Capítulo 4

Muy pronto recibió el acuerdo de divorcio.

Delicia lo firmó sin vacilación, y luego lo llevaba a Alvaro.

Pero no lo encontró, una criada dijo que se fue después de que ella subió arriba.

Delicia estaba preocupada, tenía que divorciarse de Alvaro hoy, y no podía esperar ni un momento más.

Envió el acuerdo a su empresa. Cuando la secretaria vio el título del documento, tartamudeó: —Señora Delicia… El señor Jimenez no está.

—Al verlo dile que lo firme y vaya al Registro Civil. Lo esperaré allí.

—Pues… ¡Sí!

Aunque lo dijo por teléfono a la secretaria, Delicia podía descubrir su preocupación. Después de colgar, subió a cambiarse de vestido.

Al ver a sí misma en el espejo, ¡qué bonita! «Pero oye, aunque eres hermosa, ¡el hombre es infiel!»

¡No importaba lo guapa que fuera su mujer, el hombre prefería las mujeres por fuera!

Fue al Registro Civil en coche y le esperaba por dos horas. El Registro Civil casi fue la hora de cerrar, ¡pero Alvaro aún no apareció!

Sacó el móvil y hizo un videoteléfono a Alvaro.

Estaba a punto de colgar, contestó. Al ver la proyección, supo que Alvaro estaba en una reunión.

Delicia fue al grano, en voz alta: —Te he esperado en el Registro Civil por dos horas. ¿No apareces porque no estás satisfecho con la división financiera en el Acuerdo?

En la sala de reunión.

Estaba llena de frío, todos los participantes miraron a Alvaro al oir esto, quien estaba muy serio en ese momento.

«¿La señora joven quería divorciarse y la división financiera?»

Cuando se puso hosco el hombre, todos bajaron sus miradas como no sabían nada.

Esa noticia fue tan sorprendente que le dio una profunda impresión a todo.

¨—Descanso de media hora. —Se levantó y tiró de la corbata, parecía un poco molesto.

Se fue de ira.

Todos estaban en silencio, y hablaron enseguida al irse Alvaro, —¿La señora Delicia quería divorciarse?

—No creí que ni siquiera una mujer tan tierna pudiera aguantarlo.

—¿Entonces la señora Vicario va a casarse con el director?

Continuaba la murmuración en la sala de reunión. Delicia estaba tan impaciente que dijo por teléfono: —¿Cúando llegarás?

—¡Delicia Lopez! —Alvaro estaba ciego de ira.

Delicia preguntó tranquilamente: —¿O quieres que yo vaya a tu oficina con el personal del Registro Civil?

Si no le imporaba la vergüenza. Pero en realidad, perdió su fama al difundir la mala noticia de su matrimonio.

Alvaro dijo, helado: —Diez minutos.

—Bien, sólo necesitas llevar el acuerdo.

Alvaro estaba en silencio: —…

Delicia colgó con satisfacción.

Al colgar la llamada, Alvaro no pudo controlar su ira que tirar el móvil al suelo con toda fuerza.

Nunca pensaba que Delicia quisiera divorciarse de él. Cuando lo dijo por la mañana, no lo tomó en serio. Pero seguía insistir en eso.

«¡Cómo se atreve!»

En la entrada del Registro Civil, Delicia preparó todos los documentos. Ya decidió divorciarse de él.

Alvaro se puso más enojado al ver los documentos en su mano cuando llegó.

Las venas en el rostro se pusieron moradas por la ira.

No podía dejar de ser enojado desde la mañana.

Delicia vio que salió del coche.

Lo vio como vio a un desconocido. En ese momento, el hombre la cargó, a quien pensó que aceptó el divorcio.

—¡Espera! —¡Dah! —Todos los documentos se cayeron al suelo.

Y ella fue tirada en el coche.

—¡Alvaro! ¡Caradura! —Delicia quería salir del coche pero no lo consiguió.

El hombre la controló en el asiento trasero, helado. Pablo, el conductor tuvo tanto miedo que salió rápidamente del coche al verlo.

Delicia luchó, —¡Suéltame! ¡Qué…! ¡Me haces daño! —Levantó la barbilla con fuerza, y Delicia sentió mucho dolor.

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