Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez ) -
Capítulo 26
Capitulo 26
“Horacio! Túi fuiste el prometido de Amelia, ¿cómo puedes ser tan cruel con ella? No te duele la conciencia?“. Dijo Damaso con furia
“Conciencia? ¿Ustedes, una familia de estaladores, hablan de conciencia? Cuando ella me traicionó y tuvo un hijo con otro hombre, ¿dónde estaba su conciencia?, Horacio advirtió a Damaso. “Entrégamela o.
Amelia desperto confusa y, al oir la voz de Horacio, comenzó a temblar.
Con respiración agitada, se puso de pie y mind a Horacio. “Me Ire contigo… pero deja a mi hermano y a Lázaro en paz“.
Para Amelia, Horacio era un loco capaz de cualquier cosa,
Si la noche anterior habia permitido que la humillaran, ese dia podría lastimar a Damaso y a Lázaro.
“Amelia, tienes fiebre. Vamos al hospital“, insistió Damaso con preocupación.
“Hermana, estoy bien…“. Amelia negó con la cabeza, se acercó a Horacio y subió al auto sin más.
Horacio quedo complacido con la actitud de Amelia y su mirada se suavizó un poco.
Sabia que se habia excedido la noche anterior….
“¿Con qué nuevo método piensas torturarme hoy?“, preguntó Amella con voz ronca.
“Carolina acaba de ser dada de alta y está en casa de la familia Gallego. Irás a culdarla“, dijo Horacio. Amelia tenia que
redimirse con Carolina.
Amelia tenia un fuerte dolor de cabeza y llebre, asi que se recostó débilmente en la ventana del auto.
No tenia fuerzas para resistirse.
“No, no quiero vivir alli“, dijo Amella, rechazó la idea de quedarse en casa de la familia Gallego.
“¿Has estado buscando trabajo? Supongo que ningún Jardin de infante quiere a tu hijo ilegitimo. ¿verdad?“. Horacio la miro de reojo.
Amelia apreto los dedos y respiró hondo. ¿Qué es lo que quieres…?“.
“Si cuidas bien a Carolina, te pagaré un sueldo de mil dólares al mes. Si te comportas bien, podría ayudarte a resolver el problema de la escuela de ese hijo llegitimo“, dijo Horacio con el ceño fruncido.
El sintió un poco culpable por lo ocurrido la noche anterior, y eso era una especie de compensación.
Para Horacio, mil dolares era una suma insignificante, al igual que ayudar al niño a conseguir un lugar en la escuela,
Pero para Amelia, ganar mil dólares al mes era un sueldo alto.
“Los horarios de trabajo…“. Amelia queria que Horacio lo especificara.
Horacio penso que Amelia estaba siendo demasiado exigente. “A las ocho de la mañana debes estar en casa de la familia Gallego, cuidarás de las comidas de Carolina durante el dia y, a las nueve de la noche, uma vez que Carolina esté dormida, podrás irte. Esto es lo que le debes a Carolina, te estoy dando la oportunidad de redimirte“.
Amelia respiró profundamente y no volvió a hablar.
Para Horacio, Amelia le habia robado a Carolina veinte años de vida como una rica heredera. Ahora, servirle como una criada era lo menos que podia hacer.
Amella se recostó en la ventana con somnolencia, pensando que sólo tenia que aguantar hasta las nueve de la noche para terminar su jornada.
“Horacio…“. Al bajar del auto, Amella habló con voz ronca y nerviosismo. “¿Sería posible… recibir un adelanto de mi sueldo?“.
Lázaro necesitaba pagar la matrícula escolar y las colegiaturas de los jardines de Infante eran muy altas. En uno ordinario, mil dólares apenas cubrían dos meses de colegiatura y manutención.
En un jardin bilingüe de mejor calidad, la mensualidad superaba los mil dólares.
Capitulo 26
Horacio frunció el ceño y mostró su desagrado. “No tienes vergüenza. Amelia?“.
Amelia no respondió, sabia que era inútil pedirle
“Vistete rápido y ve a cuidar a la señorita Carolina. Te lo advierto, una vez dentro de la familia Gallego, no te atrevas a robar nada“, la criada le arrojó la ropa de servicio a Amelia con una advertencia sarcastica.
Amelia bajo la cabeza sin decir ni una palabra,
“Además, hoy el señor Wilson va a volver, más te vale andar con cuidado. Si llegas a molestar a él, nadie podrá ayudarte“.
La empleada señaló la cabeza de Amelia mientras hablaba.
Amelia retrocedió instintivamente un paso y apretó en su bolsillo los pocos billetes que tenia, dinero que habla conseguido vendiendo botellas recogidas aún no era suficiente para devolverle a Wilson.
Casi cien dólares, para Amelia no era una suma pequeña.
“¿Dijo mi hermano que va a volver?“. Horacio estaba sorprendido, su padre, Kilian, no estaba en casa y Wilson últimamente volvia a casa con demasiada frecuencia.
“Dijo que… que lo esperaras en casa“, murmuró la empleada.
Horacio se sintió inexplicablemente inquieto, Wilson nunca le llamaba directamente, siempre enviaba mensajes a través de la empleada, pero cada vez que le pedía esperar en casa, significaba que algo había hecho mal y Wilson se habia enterado.
Con un sentimiento de resentimiento, apretó los dedos y entró al estudio con irritación.
Últimamente no había cometido errores graves en la empresa, ¿para qué lo queria Wilson?
¿Acaso era por el asunto de Yago? No habia consultado con Wilson y fue directamente a ver al Sr. Juárez de Empresa de Montaña Nevada.
Horacio sentia opresión, con Wilson encima, todo lo que hacia tenia que ser con maldita cautela.
Tiro al suelo las cosas que estaban sobre el escritorio y se sintió cada vez más irritado.
Ese Wilson, ¿pretendia oprimirlo toda la vida?
Mientras Wilson estuviera presente, nunca podria levantar la cabeza.
En la familia Gallego, Wilson era como un dios en las alturas y un pedestal inalcanzable que nunca habia sido manchado.
No creia que Wilson jamás hubiera cometido errores. ¡Era mejor que no le diera oportunidad de atraparlo en un desliz! Se juró que tarde o temprano lo derribaria de su altar.
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