A la mañana siguiente, Lily despertó en su habitación con la cabeza adolorida por tanto llorar, pero casi grita de emoción cuando vio el paquete que reposaba en su baúl. Era una bonita caja de cristal, bastante grande, que en su interior contenía un bonito reproductor de vinil. La nota del regalo, decía:

“No podrás llevarlo a todas partes, pero al menos podrás escuchar música cuanto quieras en tu cuarto. Solo tienes que colocar los casetes que quieres encima del vinil, este absorbe las canciones y comenzará a reproducirse.”

No venía firmado, pero Lily no necesitaba una firma. Sabía perfectamente que el obsequio era de Draco, por lo que, al bajar las escaleras, besó su mejilla con una gran sonrisa y salió a desayunar junto a Theo.

Llegó octubre y un frío húmedo se extendió por los campos y penetró en el castillo. Algunas cosas buenas habían pasado, como que los Slytherin y Gryfreplaceor, al ver tal arrebato de ira de Lily por defender a Hermione, comprendieron que quizá era mejor no molestar jamás a Hermione.

Otra cosa buena era que Snape, en venganza por quitarle el Walkman a Lily, trataba a los Gryfreplaceor de una manera que hacía parecer que su anterior comportamiento era un pan de Dios.

En cambio, unas cosas extrañas también pasaban. Algunas veces, Lily escuchaba una extraña voz, pero sabía que eso, incluso en el mundo de la magia, no era normal, por lo que lo discutió con sus amigos.

—Ni idea, pero no creo que debas decirle a nadie más de esto.—dijo Hermione.

—Concuerdo con Hermione. Tampoco se que pueda ser, pero déjame investigar.—dijo Theo.

Gotas de lluvia del tamaño de balas repicaron contra las ventanas del castillo durante días y días, pero eso no evito que Lily saliera empapada a última hora de una tormentosa tarde de sábado entrenando con su equipo.

Admitía que seguirles el paso a sus compañeros con las Nimbus 2.001 si era bastante difícil, pero tenía la suficiente habilidad para no preocuparse mucho del tema.

Para cuando llegó Halloween, Lily, quien para su desgracia estaba de mal humor por que ese mismo día le había bajado, se vistió lo más bonita posible. Por alguna razón, tenía ganas de arreglarse.

Se puso unos pantalones negros y una camisa negra de manga larga. Agarro su cabello en su típica cebollar desordenada, se puso los pendientes de oro blanco que Theo le había regalado, así como ambos se pusieron el Cardigan verde que tía Petunia les envío la navidad pasada. Por último, Lily se coloco aquella bonita bufanda platinada, obsequio de Draco de esa misma navidad.

A las siete en punto, cuando bajaron Theo y ella juntos a cenar, notaron que el Gran Comedor estaba perfectamente decorado igual que siempre. Rebosante de platos dorados y velas. Ambos se sentaron en medio de la mesa y a los pocos minutos, Blaise y Daphne se sentaron frente a ellos, mientras que Draco se sentó junto a Lily y, a su vez, a lado de el se sentó Pansy.

—Te ves muy linda hoy, Lily.—dijo Daphne tímidamente.

—Gracias.—dijo Lily.

—Para verte así de linda, uno pensaría que eres más agradable y vivaz.—opinó Blaise, divertido.

—¿Hay algún momento en el que tu apariencia no afecte en como se te juzga?—cuestionó Lily.

—Hoy estas más huraña que de costumbre.—comentó Theo.

De pronto, la mano de Draco se coló en su cabello, liberándolo de su liga. Una cascada roja cayo por su espalda mientras que Draco enterraba su mano en su cuero cabelludo, haciendo un masaje que provoco en Lily un gruñido de satisfacción.

—Se te ve linda la bufanda.—murmuró Draco acariciando su cuero cabelludo.

—Me encanto...—susurró ella, disfrutando el masaje.

—Pareces un gatito, Lily.—sonrió Daphne y el resto de la mesa río, asintiendo. Theo y Blaise, por otra parte, miraban la escena por encima de sus vasos con ojo crítico.

La relación entre Draco y Lily no es que fuera realmente muy estrecha. La verdad es que no hablaban mucho entre sí, más que cuando se apoyaban en ciertas ocasiones. En este caso, no habían vuelto a hablar desde el regaló que Draco le dio, pero no había problemas entre ambos. Simplemente mantenían distancia. Draco porque no sabía interpretar muy bien lo que sentía y Lily porque sabía que Draco, a pesar de ser un niño, era alguien de cuidado.

