Capítulo 132: ¿Qué más Quieres a Pesar de Tener una Nueva Cllente?

Santiago se detuvo en la entrada, su mirada fija en Valentina. Aquellos ojos oscuros parecían ocultar demasiadas emociones reprimidas. La intensidad de esos sentimientos se desbordaba hacia Valentina, creándole una ilusión que la llevaba de vuelta a la noche anterior

El rostro de Valentina se tiñó de rojo en un instante.

-¿Qué haces aquí? -preguntó con un tono algo forzado.

De repente, recordó a la nueva benefactora de Santiago, Lucía, y su mirada se tornó más fría.

Santiago frunció el ceño. Hacia un momento, había visto un atisbo de timidez en su cara, pero ahora, su actitud se había vuelto fría e indiferente, como si no quisiera verlo.

Indeseado…

Santiago se sintió desalentado, pero luego se recompuso. ¡Aunque no lo quisiera, él se quedaria!

Una sonrisa se dibujó en su rostro mientras se acercaba a Valentina, quien no entendía cómo él, un trabajador de la noche, podia irradiar una elegancia natural, como si fuera un aristocrata de cuna, rico y distinguido. Incluso su manera de caminar era encantadora.

¿Sería por su rostro? ¡Qué desgracia!

Valentina se mordió el labio por dentro, evitando su mirada encantadora. Pero el parecia

decidido a perturbar su paz.

extrañé–dijo

-Te extrañé -dijo Santiago, deteniéndose frente a su escritorio, su voz profunda, sus ojos fijos

en Valentina.

Valentina se quedó callada. ¿La extrañaba? Frunció el ceño. Si no hubiera visto a la nueva benefactora con sus propios ojos, casi se habría creído sus palabras. Respiró hondo y miró directamente a los ojos de su esposo. ¿Eran esos ojos naturalmente seductores?

Santiago sintió una ola de satisfacción al ver que Valentina lo miraba con tal intensidad, algo que no había hecho con Alonso. ¡Eso era lo que él necesitaba!

-Valentina

Estaba a punto de hacer una confesión apasionada y de paso menospreciar a Alonso, esperando alejarla de él. Pero justo cuando pronunció su nombre, Valentina lo interrumpió:

-Ya firmé el acuerdo de divorcio y te lo entregué. Ya no tenemos ninguna relación, Mendoza…

+15 BONOS

Valentina frunció el ceño, dándose cuenta de que, después de todo este tiempo, solo sabia su apellido. Bueno, era mejor asi, jun trato es un trato!

Hizo una pausa antes de continuar:

-Señor Mendoza, por favor, váyase si no tiene nada importante. Tengo trabajo que hacer.

Santiago se quedó petrificado en el lugar, su expresión cada vez más sombría.

-¿Qué quiere decir con eso?

Ella habla firmado el acuerdo de divorcio, pero él no. ¿Qué significaba que ya no tenían nada que ver el uno con el otro?

-El acuerdo de divorcio…

Santiago estaba a punto de hablar cuando de repente se dio cuenta. Si Valentina descubría que él no habla firmado, ¿intentaria forzarlo a hacerlo?

Tras un momento de calma, Santiago se detuvo.

Valentina, viendo que él seguía mirándola sin intenciones de irse, decidió levantarse.

Si él no se iba, ella lo haría.

Pero justo cuando estaba detrás de su esposo, una mano grande agarró su muñeca y la tiró con

fuerza.

Valentina, tomada por sorpresa, se estrelló contra un pecho firme.

Al oir el latido de su corazón, intentó retroceder instintivamente, pero fue inútil. Sus largos

brazos la rodeaban firmemente, y cuanto más trataba de escapar, más la aprisionaba.

Ambos parecían estar en una lucha de poder, tirando y empujando al limite.

-¡Señor Mendoza! -exclamó Valentina entre dientes.

Santiago se tenso. Antes le llamaba cariñosamente, y ahora, ¡señor Mendoza!

Sintió como si algo le tirara del corazón. Con la voz ronca, le susurró al oído:

-La noche de anteayer no te resistias asl….

Valentina sintió un calor que le subía a la cabeza. Esa noche, inicialmente habla sido su esposo bajo el efecto de las drogas, y ella solo le ayudaba en agradecimiento por su apoyo anterior, actuando pasivamente como su antidoto.

Pero luego tuvo que admitir que también había participado activamente, incluso buscando más

+15 BONOS

Por un momento, Valentina se sintió avergonzada. Levantó la cabeza furiosa y lo miró con odio.

-¿Qué quieres decir con eso? ¿Qué más quieres de ml?

Ya tenía a su nueva benefactora.

Aún así, aqui estaba, recordando viejos tiempos con ella.

Pero su pasado no era tan barato y despreciable.

Su mirada dejó a Santiago atónito por un momento. Al recuperarse, intentó descifrar el

significado de sus palabras, pero entonces, el teléfono sono.

Santiago, irritado, lo ignoro.

Pero el teléfono siguió sonando, insistente. Finalmente, harto, decidió apagarlo, pero Valentina

vio el nombre en la pantalla.

Lucia…

¡Su nueva benefactora!

-Atiéndelo–dijo Valentina con una sonrisa fría.

Aprovechando su distracción, se soltó hábilmente de su agarre y salió de la oficina sin mirar

atrás.

Santiago permaneció inmóvil, sumido en el recuerdo de esa sonrisa fría de Valentina.

Por alguna razón, sintió que esa mirada de Valentina era como si él la hubiera herido.

Pero, ¿no era ella quien no quería nada con él?

Con frustración, Santiago colgó el teléfono de Lucia.

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