Mi Salvador el Sen or Wilson ( Amelia Suarez ) -
Capítulo 30
Capítulo 30
“¿Hasta cuándo piensas esconderte?“. En el estudio, Wilson estaba sentado al lado del escritorio, alzó una ceja y lanzó la pregunta.
Amelia estaba escondida en un rincón, esperó a que los ruidos externos cesaran antes de atreverse a salir cautelosamente de detrás de las cortinas.
Después de aplicarse un poco de pomada en la mano, Amelia intentó poner la medicina de vuelta en su lugar.
“Gracias…“, dijo Amelia con la cabeza baja, se sintió visiblemente incómoda mientras sacaba unos cuantos billetes del bolsillo, era el dinero que habia conseguido recogiendo botellas y chatarra. “Gracias por… los pastelitos de aquel dia. A Lázaro le encantó“.
Amelia le sonrió a Wilson.
Una sonrisa incómoda.
Para Amelia, Wilson no era exactamente una buena persona, pero sin duda era mucho mejor que aquellos malhechores.
Wilson miró el dinero en las manos de Amelia y habló con voz grave. “Quédatelo, cuando necesite dinero, te lo pediré“.
Amelia apretó el dinero con incomodidad y rápidamente bajo la cabeza para guardarlo.
Aunque fue una broma, Amelia se sintió abrumada hasta las lágrimas.
Hacia mucho tiempo que no sentia un gesto de bondad.
Él era Wilson, ¿cómo iba a necesitar ese poco dinero?
“Señor Gallego, hasta luego…“. Amelia hizo una reverencia profunda, dejó la pomada para quemaduras.y pensó en irse.
“Tomalo, ya usaste esta medicina, si te la dejo, se va a desperdiciar,” dijo Wilson con indiferencia.
Cada vez que le daba algo a Amelia, parecia que ella no podía negarse.
Amelia era muy sensible, Wilson podía verlo.
Amelia, con cuidado, extendió su mano para tomar la pomada para quemaduras. “Gracias“.
Abrió la puerta del estudio y Amelia salió a hurtadillas.
Al llegar a la sala, se encontro de frente con Carolina que estaba parada en las escaleras.
Amelia no dijo nada, ya era hora de salir del trabajo.
¿Amelia, saliste del estudio?“. Carolina entrecerró los ojos sorprendida y preguntó.
Amelia guardó silencio.
“Ja… de verdad que… nunca cambias, ¿verdad? Sabiendo quién manda en esta casa, fuiste a seducirlo. ¿verdad?“. Carolina parecia querer hacer un escándalo, insistió y no tenia intención de dejarlo pasar.
Amelia la ignoró y se dio la vuelta para irse.
“¡Detente ahi!“. Carolina miró a Amelia con furia. “Amelia, ¿te has mirado al espejo? ¿Has visto en qué te has convertido? ¿Sabes que Wilson tiene manias de limpieza? Si Intentas seducir a Wilson, podrías no saber ni cómo vas a morir“.
Amelia bajó la cabeza y se quedó en silencio.
“Realmente no sabes lo que haces“. Carolina estaba furiosa y también asustada, temia que Amella tuviera alguna relación con Wilson.
Desde la habitación, al escuchar la discusión, Horacio salló con una chalina en la mano y la colocó sobre los hombros de Carolina. “¿Qué pasa?“.
“¡Ella! ¡Salió del estudio de tu hermano! Siempre dije que no era de flar y que tiene demasiadas artimañas, parece inofensiva, pero en realidad es muy astuta, sabiendo que tu hermano manda en esta casa, intentó seducirlo. Carolina provocó intencionadamente a Horacio.
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Caluso 30
Obviamente, Carolina conocía muy bien a Horacio
Tan pronto como termino de hablar, la cara de Horacio se oscureció al máximo.
Horacio soltó a Carolina, miró a Amelia desde arriba con desden y bajo la escalera con una presión int
“Explicate“. Horacio estaba tratando de controlar su emoción.
Amelia sintió el peligro y retrocedió asustada, “No… no es nada solo que yo…..
solo quer“. Horacio le dio una bofetada a Amelia en la cara. Solo que no tienes vergüenza y que intentaste seducir a mi hermano?“.
Amelia se sintió aturdida, cayó al suelo con la vista nublada.
Con los dedos rigidos de dolor, Amelia no pudo cerrar la mano en puño, y por un momento se sintió tan desesperada le comenzó a faltar el aire.
“Amelia, pensé que te reformarias tras cinco años en prisión, pero qué buena actriz eres! ¿Creiste que podrías seducira mi hermano? ¿Piensas que él siquiera te tocaria? A mujeres como tú, él ni siquiera las mira sin sentirse repugnado. ¿entiendes?“. Horacio se burló con sarcasmo, recordó a todas aquellas que habían intentado seducir a Wilson y el trágico final que hablan tenido.
“No es cierto…“, negó Amelia.
“Mañana a las ocho y media de la mañana, no llegues tarde“. Horacio sonrio con frialdad, agarro el cuello de la blusa de Amelia. “Parece que estás desesperada por un hombre, me aseguraré de complacerte“.
Amelia bajó la cabeza mientras las lágrimas ardientes caian.
Horacio sólo sintió asco, cada movimiento de Amelia le parecia una farsa.
Qué gran actuación.
“Horacio“. Al escuchar el ruido, Wilson salió preocupado.
Normalmente, aunque se desplomara una montaña fuera de su ventana, él no se inmutaría, pero ese dia era un dia inusual.
Con una mirada helada hacia Carolina, Wilson habló de nuevo. “¿No que estabas enferma? Parece que tienes energia de sobra cuando gritas“.
Carolina entró en pánico e intentó explicarse, sabia que Wilson era alguien a quien ella aspiraba a alcanzar, pero que
estaba fuera de su alcance.
“Hermano… no es eso, sólo que… la vi salir de tu habitación y me preocupé de que tuviera otras intenciones contigo. Ella es Amelia, la misma que junto con su madre maquino para robar mi vida. Es una mujer de vida facil y sucia“. Carolina se apresuró a explicar, hizo hincapié en la palabra “sucia” sabiendo el grave problema de Wilson con la limpieza.
Wilson frunció el ceño. “Según tengo entendido, cuando se hizo el cambio de la hija de la familia Suarez, ambas eran apenas unas recién nacidas. ¿Me estás diciendo que a esa edad ella ya tenia la astucia para reemplazar tu vida?“.
Las palabras de Wilson dejaron a Carolina sin respuesta,
Amelia estaba aún aturdida por el golpe, levantó bruscamente la cabeza para mirar a Wilson.
La mirada de Amelia temblaba, tenía los ojos llenos de lágrimas.
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