Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez ) -
Capítulo 22
Capítulo 22
“Horacio, ¡no tienes corazón!“. Yago se llenó de ira, intentó abalanzarse, pero fue detenido por los hombres de Horacio.
“Señor Santos, seria mejor que se quedara quieto y observara“. Ellos también estaban en una situación complicada, después de todo, era Horacio, un miembro de la familia Gallego, el hermano menor de Wilson.
¿Quién osaria ofender a la familia Gallego?
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¿Quién osaria ofender a Wilson?
Todos respetaban a Horacio, pero no por él mismo, sino porque era el hermano de Wilson.
“Yago, observa bien. Si logras no intervenir, le rogaré a mi hermano que hable con el Señor Juárez en tu favor“. Horacio dijo con sarcasmo, amenazó a Yago con el Grupo Santos.
Estaba seguro de que Yago, ese cobarde, cederia por interés.
Queria mostrarle a Amelia qué clase de persona era Yago.
“Sueltenme…“, suplicó Amelia entre lágrimas. “Horacio, por favor, déjame en paz…..
Pero suplicar era inútil ella ya deberia saberlo.
Varios hombres la arrastraron hacia el sofá y comenzaron a rasgar su ropa con fuerza.
Amelia luchó y lloro, pero fue inútil.
**Sálvame… por favor, salvame!“. Amelia le rogó a Yago, sentia como si hubiera caido en un pozo helado que era frio y asfixiante.
Yago tragó saliva, quiso intervenir, pero al final dudó.
Sin el Grupo Santos, él sería alguien fácil de pisotear en ese circulo social
Con los dedos temblando, Yago apartó la mirada..
Nunca imaginó que la hija de la familia Suárez, que alguna vez estuvo en la cima, ahora sería torturada de esa manera por esos hombres.
La rosa blanca que una vez floreció, ahora estaba despojada y destruida.
Y Horacio parecia decidido a arrancar todos los espinos y puntos brillantes de Amelia, a ensuciarla, a romperla y a pisotearla en el barro.
Amelia miró a Yago con desesperación, dejó de luchar y de suplicar.
No tenia sentido, ¿cómo podrian esos hombres salvarla?
Quedó yacida en el sofa sin fuerzas y dejó que la humillaran.
Su ropa fue desgarrada y su cuerpo estaba cubierto de moretones y heridas…
Durante los años en prisión, las personas contratadas por Horacio le dieron un “trato especial” cada día.
Esos moretones tardarian mucho en desaparecer de su cuerpo.
“Maldita sea… ¿esta mujer está enferma o qué? ¿qué diablos con todos estos moretones?“.
Alguien miró a Amelia con disgusto y soltó su agarre.
Les gustaba jugar, pero no querian contagiarse.
Los demás también soltaron rápidamente a Amelia. “Escuché que está enferma…“.
“Ja, quién sabe con cuántos ha estado, qué asco. Horacio, no nos gusta la basura“.
Amelia yacla en el sofá inmóvil y con la mirada vacia.
¿Cuál era la forma más cruel de destruir a una chica? Esparciendo rumores sucios.
Amella ya habia pasado por eso en la escuela secundaria.
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Capitulo 22
En aquel tiempo, muchos chicos de la escuela la adoraban, y Amelia sacaba muchas cartas de amor del compartimiento de su pupitre cada dia.
Entre ellos. Teofilo y Yago eran los que la perseguían más fervientemente, ambos le hablan declarado su amor en público y ambos hablan sido rechazados de forma diplomática por Amelia,
Luego, poco a poco comenzaron los rumores y las habladurias, decian que Amelia ya habla estado con hombres y que mantenia una fachada de pureza, pero en realidad era muy promiscua.
Amelia lloró muchas veces por esos rumores y también fue acosada y sufrió violencia verbal por parte de las chicas de su clase.
Y lo peor fue que alguien vertió sangre de pollo sobre su vestuario de ballet y puso cuchillas en sus zapatillas
Después, cuando empezó a salir con Horacio, nadie se atrevió a molestarla más, y poco a poco esos rumores se fueron apagando.
Desde entonces, Amelia creyó que Horacio era su salvador.
Era el único rayo de luz en su oscuro mundo.
Fue su salvador.
Pero de repente, un dia, el salvador se convirtió en demonio.
“Tuvo hijo con otro hombre, ¿cómo una mujer asi podria ser decente?“.
“Exacto, ni regalada la querria“.
“Teofilo en aquel entonces estaba loco por ella, no podia vivir sin ella. Seguro que a Teófilo no le importará, ¿dónde está Teofilo? ¿Por qué no ha venido hoy?“.
“Llegará en un momento“.
Amelia yacia adormecida en el sofá y escuchó esos comentarios asquerosos.
Lentamente se sentó, se acomodó la ropa y notó que los botones hablan sido arrancados.
No lloró.
Ya no podia llorar.
Horacio estaba sentado a un lado, la colilla del cigarrillo estaba quemando sus dedos, pero él no pareció darse cuenta.
De repente, sintió algo de remordimiento, fue consciente de que había ido demasiado lejos.
Pero Amelia lo habla obligado, el sólo queria mostrarle la verdadera cara de Yago.
“Amelia…“. Yago se acercó, pero no se atrevió a acercarse mucho a Amelia.
Claramente, él creyó en lo que dijeron los demás, también pensaba que ella estaba sucja y que estaba enferma.
Amelia no dijo nada, pero su cuerpo se encogió Instintivamente.
“Te llevare a casa…“. Yago habló en voz baja.
Amelia no se movió, permaneció sentada en silencio, y después de un largo rato, levantó la vista hacia Yago. “Haz una prueba de paternidad con Lázaro“.
Al escuchar las palabras de Amelia, los hombres cercanos comenzaron a golpear la mesa emocionados. “¡Eh! El bastardo de Amelia es hijo del Sr. Santos, ¡vaya Yago, tienes agallas! ¿No te dio asco?“.
ago..
contento de ser padre?“.
“Yago, eres valiente, te atreviste a tocar a este tipo de mujer“.
Yago se mostró algo molesto, evidentemente sintió que su reputación estaba slendo herida. “Callense“.
Los hombres gruñeron y dejaron de hablar.
“Amelia, Lázaro no es mi hijo, y el del hotel tampoco fui yo“. Yago se apresuro a negarlo.
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mela susoro alhada y asintió con la cabeza.
Eso estaba bien….
Si no fue el estaba bien,
De otra manera, ela vomitaria.
En la entrada Teofilo empujó la puerta y entró al ver un grupo de personas alborotando con palabras sucias, frunció el ceto
Semada se o en Amelia y se detuvo por un momento.
¿Estaban molestando a Amelia otra vez?
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