuando la enfermera vino a recordarle que el horario de visita había finalizado, tuvo que irse.
Pero antes de irse, se dio la vuelta, caminó hacia mí y me extendió su teléfono.
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Capitulo 9
“Iris, sé que tal vez no te importe, pero el presidente Vargas se ha pasado.”
“Es dinero que también pertenece a la propiedad conyugal, ¿cómo pudo comprarle un apartamento a Miriam? Por lo menos son cuatro millones de pesos.”
Luego de escuchar eso, eché un vistazo al Instagram de Miriam en su teléfono.
Era un loft acogedor, ya completamente amueblado, lo que indicaba que no lo había comprado recientemente.
La descripción decía: “Nuestro pequeño nido de amor.”
En una esquina de la foto había un perfil lateral, era Jonathan.
“Vuelve al trabajo, es más importante.” Dije tumbándome sin fuerzas en la cama del hospital, sintiendo un dolor punzante en el pecho.
Cuatro millones… Jonathan era realmente generoso con su amante, ¿realmente se había enamorado de ella?
Repentinamente, recordé que mi madre vivía en una casa de alquiler antes de morir, y me sentí triste.
La alguna vez brillante señora Moreno, terminó sus días demacrada, viviendo en un pequeño apartamento con nada más que una cama.
Sabía que quería volver a la villa para verla una vez más, pero ya no teníamos dinero.
En ese momento le pedí ayuda a Jonathan, rogándole que por el bien de los años de matrimonio, nos prestara algo de dinero.
¿Pero qué fue lo que él me dijo?
“Tú y tu madre no merecen mi dinero.”
¡Que puedan seguir viviendo ya es suficiente, deberían expiar por sus pecados!”
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