La cena transcurrió en normalidad con Marcus proclamando que nuevamente serían campeones de la copa de Quidditch y de la copa de las casas, Adrian ligando con Vanity, Blaise coqueteando con Theo para molestarlo y Draco y Lily comiendo en silencio.

De repente, una fría voz, asesina, la cual había escuchado hace tiempo, fue audible para Lily, causando que se tensara, llamando la atención de Draco y Theo.

...Desgarrar...Despedazar...Matar...

—Lily, ¿todo bien?—pregunto Theo en voz baja. Nadie más que Draco que los veía de reojo, lo había notado.

—...deseado...durante tanto tiempo...matar...Es la hora de matar...

—La escuche de nuevo, Theo.—susurró Lily, con apenas un hilo de voz para que solo el escuchara.—dice que...es la hora de matar.

Antes de que Theo pudiera decir algo, Dumbledore agradeció la cena e insto a todos a volver a sus habitaciones. Se levantaron de la mesa y salieron al corredor. Conforme iban caminando, notaron que la gente se iba deteniendo frente a una pared.

Delante de ellos, algo brillaba en el muro. Haciéndose espacio entre la gente, se acercaron. En el espacio entre dos ventanas, brillando a la luz que arrojaban las antorchas, había en el muro unas palabras pintadas de más de un palmo de altura.

LA CAMARA DE LOS SECRETOS HA SIDO ABIERTA.

ENEMIGOS DEL HEREDERO, TEMED.

En el piso, debajo de la inscripción, había un gran charco de agua, y, colgada por la cola en una argolla de las que se usaban para sujetar antorchas, estaba La Señora Norris. Rígida como una tabla, con los ojos abiertos y fijos.

Las chicas de todos los grupos soltaron un jadeo de horror. Lily, pálida, dio un paso atrás, temblando ligeramente. La mano de Draco se colocó en su espalda baja, en un intento de brindarle seguridad.

Los Slytherin rápidamente se colocaron frente a las mujeres y niños de su casa, solo en caso de que quien fuera que hizo eso, aún estuviera ahí. Theo tomó la mano de Lily y se la apretó.

Quizá las voces eran más reales de lo que pensaban.

Durante unos días, en la escuela no se habló de otra cosa que de lo que le habían hecho a la Señora Norris. Filch mantenía vivo el recuerdo en la memoria de todos haciendo guardia en el punto en que la habían encontrado, como si pensara que el culpable volvería al escenario del crimen, y aunque hizo su mejor esfuerzo por quitar la inscripción en la pared, nada funciono.

En esos días, Theo, Hermione y Lily se dedicaron a encontrar una explicación lógica del asunto. El problema a tratar era: Lily Potter escucha voces que nadie más escucha y aparece una gata petrificada anunciando la abertura de la Cámara de los Secretos. Ahora, solo tenían que encontrar algún nexo entre las voces, la cámara y Lily.

Era una verdadera ventaja que los tres fueran habidos lectores, pues el libro La Historia de Hogwarts, había sido agotado de la biblioteca y había una larga lista de espera, esto debido a que todos querían saber de que trataba la Cámara de los Secretos.

Por suerte para el trío, uno de ellos provenía de familia Slytherin oscura y por supuesto que sabía la historia detrás de la cámara.

Theo les explicó como Salazar Slytherin consideraba que solo los magos sangre puras debían recibir la educación mágica, pero no recibió el apoyo de los otros tres fundadores de Hogwarts, por lo que abandonó la escuela, no sin antes haber creado esta cámara, en la cual habitaba un monstruo que debía purgar la escuela de todos los nacidos de muggles y solo el heredero de Slytherin podría abrir la cámara.

La cámara fue buscada por muchos directores, pero al nunca encontrarla, fue tachada como un mero cuento.

Sin embargo, Theo, según le había contado su abuelo antes de fallecer, sabía que la cámara había sido abierta hace cincuenta años y una chica había fallecido.

Ya sabían la historia, pero aún no sabían que criatura era la que estaba escondida y que relación podría tener con Lily, porque, después de una exhaustiva búsqueda del árbol genealógico Potter para saber si eran descendientes de Salazar Slytherin, llegaron a la conclusión que la sangre no era una conexión.

—¿Quién podrá ser?—cuestiono Hermione en el patio, una tarde.— ¿Quién querría echar de Hogwarts a todos los squibs y los de familia muggle?

—Te puedo nombrar a más de uno sin problemas, —respondió Theo.— el detalle está en que casi ninguno sería capaz de esto.

—¿No puede ser Malfoy?—inquirió Hermione.

