Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez ) -
Capítulo 21
Capitulo 21
Horacio estaba recostado en el sota del reservado, tenia un semblante que denotaba cansancio.
Carolina habia sufrido un accidente automovilistico, y por el bienestar de las famillas Gallego y Suárez, él estat
obligado a cuidarla adecuadamente.
Se froto et entrecek, Horacio parecia estar bajo una gran presión.
“ELST. Santos ha llegado“,
“Hotacio, tu cuñado está aquí“. Algunos amigos lo Informaron entre risas.
Yago entro en el reservado y funció el ceño al mirar a Horacio. “Todos ustedes, salgan“.
Los compañeros de Horacio se miraron entre si, Intuyeron que se trataba de un asunto interno de los Gallego y salieron a esperar fuera de la puerta.
“Cuñado, ¿necesitas algo de mi?“. Horacio estaba recostado en el sofá, encendió un cigarrillo y mostró una actitud desinteresada,
El ceño de Yago se trunció aún más, sus dedos se apretaron hasta ponerse blancos. “La familia Santos ha tenido un contratiempo con el proyecto del suburbio este y necesitamos que la familia Gallego Interceda… para ver al Sr. Juárez de Empresa de Montaña Nevada“.
Cuando los padres de la familia Santos se enteraron de la tensión entre Yago y Horacio, presionaron a Yago para que se disculpara con Horacio. Después de todo, de eso dependia el futuro y las perspectivas del Grupo Santos.
*Je… ¿y eso que tiene que ver conmigo? No puedo creer que mi cuñado venga a pedirme ayuda“. La voz de Horacio era helada, cada vez que recordaba aquella noche en el hotel y que el hombre desagradable que habia estado con Arnelial resultó ser Yago, deseaba acabar con él.
Yago era un niño de mamá siempre escuchaba a su madre. ¡No entendia qué le velan Amelia y su hermana!
“Horacio, si vas a ayudar, ayúdame, y si no, ahorra tus comentarios sarcásticos“. Yago trunció el ceno.
“¿Así es como pides un favor?“. Horacio se rio e Inhaló profundamente su cigarrillo. “El único de la familia Gallego que puede hablar con el Sr. Juárez es mi hermano Wilson, ¿por qué no se lo pides a él?“.
La voz de Horacio estaba cargada de sarcasmo.
Yago era un cobarde, no se atrevia a pedirle nada a Wilson.
Porque Wilson no tenia en alta estima a nadie.
Y menos iba a involucrarse en los asuntos de la familla Santos.
“Horacio, ¿qué quieres?“. Yago apretó sus puños, era imposible que fuera a suplicarle 3 Valeria.
“Vuelve, arrodillate para disculparte con mi hermana y jura que nunca más la harás sufrir, tal vez entonces yo te ayude“. Horacio sacudio las cenizas de su cigarrillo.
“Jefe, la mujer que nos mandó seguir, se fue a escondidas a la casa de los Santos… parece que fue a buscar a… Yago“, el asistente entro desde afuera.
La expresión de Horacio se oscureció al instante, y con un golpe, su ple golpeó la mesa de bebidas.
¡Amelia! Qué astuta.
Apenas la habia dejado ir y ya se habla precipitado a buscar a Yago.
Qué dec Que descarada..
Yago se sorprendió y miró a Horacio con enojo. “¿Estás siguiendo a Amella a escondidas?“.
¿Amelia habla ido a buscarlo?
Con una emoción inesperada, Yago giró para irse a encontrarse con Amelia.
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Capitulo
“Cuñado, ¿quieres que la familia Santos se arruine por tu culpa?“. La voz de Horacio era fria y amenazante.
Yago se detuvo en seco y se volteó hacia Horacio. ¿Qué planeas hacerle?“.
“Jefe, ya la tengo aqui“. El asistente buscó la aprobación de Horacio.
Horacio trunció el ceño. “¿Dónde está ella?“.
“Tráiganla“.
La puerta se abrió, Amelia fue empujada hacia adentro y cayó al suelo.
Amelia se encogió un poco y levantó la vista hacia Yago.
Había ido a buscar a Yago… para hacer una prueba de paternidad.
Ella queria pedirle a Yago que se sometiera a una prueba junto con Lázaro.
La enfermedad de Lázaro requeria la colaboración de su padre biológico para los exámenes.
“Amelia, de verdad que eres despreciable“. Horacio se levantó y agarró la barbilla de Amelia. “No puedes vivir sin un hombre? ¿Tuviste que ir tan rápido a buscar a tu queridito?“.
“Horacio, no te pases“. Yago intercedió e intentó detenerlo.
“¡Yago! ¡No olvides que hoy viniste a pedirme ayuda!“. Horacio miró a Yago con una mirada fria, la ira le hizo perder el control.
Habia amado a Amelia durante muchos años, la habla tratado como un tesoro en sus n
manos.
Desde el primer año de secundaria hasta el tercer año de universidad, la habia puesto en lo más alto de su corazón.
Pero, ¿y Amelia? ¡Se habla acostado con Yago a sus espaldas y hasta habia tenido un hijo! Eso hizo que Horacio perdiera toda la dignidad.
En todos esos años, los ricos herederos de Bella Maravilla lo hablan tratado con respeto sólo cuando lo tenian adelante, ¡pero todos se burlaban de él a sus espaldas! Horacio sabía mejor que nadie cómo se rieron de él.
Su mujer lo habia engañado y habia tenido el hijo de otro hombre.
¡Amelia realmente lo había hecho bien!
“Amelia, ¿qué es lo que te gusta de él?“. Horacio realmente queria saber qué vela Amella en Yago.
¿En qué no era él, Horacio, mejor que Yago?
“¿Crees que él tiene la capacidad de protegerte? No puede ni siquiera salvar su propia familia, ¿cómo va a protegerte a ti?“. Horacio grito. “¡Entren todos!“.
Ese día quería hacerle saber a Amelia que un hombre como Yago no era más que un inútil
Yago no podia protegerla, queria que se olvidara de esa ilusión.
Amelia miró a Horacio con terror, él se había vuelto loco… ¿qué locura estaba haciendo?
¿No habla sido suficiente usar el cumpleaños de Carolina para engañarla y humillarla aquel dia?
“¿Quién es esta mujer, Horacio?“. Unos cuatro o cinco hombres entraron y miraron a Amelia con interés. “No está mal pero es muy flaca“.
¿No es esa… Amelia? Horacio, esa mujer… esa sinvergüenza“,
“¿Salió de la cárcel?“. En el circulo de Bella Maravilla, Amelia era muy conocida.
Antes era famosa por su belleza y talento, ahora lo era por ser una mujer fácil y por pretender ser una niña rica.
“Dicen que esta mujer es muy ardiente, ¿no? Cualquier hombre le sirve, y además le gusta tener hijos con hombres ajenos“, se burló alguien con palabras cargadas de insinuación.
“Horacio, no te excedas“. Yago intentó intervenir nuevamente.
Pero eso sólo enfureció más a Horacio.
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Capitulo 21
“Si tanto les gusta jugar, háganto aqui, como quieran, diviértanse. Ella no puede vivir sin un hombre, dejen que el hijo de la familia Santos lo vea todo“. Horacio sonrió con una sonrisa que parecia la de un demonio.
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