Capítulo 43

Luego de levantarse, Amelia habló de nuevo. “Cuando estuve en prisión, esas personas ponían cosas sucias en mi vaso de agua. Yo sabia que había algo sucio en el agua, y cuando me resistía, ellas se ensañaban más. Asi que dejé de resistirme, aguantaba el asco y bebia, pasó una y otra vez… hasta que se aburrieron y dejaron de torturarme de esa manera“.

Después de sufrir una depresión, Amelia se quedó sin habla durante mucho tiempo y no fue capaz de decir ni una palabra.

Pero frente a Wilson, parecia tener mucho que explicar.

*Justo cuando empezaban a perder el interés en ese tipo de tortura, tuve una compañera de celda que me advirtió con buena intención delante de todos. Lo que habría pasado simplemente aguantando, se convirtió en una venganza aún más loca después de que me lo dijera, porque esa compañera no podia protegerme todo el tiempo, ella salió de prisión al año siguiente“.

Amelia sonrió con amargura.

Después de que su protectora salió de la cárcel, era fácil imaginar por lo que pasó Amelia sin necesidad de que lo dijera.

Wilson se quedó paralizado.

Ese día había sido educado por Amelia por segunda vez.

Sabia que Amelia estaba haciendo alusión a su situación actual si no podia protegerla toda la vida, entonces no deberia intervenir tan fácilmente.

“Lo que

te

he dicho, piénsalo bien antes de responder. Dada la aversión que Horacio siente por ti y por Lázaro, no es posible que ayude a Lázaro con su educación, pero yo puedo“. Wilson conocía el punto débil de Amelia.

Los ojos de Amelia destellaron con desilusión.

No podia esperar demasiado de Wilson, después de todo era un hombre de negocios.

A lo largo de los años, se había cerrado completamente a si misma, definitivamente no podia dejar que su corazón se conmoviera por nadie más, ni confiar en nadie.

“¡Mamá!“. Lázaro regresó corriendo felizmente hacia Amelia. “¡El señor Fausto compró juguetes para mi!“.

Amelia abrazó a Lázaro y negó con la cabeza. “Lázaro, no puedes simplemente aceptar cosas de los demás, ¿puedes devolverle el juguete al señor?“.

Lázaro miró hacia abajo y se sintió decepcionado, claramente amaba esos juguetes, pero sabia que su madre tenia razón, lo habia olvidado. “Lo siento, mamá“.

Después de decir eso, Lázaro le devolvió los juguetes a Fausto. “Lo siento, señor Fausto, ¿se pueden devolver?“.

Fausto se quedó sorprendido. “Amelia, ¿es necesario? Es sólo un juguete para el niño, no te hagas la especial aqui, ¿crees que así el Sr. Gallego te mirará con mejores ojos?“.

Fausto despreciaba a Amelia, era algo arraigado.

Amelia no explicó nada, simplemente se fue abrazando a Lázaro.

“Amelia“. Wilson agarró los juguetes que Lázaro habia dejado en el suelo y se los volvió a dar. “Esto es lo que le prometi a Lázaro, él intercambio su muñeco de peluche por esto y su muñeco ahora es mio. Fue un intercambio justo, aqui no hay deudas“.

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Capitulo 43

La mano de que Amelia abrazaba a Lázaro se tensó un momento, miró a su hijo y agradeció con una reverencia. “Gracias, Sr. Gallego“.

Lázaro tomó el juguete y su mirada se fijó en Wilson.

Lázaro no retiró la mirada hasta que Amelia se alejo con él en brazos.

Wilson se frotó el entrecejo y hablo con voz grave. “Dile a la familia Suárez y a Horacio que fui yo quien llamó a la policía hoy y que dejen de molestar a Amelia“.

Fausto asintió. “Està bien“.

Amelia no llevó a Lázaro a casa, sino que se refugiaron en la estación de metro.

Si Horacio y Valentino iban alli, causarian problemas a Damaso.

“Mamá, este es Ultraman“. Lázaro estaba sentado en el regazo de Amelia y jugaba seriamente con su juguete, estaba claro que lo valoraba mucho.

“¿Por qué te gusta Ultraman, Lázaro?“. Amelia preguntó en voz baja.

“Mamá dice que papa o

en otro planeta luchando contra monstruos, ¿entonces él no sería como

Ultraman? Mi papá es un héroe“, dijo Lázaro con total seriedad.

Amelia se conmovió hasta las lágrimas, abrazó fuertemente a Lázaro y dijo sonriendo: “¿Quieres que mamá te cuente otra historia de Kalimán?“.

“¡Si!“. Lázaro abrazó felizmente a Amelia.

Los niños

siempre eran muy fáciles de complacer.

Tras pasar la noche escondida con Lázaro en la estación de metro, Amelia quedó agotada, se apoyó en la pared y contemplo a Lázaro dormido en sus brazos.

Él era tan comprensivo y tan maduro para su edad que le dolia a Amelia.

Durante toda la noche, no preguntó ni una vez por qué no regresaron a casa.

Simplemente se quedó a su lado.

Amelia se sintió cada vez más convencida de que haber decidido quedarse con el nino había sido lo

correcto.

*Amelia, tienes una cardiopatia congénita, tu constitución es muy débil y el desarrollo de tu útero tampoco es óptimo. Si interrumpes este embarazo, es probable que pierdas el útero… Pero si no lo haces, el riesgo para ti es considerable“.

Después de enterarse de que estaba embarazada, Amelia se sintió mal durante mucho tiempo. Ni siquiera sabia quién era el hombre que la habia violado aquella noche.

Llegó a odiar a ese niño y pensó en abortar, pero al final, dudó.

Decidió tener a Lázaro.

“Lázaro, ya amaneció, volvamos a casa“.

A las seis y cuarenta de la mañana, Amelia despertó a Lázaro para llevarlo de regreso.

A esa hora, era probable que los hombres de Horacio y Valentino ya no estuvieran buscándola.

Pero al llegar con Lázaro al apartamento donde vivía con Damaso, Amelia rompió a llorar con espanto.

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Capitulo 43

Su casa había sido incendiada, y durante la noche, todo se habia quemado hasta no dejar nada.

“¡Hermano…!“. Amelia corrió aterrorizada hacia el apartamento.

“¡Tio!“. Lázaro también lloró, isu tio aún estaba alll adentrol

Capitulo 44

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