Capítulo 46

Ainhoa soltó una risita ligera y dijo: “Cuando era joven, estaba llena de ilusiones sobre el amor, pensaba que era lo más precioso en mi vida Estaba dispuesta a pagar cualquier precio para conseguirlo. Pero nunca Imaginé que lo que yo valoraba tanto, para él no fuera más que una ficha de cambio. Si es asi, ya no hay necesidad de mantenerme altiva; una transacción es igual a mil. Lo único que importa es que mi padre esté a

salvo.

Aunque Ainhoa hablaba con aparente tranquilidad, pero lker podľa percibir el dolor qué escondía en su corazón.

La miró fijamente, con un tono de voz lleno de desánimo mientras le decía: “Soy un inútil, si tuviera tanto poder como él, nunca te habría permitido pasar por estas humillaciones.”

Ainhoa sonrió levemente y lo consoló: “Lo que no te mata te hace más fuerte, no lo considero una humillación. En tres meses seré libre.

“¿Qué planes tienes, has pensado en volver al mundo de la abogacia?”

“Nunca he sido abogada, ¿qué bufete se atrevería a contratarme?”

Iker respondió sin dudar: “Estoy preparando un nuevo bufete, traeré a algunas personas del extranjero, pero también necesito a personas con energía renovada. Si quieres, siempre hay un lugar para ti.“–

Ainhoa asintió agradecida y le dijo: “Gracias, compañero, lo pensaré.”

Después de cenar, Ainhoa e Iker llevaron al maestro Azai de vuelta al hotel y ella sola manejó hacia su apartamento. Acababa de abrir la puerta cuando una sombra blanca se lanzó hacia ella, Soltó un grito ahogado y justo cuando pensaba huir, escuchó un gruñido familiar. Ainhoa encendió la luz y al mirar hacial abajo vio a un samoyedo blanco excitadamente dando vueltas a su alrededor. Se agachó de inmediato y lo abrazó. No paraba de acariciar su suave pelaje.

“Snow, mamá te ha extrañado tanto.”

Snow se acurrucó en sus brazos, lamiendo y ladrando emocionado, con los ojos humedecidos. En medio de su afectuoso encuentro, la puerta del baño se abrió. Enzo salió solo con una toalla alrededor de la cintura. El hombre se secaba el pelo con otra toalla, sin mucha atención.

Ainhoa lo miró fijamente, sin poder articular palabra por un momento. Enzo soltó una risita perezosa y su voz ronca fluyó suavemente mientras le decía: ¿Esta vista no es suficiente para ti? ¿Quieres que también me quite la toalla?”

Se acercó a Ainhoa y le colocó la toalla grande sobre la cabeza, tirando fuerte, haciendo que ella cayera en sus brazos. La toalla era tan grande que cubrió completamente sus cabezas. En ese espacio cerrado, sus miradas se cruzaron. Un aire de insinuación llenó là habitación al instante. Las frías yemas de Enzo levantaron delicadamente la barbilla de Ainhoa, acariciando sus labios rojos, con una voz ronca: “Ingrata, incluso pensaste en hacer un complot para matarme, dime, ¿cómo deberia castigarte?”

Ainhoa intentó liberarse, pero los brazos largos de Enzo la retenian firmemente en su abrazo

Ella lo miró enfadada y dijo: “Enzo, no dejes que el maestro sepa lo nuestro.”

Enzo sonrió y le dio un beso en los labios preguntando: “¿Qué me darás a cambio?”

“¡No exageres!”

“Si no veo tu sinceridad, ahora mismo llamaré al viejo y le diré que el hombre que quiere matar soy yo, que su querida discipula está en mis brazos. ¿Qué crees que haría?”

Ainhoa estaba furiosa, apretando los dientes. Si el maestro se enterara de que Enzo era el hombre que le habia gustado durante siete años…

Seguramente se lo diria. No queria que Enzo lo supiera. Quería mantener algo de dignidad.

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Capitulo 46

Al ver a Ainhoa tan nerviosa por eso, Enzo sintió un dolor extraño en el pecho. Mordió vengativamente sus labios y dijo con voz ronca: “Vuelve a casa conmigo y guardaré tu secreto.”

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