—Es probable, el si que tiene el corazón frío.—admitió Theo

—No es el.—dijo Lily.

—¿Cómo lo sabes?—pregunto Hermione.

Lily frunció los labios y no dijo nada. No podía decir que Draco no era el Heredero de Slytherin solo porque ella no podía concebir que el chico hiciera algo así.

Días más tarde, un sábado por la mañana, Lily, junto a todo su equipo, se dirigían al campo de Quidditch para jugar el primer partido de la temporada contra Gryfreplaceor. Todo parecía ir bien, hasta que una bludger loca empezó a perseguir a Lily.

—¡Ya está!—grito Theo, lanzando lejos la bola.

Pero, como si fuera atraída magnéticamente, la bludger volvió a perseguir a Lily. La lluvia comenzó a caer y aunque Slytherin encabezaba por seis a cero, no podía confiarse, pero le resultaba difícil buscar la snitch con esa bludger persiguiéndola.

—Alguien...está...manipulando...esta...bludger...—gruño Blaise, golpeándola con todas sus fuerzas.

—Necesitamos tiempo fuera.—dijo The haciéndole unas señas a Marcus y al mismo tiempo tratando de evitar que impactará la bludger en Lily.

Marcus captó el mensaje, la señora Hooch hizo sonar el silbato y todos descendieron.

—¿Qué ocurre?—pregunto Marcus.— ¿Dónde estaban cuando la bludger casi le impide marcar a Draco?

—Estábamos ocho metros por encima de él, Marcus, para evitar que la otra bludger matara a nuestra reina.—masculló Blaise, enfadado.

—Alguien la ha manipulado.., no dejará en paz a Lily, no ha ido detrás de nadie más en todo el tiempo. Los Gryfreplaceor deben de haberle hecho algo.—dijo Theo.

—Pero, las bludgers han estado guardadas en el despacho de la señora Hooch desde nuestro último entrenamiento y no les pasaba nada.

A lo lejos, Lily vio como uno de los gemelos le sonreía simpáticamente.

Eso la irrito de sobremanera.

—Bien, —hablo Lily.— con ustedes dos volando todo el rato a mi lado, la única posibilidad de atrapar la snitch es que se me meta por la manga. Vuelvan a proteger al resto del equipo, yo me las arreglo con la bludger.

—No seas tonta, te partirá en dos.—dijo Theo.

—Marcus, es una locura.—intervino Adrian.— No puedes dejar que Lily se las apañe sola con una bludger.

—Puedo hacerlo.—replicó Lily.

—Basta.—hablo Marcus.— Theo, mantente a distancia prudente de Lily. Continuemos jugando.

Con una última mirada de preocupación de su equipo, Lily ascendió y volvieron al juego. Después de tanto esquivar, quedo cerca del buscador de Gryfreplaceor, que se burlaba de ella por huir de la bludger. De pronto, la vio, por encima de la oreja izquierda del buscador contrario, estaba la snitch.

Durante un angustioso instante permaneció quieta para que este no mirase arriba y la descubriera, pero entonces la bludger la alcanzó por fin. Le golpeó en el codo y Lily sintió que le había roto el brazo.

Débil, aturdida por el punzante dolor, la bludger se acercó contra ella, directo a su cara, pero Lily la esquivo. Se acercó al buscador contrario, quien se asusto por su mirada desdeñosa y cuando esta alzo su brazo bueno, el se alejo, pensando que quería atacarlo.

Lily, quien había desmontado a media de la escoba, manteniendo una rodilla doblada sobre ella, se soltó definitivamente de la escoba e hizo un último esfuerzo para tocarla. Sintió sus dedos cercarse en torno a la fría snitch, pero solo se sujetaba a la escoba con las piernas y la multitud rompió en gritos cuando ella comenzó a caer.

Rápidamente fue atrapada por unos brazos, pero estaba demasiado adolorida para poder ver bien. Al descender, la colocaron en el pasto y entonces pudo verlos. Draco la tenía en brazos y el resto de su equipo la miraban sonrientes, excepto Theo, quien se agacho a su lado y la miro con preocupación.

En ese momento, Lockhart se acercó.

—Oh, no. Usted no.—gimió Lily con terror.

—No sabe lo que dice.—río Lockhart.—Que nadie se preocupe, voy a inmovilizarle el brazo.

—¡NO!—grito Lily.

Pero, antes de que sus compañeros pudieran detener al profesor, este lanzó un hechizo, haciendo desaparecer los huesos del brazo de Lily.

Entonces se desmayo.

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