Chapter 41

Nosotros.

No soportaba ni un segundo la presencia de Alexander y mucho menos en la que una vez fue nuestra

casa.

No espere respuesta alguna de Alexis y retome micamino hacia la salida donde me esperaba la

camioneta con Vincent adentro, quien se ofreció a quedarse por si surgia alguna irregularidad y estaera

una

Pasé de Alexander, ignorandolo como si no estuviera a unos cuantos metros y bajė las escaleras apaso rápido, justo en el momento que llegue al último escalón, escuché pasos detrás de miy medetuve antes de chocar con el cuerpo de Alexander que se atravesó en mi camino,

– Sarah, hablemos por favor.-lo miré con el ceño fruncido, sin una pizca de gracia en mi rostro.

Era increible lo idéntico que es a su gemelo, pensaria que estaba hablando con Alexis de no serporque el color de sus ojos son distintos.

– Sr. Lancaster, no tengo mucho tiempo, mi asistente ya recibió su propuesta y lo vamos a discutir enuna junta directiva, el dia de mañana estaremos anunciando la marca elegida para la colaboración, sino hay más nada por hablar, me retiro. -volvi a pasar por su lado, pero antes de que siguiera mirumbo, me tomo del brazo deteniéndome por completo. Mire su mano que me tomaba firme, elcontacto de su piel con la piel quemaba como el infierno, me desagradaba aquella sensación. -Esa noes la manera de tratar

a una dama, me está lastimando.

Me salté de un tirón de su agarre y sus ojos miel inspeccionaron todo mi rostro.

– No quiero hablar sobre la colaboración, ni de asuntos laborales. Quiero hablar de ti y de mi. -miscejas se elevaron y no pude evitar soltar una risa llena de diversión.

¿Me está fodiendo?

– Que? No hay nada de que hablar, crecuerda que estamos divorciados? Lo que no se habló dentrodel matrimonio no me importa ahora. -dije tranquila, sin eliminar la diversión en mi rostro.

Esta vez si que me ha hecho reir.

– Entonces, después del divorcio tu puedes decirme que mi familia te humilló todo el tiempo, y yo nopuedo decir nada, eso no me parece justo. – dijo con su voz fria y áspera, como si le molestara queno

quiera entablar una conversación con él.

¿Qué pretende?

Qué hablemos de algo que él mismo se encargó de arruinar?

Es una pérdida de tiempo.

– Sr Lancaster, usted me lo ha preguntado por su propia cuenta, ni siquiera le di una respuesta directa,solo dejé que usted mismo lo descubriera. Si no tiene nada mejor por decir, preliero irme. –

(espondi serena.acomodando mi cartera en mi antebrazo antes de volver a caminar hacia la salida,

dejando a Alexander con la palabra en la boca.

Caminé, sintiendo el calor recorriendo por todo mi cuerpo, los encuentros con Alexander me ponian demalhumor casi de inmediato, no podía dejar de sentirme asqueada con solo mirar su rostrodesvergonzado

Solté un grito cuando senti sus manos elevándome hasta cargarme en su hombro como un costal de

papas y caminaba en dirección al patio trasero sin necesidad de entrar a la casa

– ¡Alexander! ¡Bajame en este mismo instante! ;Voy a llamar a la policia! ¡Maldita sea! ¡Esto es unsecuestro! -grité a todo pulmón con la esperanza de que Vincent pudiera escucharme y viniera a mirescate, pero estábamos muy lejos, solo me quedaba la esperanza de que Alexis pudiera intervenirpor mi – ¡Si no me bajas en este preciso momento vas a pagar las consecuencias! ¡Te voy a denunciarpor secuestro!

– Has entrado a mi casa por tu propia cuenta, no cuenta como secuestro. – lance un grito de

frustración y pensé que me llevaria a su cancha de tenis o que me lanzaria a la piscina sin más, pero

1.

Me dejó en el suelo del salón exterior al otro lado de la piscina y no espere para abofetearlo, haciendogirar su cabeza hacia un lado.

-¡Qué se ha creido! ¡Se ha vuelto loco! -volvió su rostro hacia mi mientras se tocaba la meilla con

sus largos dedos, se acercó amenazadoramente hacia miy de inmediato lo empuje por los hombros.

Este imbécil estaba sacando mi lado agresivo y no me haria responsable de absolutamente nada

– Entonces conocias a mi hermano desde hace años. -dijo volviendo a acercarse como si no lohubiese empujado con todas mis fuerzas.

