Capítulo 12

Fausto corrió para entregarle a Amelia un pastel y dulces.

Amelia se limpió las manos de juntar basura, miró a Fausto con nerviosismo y retrocedió un paso.

Habiendo experimentado de todo, Amelia temia a todos y no confiaba en Fausto.

Fausto to notó y sonrió. “Todo es nuevo, no se ha abierto, miralo tú misma”

Amelia no dijo nada, sólo bajo la vista al suelo y agarró fuertemente su pantalón.

Tenia hambre, queria el pastel, pero no quería mendigar.

“Mira, como estás juntando botellas, esto es de parte del Sr. Gallego, todo esto costó sólo un poco más de diez dólares, cuando tengas el dinero, puedes devolvérselo al Sr. Gallego“. Fausto señaló hacia el auto que estaba estacionado al borde de la carretera.

Amelia miró en la dirección que señalaba Fausto y vio a Wilson…

Asintió con la cabeza y tomó el pastel.

Ella lo devolveria, iba a crear todas las oportunidades posibles para acercarse a Wilson.

Cargando las botellas juntadas, Amelia caminó cojeando de regreso.

Su tobillo dolia, estaba hinchado por el pisotón de Esperanza.

Camino entumecida hacia el almacén de la familia Gallego, limpió cuidadosamente sus manos y llamó suavemente a Lázaro, que ya estaba dormido. “Lázaro, levántate a comer algo“.

Horacio no habia asignado a nadie para vigilarla directamente, porque sabia que Amelia no se atrevería a huir.

Si huia, la atraparian de nuevo.

Era mejor no huir

Se quedaría para pagar sus pecados.

Ezequiel ya le había prometido a Amelia que si donaba un riñón, consideraria que ella habia pagado más de veinte años de deuda por cuidarla.

Después de eso, no les debería nada.

Nada en absoluto.

“Mamá…“. Lázaro despertó, estaba somnoliento, y al ver los pastelitos, sus ojos brillaron y lamió sus labios. “¿Mamá es un ángel?“.

Amelia se rio y le dio todos los pastelitos a Lázaro, “Mamá sabe hacer magia“.

“Mamá es increíble“. Lázaro le dio un beso en la frente a Amelia.

Amelia se apartó por instinto. “Estoy sucia“.

“Mamá no está sucia“. Lázaro sostuvo la cara de Amelia con seriedad. “Mamá es la más limpia“.

Amelia se ahogó un poco, y mientras se reia, las lágrimas empezaron a brotar involuntariamente. “Lázaro es bueno, come“.

“Mamá come“. Lázaro era obediente y muy sensato, sabía que tenía que darle el primer bocado a su

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mama.

Amelia tenia mucha hambre, pero aun así querla dejarle todo a Lázaro. “Ya comi“.

“Mama miente“. Lázaro insistió en que Amelia comiera antes de él.

Amelia se sentó al lado de Lázaro, le permitió apoyarse en ella, tomó un pedazo de pastel y mordió un trozo, qué dulce.

Era realmente dulce.

En sus años en prisión, casi habla olvidado cómo sabla lo dulce.

“Mama, ¿dónde está papá? ¿Es un superhéroe? ¿Vendrá a salvarnos?“.

Esa noche, Amelia abrazó a su hijo para dormir.

Lázaro hizo muchas preguntas.

“Papá se fue a salvar a los extraterrestres, por eso se fue, y tardará mucho, mucho tiempo en volver“.

“Papá es un héroe“.

Amelia estaba creando una imagen de padre para Lázaro. Esperaba que su hijo creciera sano y feliz, sin carencias ni arrepentimientos.

“Lázaro, dentro de poco tiempo, mamá también tendrá que ir al espacio exterior a buscar a papá, y puede que tarde mucho, mucho tiempo en regresar…“. Amelia habló suavemente.

Pero de repente, Lázaro se quedó callado.

“Lázaro…. Amelia sintió un apretón en el corazón.

Lázaro comenzó a llorar. “Mamá, no te vayas“.

Tenía miedo de que su mamá también se fuera.

Amelia abrazo fuertemente a Lázaro con los ojos húmedos.

Ella iba a morir, moriria en la mesa de operaciones.

“Levántate, sólo sabes dormir“.

A la mañana siguiente, Amelia fue despertada por una patada de la niñera.

Instintivamente protegió a su hijo y se sentó somnolienta.

“Come, no digas que te hice pasar hambre“. La niñera dejó caer un tazón de comida podrida y se fue.

Lázaro también se levantó, olió la comida y sintió náuseas. “Mamá, está malo, no se puede comer“,

Amelia no dijo nada, tomó el plato de comida cojeando y salió fuera de la casa para tirarlo en la basura. Luego limpió el plato, tomó un poco de agua fría para enjuagarse la boca y llevó a Lázaro a lavarse.

“Mamá, ¿a dónde vamos?“.

Amelia le hizo un gesto a Lázaro para que guardara silencio. “Volveremos a casa a buscar a tu tio“.

Justo cuando llegaban a la puerta, Horacio regresó.

Su auto estaba aparcado afuera y de él bajó un niño pequeño de la misma edad que Lázaro, quien estaba abrazando un enorme juguete de Ultraman.

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Capitulo 12

Amelia sabia que era el hijo de la hermana de Horacio, el mayor de la familia Gallego era Wilson, y Valeria Gallego era la señorita de la familia Gallego, gemela de Horacio.

Ella se había quedado embarazada ese año, y Valeria también, ambos casos de embarazos fueron antes del matrimonio.

“Tio, ¿quién es él?“. Salvador Santos señaló a Lázaro con una gran desconfianza.

La mirada de Horacio se oscureció por un momento, su voz se volvió gélida. “Aléjate de él, está sucio“.

Lázaro bajo la cabeza al sentirse herido y miró su ropa que había sido lavada hasta quedar casi blanca. Era su tio quien la había lavado, él no estaba sucio en absoluto.

Capitulo 13

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