Capítulo 13

Horacio frunció el ceño y miró a Amelia. ¿A dónde piensas ir?“.

Amelia bajo la vista y retrocedió mientras sostenia a Lázaro. “No… no pensaba ir a ningún lado“.

El semblante de Horacio se oscureció y advirtió a Amelia con la mirada. “Deja al niño, ve a darte una ducha y cambiate de ropa, vamos a salir“.

Amelia retrocedió mientras protegia a Lázaro con miedo. “No quiero ir…

“Hoy es el cumpleaños de Carolina, y tú vas a ir, quieras o no“, dijo Horacio con una voz helada.

Amelia miró a Horacio con terror. “Yo… yo no quiero ir…“.

“Amelia, no seas desagradecida. La salud de Carolina es delicada y te ha invitado por su buena bondad. No seas ingrata. Horacio temía que Carolina se molestara, por eso habla accedido a que Amelia

asistiera.

El cuerpo de Amelia tembló.

Cumpleaños.

El cumpleaños de Carolina.

También era su cumpleaños.

Sólo que ella misma lo había olvidado, porque no se sentia digna de celebrarlo y le temía a ese día.

A veces, Amelia pensaba que hubiera sido mejor morir el día en que nació.

Pero no había segundas oportunidades.

“Horacio… por favor, ¿puedo no ir?“. Amelia suplicó en voz baja.

¿Acaso tenía que desgarrarle el corazón?

¿No era suficiente con que donara un riñón?

“No me hagas repetirlo, amenazó Horacio con frialdad.

Amelia sabia que no podía evitarlo.

Después de llevar a Lázaro de vuelta en el cuartito, le advirtió que no se moviera y se portara bien.

Lázaro fue muy comprensivo, se quedó sentado en la cama vieja y esperó a que su mamá volviera.

Amelia le dejó el pedazo de pastel que quedaba a Lázaro y le dijo que lo comiera si tenia hambre.

Al salir del cuartito, Amelia se dio una ducha, pero aún llevaba su propia ropa mientras esperaba a Horacio en el patio.

Ya sabía lo que le esperaba, burlas sin freno y humillaciones interminables.

Si eso era lo que Horacio quería ver, entonces ella iría,

“¿Por qué no te pusiste la ropa que te dio la niñera?“. Horacio salió y miró a Amelia con cierto disgusto.

Como era la fiesta de cumpleaños de Carolina, Horacio llevaba un traje de diseñador, estaba incluso más guapo que cualquier estrella de cine.

Amelia miró a Horacio con calma, su corazón ya no latia más rápido sólo por él.

Capitulo 13

Después de tantos años.

Al final, realmente había dejado de amarlo.

“No estoy… acostumbrada“. No queria ponerse un vestido porque tenía demasiadas cicatrices en el

cuerpo.

Ahora que estaba tan delgada, nada le quedaba bien, era mejor ir de esa forma.

Sin ganas de prestarle más atención a Amelia, Horacio subió al auto directamente.

༢ ༀ ཛ ཟ

Amelia abrió con cuidado la puerta trasera del auto, entró y se escondió en la esquina más alejada.

Horacio echó un vistazo a Amelia a través del espejo retrovisor y por un momento se quedó pasmado.

Antes, en su auto, Amelia siempre se sentaba en el asiento del pasajero.

Ella decía: “Horacio, este es el asiento exclusivo de la princesa“.

Él la mimaba y le decia: “Si, ninguna otra mujer puede sentarse en mi asiento del pasajero“.

Al pensarlo ahora, era realmente irónico.

“Amelia, ¿alguna vez te has arrepentido?“. El auto se detuvo en el estacionamiento subterráneo de Posada la Llave de Oro y Horacio preguntó. “Si no me hubieras traicionado al principio, incluso si no fueras la hija de la familia Suárez, no te habría dejado“.

Amelia estaba algo cansada y al escuchar las palabras de Horacio, sólo sintió que su pregunta era

graciosa.

¿Donde habia estado él cuando ella luchó desesperadamente, pidió ayuda y necesitó protección? Habia

estado con Carolina.

Y ahora tuvo el descaro de preguntarle si se arrepentia.

“He quedado en deuda con la familia Suárez y con Carolina… pero Horacio, no te debo nada a ti“. Amelia tomó una respiración profunda y abrió la puerta del auto para bajar.

Horacio se enfureció por la actitud de Amelia, bajó del auto, le agarró la muñeca y la empujó contra la pared para atraparla con fuerza. “¿No me debes nada? Te acostaste con otro, tuviste un hijo con ese desgraciado, ¿y dices que no me debes nada?“.

“¡Amelia, me debes toda la vida!“, Horacio estaba perdiendo el control y la obligó a mirarlo.

Amelia se negó obstinadamente a mirarlo.

Horacio la miró y dijo palabra por palabra. “Hace seis años estuviste muy desesperada, ¿cómo has aguantado estos cinco años sin hombres?“.

Los ojos de Amelia se llenaron de lágrimas, y no se supo de dónde sacó el coraje para abofetear a Horacio.

Horacio respondió con una bofetada. “¿Qué derecho tienes para golpearme?“.

“¡Eres un desgraciado!“.

Amelia quedó aturdida en su lugar.

Esa era la primera vez que Horacio la golpeaba.

Esa bofetada marcó el verdadero punto final.

Capitulo 13

Seis años atrás, Carolina lo llevó a un hotel para descubrir una infidelidad.

Al ver las sábanas blancas manchadas de rojo, él gritó fuera de si, pero no tuvo el coraje de golpearla

Amelia sintió un–zumbido en los oidos, respiró hondo y siguió a Horacio.

Los dedos de Horacio temblaban.

Después del golpe, el también se arrepintió.

Pero sabia muy bien que nunca podría perdonar a Amelia, y que ya era demasiado tarde para volver

atrás.

“¡Miren quién ha llegado! La protagonista de hoy, la señorita Amelia!“.

Apenas entró en la habitación, aquel grupo de hijos de ricos comenzó a burlarse de Amelia.

“Horacio, veo que la trajiste de verdad, no está mal“. Uno de los ricos se acercó sonriendo y le dio una palmada en el hombro a Horacio. “He oido que ahora por dinero se deja hacer de todo, ¿es cierto o no?. Horacio lo miró con ojos frios y dijo con voz grave: “Pregúntaselo tú mismo“.

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