– Qué te importa, no es tu maldito problema. -lo volvi a empujar y aproveche el espacio que tenia paracaminar de regreso, pero Alexander me tomó por sorpresa al empujarme hasta la pared. Me quejecuando mi espalda chocó contra la fria pared y lo miré con dagas en los ojos por la cercania de sucuerpo, me tenia acorralada con sus brazos, estaba alborotando mis ganas de arrancarle la cabeza desu estupido cuerpo. -¿Cuál es tu problema? ¿Quleres hablar? Ok, hablemos, pero alėjate de mi. – lovolvi a empujar y me escape de su cercania que me repugnaba. -Tienes cinco minutos.

– ¿Por qué no me dijiste que conocías a mi hermano? – pregunto desde su lugar, mientras yo memantenia lo más lejos posible de él.

Solte una risa sin ánimos.

– Yo qué iba a saber que era tu hermano, nunca me hablaste de él.-respondi tajante y pensando lo

absurdo que se estaba volviendo está “conversación”. -¿Eso que tiene de importante? Fue un simple

unc veniro

E.muy importante, porque de alguna manera, eres la razón por la que su recuperacion ha

evolucionado de una manera impresionante -dijo con cierto fastidio en su YOZ, entonces recorde alpar

de enfermeras que insinuaron que yo estaba ayudando a Alexis a recuperarse.

– Yo no tengo nada que ver con Alexis, ni con la familla Lancaster, en todo caso, ¿qué pasó para queterminara de esa manera? – aproveché para preguntar aquello que me intrigaba y pude ver cómo elcuerpo de Alexander se tensaban, tragó en seco haciendo que la manzana de Adán se moviera dearriba a

abajo.

Estaba nervioso, lo sé, lo conoci muy bien en los años que estuvimos juntos. ¿Acaso él tenia algo quever con su accidente? Lo miré con los ojos entrecerrados y evadio mi mirada por unos segundos.

– Es sobre eso que queria hablar contigo cuando fui a Paris. -dijo de pronto y entonces supe que si,efectivamente, Alexander tenia algo que ver con el accidente.

Desvié la mirada a la piscina antes de hablar.

– ¿Y esperaste doce años para decirmelo? ¿No confiaste lo suficientemente en tu esposa como parasiquiera mencionar que tienes un hermano? – pregunté disgustada, con un mal sabor de boca almencionar a su esposa.

– No es tan sencillo, Sarah.Acepto que debi decirtelo desde un principio, pero hice algo malo y hevivido con la culpa por muchos años, tal vez no hubiese cometido tantos errores si te lo hubieraconfesado, tal vez nosotros…

– Ya basta. Es suficiente, no me interesa saber nada relacionado a la gran familia Lancaster. -ointerrumpi antes de que se desviara a un tema que no tenía ni la más minima intención de tocar.

¿Nosotros? Ya no hay un nosotros.” Eso murió en el momento que decidió fallarle a nuestromatrimonio. Ya no existe ni existirá un nosotros.

– Sarah, solo quiero aclararte lo de Rachel, las cosas no fueron como lo imaginas. -levanté mi manopara que dejara de hablar en cuanto escuché el nombre de esa mujer.

Hablar de aquello era desagradable, no queria recordar la escena que me destruyó.

– Alexander, yo sé lo que vi, no hay nada que aclarar, sea como sea, me fuiste infiel y no hayjustificación, ni pero que valga. Creo que hay algo que no has entendido. Estamos divorciados y no me

interesa saber nada relacionado contigo, no me debes explicaciones y yo tampoco quiero escucharlas,į para que seguir mirando al pasado? – pregunte con indiferencia y solté un suspiro cansado, antes devolver a caminar hacia la salida del salón. —Ya pasaron los cinco minutos.

Esta vez no me detuvo de la manera tan brusca que lo hizo anteriormente, pero si me detuvo con unapregunta que me dejó inmóvil.

— ¿Qué es eso que pronto todos van a saber?-mi piel se erizó al escuchar su voz gelida y cerré mis

ojos pensando en Tristan,

lo mejor para el era conocer a su padre, mi papa tenia razón, no podia quitarle el derecho a Alexander

de conocer a su hijo y si no lo quiere tens un tema aparte

Me gire solo un poco para mirarlo con desden.

– Lo sabrás el día que presentemos la marca que colaborará con Doinel. Será una gran sorpresa. –dije sintiendo mis músculos tensos, su boca se abrió para decir algo más, pero volvi a retomar micamino, dejándolo solo, con su mirada afligida.

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