Potter Girl [Draco Malfoy] -
Capítulo 23
Escapar de un basilisco con los ojos cerrados no era realmente fácil, en un punto algo pesado la golpeó con tanta fuerza que la tiro contra el muro. Entonces, oyó silbidos enloquecidos y algo que azotaba las columnas.
Al abrir los ojos, vio como la serpiente se alzaba en el aire y su gran cabeza zigzagueaba como borracha entre las columnas. Se preparó para cerrar los ojos en cuanto el monstruo hiciera ademán de volverse, pero entonces vio que era lo que lo enloqueció.
Fawkes planeaba alrededor de su cabeza y el basilisco le lanzaba furiosos mordiscos con sus colmillos largos y afilados. Entonces Fawkes descendió. Su largo pico de oro se hundió en la carne del monstruo y un chorro de sangre negruzca salpicó el suelo.
Antes de darse cuenta, el basilisco se volvió, y ahí ella se dio cuenta que el fénix lo había picado en los ojos.
—¡No! ¡Deja el pájaro! ¡Déjalo! ¡La chica esta detrás de ti! ¡Puedes olerla! ¡Mátala!—gritaba Ryddle.
La serpiente se balanceaba desorientada, herida de muerte. Lily se agacho, un objeto blando golpeó su cara. El basilisco había lanzado en su furia el Sombrero Seleccionador sobre Lily. Esta lo tomó.
—¿Sirves de algo?—cuestionó con voz ronca.— porque ahora mismo solicito que sirvas de más que para seleccionar a una casa al basilisco.
No le respondió, en su lugar, el sombrero se encogió. Algo muy duro y pesado golpeo a Lily en su cabeza. Dentro del sombrero tomó una punta plateada y al sacarla, notó que era una lanza de empuñadora en forma de serpiente con incrustaciones de esmeraldas.
—¡Mata a la chica! ¡Deja al pájaro!
Lily empuño la espada, el basilisco se volvió para enfrentarse a ella. Miró su boca, lo bastante grande para tragarla entera. Arremetió a ciegas y Lily, al esquivarla, dio contra la pared. El monstruo arremetió de nuevo y su lengua azotó un costado de Lily.
Entonces, levantó la lanza con una mano. El basilisco atacó de nuevo, directo hacia Lily y esta hincó la espada con todas sus fuerzas, hundiéndola hasta la empuñadura en el velo del paladar de la serpiente.
Mientras la cálida sangre le empapaba los brazos, sintió un agudo dolor. Un colmillo largo y venenoso se hundía en su brazo y se partió cuando el monstruo volvió la cabeza a un lado y con un estremecimiento se desplomó en el suelo.
Lily se dejó resbalar hasta el suelo, agarro el colmillo envenenado y se lo arranco. El veneno ya había penetrado y la herida le producía un calor candente. Su vista se nublo y Fawkes se poso a su lado.
Sintió que el pájaro posaba su hermosa cabeza en el brazo, donde la serpiente la hirió. Ryddle se plantó ante ella.
—Estas muerta, Lily Potter. Muerta. Hasta el pájaro de Dumbledore lo sabe. ¿Ves lo que hace, Potter? Esta llorando. Me voy a sentar aquí a esperar que mueras, Lily Potter. Tomate todo el tiempo que quieras, no tengo prisa. Este es el fin de la famosa Lily Potter. Sola en la Cámara de los Secretos, abandonada por sus amigos, derrotada al fin por el Señor Tenebroso al que tan imprudentemente se enfrentó. Volverás con tu querida madre sangre sucia, Lily...Ella compró con su vida doce años de tiempo para ti...pero al final te ha vencido Lord Voldemort. Sabías que sucedería...
Lily río y lo miro burlona.
—¿Y te haces llamar a ti mismo genio?—dijo Lily, levantándose con más fuerza.
—Lágrimas de fénix...—dijo Ryddle en voz baja.— Poderes curativos...me había olvidado. Pero igual, de hecho, lo prefiero así. Solos tu y yo, Lily Potter,...tu y yo...
Levantó la varita, entonces, Fawkes pasó de nuevo por encima de sus cabezas y dejó caer en las manos de Lily el diario.
—Yo creo que no.—sonrió Lily.
Entonces tomó el colmillo de basilisco del suelo y lo clavo en el cuaderno. Se oyó un grito horrible y desgarrador. La tinta salió a chorros del diario. Ryddle se retorcía, gritando y entonces...Desapareció.
Lily recogió su varita temblando, la cabeza le daba vuelta. Tomó el sombrero y de un tirón extrajo la brillante lanza del paladar del basilisco. Escuchó un débil gemido al fondo de la cámara. La pequeña Weasley se movía.
La niña se sentó mientras ella se acercaba, miro todo a su alrededor y se echó a llorar.
—Lily...ah, Lily...Era yo, Lily, pero te juro que no quería...Ryddle me obligaba a hacerlo, se apoderó de mi y...¿Cómo lo has matado? ¿Dónde esta Ryddle? Lo último que recuerdo es que salió del diario.
—Todo esta bien, Ryddle no existe y el basilisco lo mate. Vámonos.—dijo Lily sin mucha paciencia, estaba cansada.
—¡Me van a expulsar!—se lamentó Ginny, incorporándose torpemente con la ayuda de Lily
—Lo dudo, eres Gryfreplaceor y una Weasley.—masculló Lily.
—Siempre quise estudiar en Hogwarts, —continuo ella— desde que vino Bill y ahora tendré que irme y...¿Qué pensarán mis padres?
Atravesaron nuevamente el túnel y Lily escucho las puertas cerrarse tras ellos. Unos minutos después, escucho unos sonidos de piedras.
—¡Theo!— grito Lily— ¡Ya tengo a la niña!
Theo asomó su cara por el agujero que logro abrir en el montón de piedras.
—Eso veo. Te ves como la mierda.
—Te dije que era Voldemort.—se quejó.
—Ya, ya. Te debo diez galeones.
Pasaron a través del agujero y Lily le explicó que el fénix era de Dumbledore y que lo demás se lo explicaba cuando ya hubieran salido. Cuando llegaron al principio del túnel, se encontraron con Lockhart, sentado, tarareando plácidamente.
—Perdió la memoria. No tiene idea de nada.—dijo Theo.
—Hola.—Lockhart les sonrió.— Que sitió tan curioso, ¿verdad? ¿Viven aquí?
—No.—respondió Theo.—¿Cómo vamos a subir?
—Fawkes puede llevarnos, los fénix aguantan mucho peso.—dijo Lily.
Lily se metió la espada y el sombrero en el cinto de su falda, Theo se agarro a los bajos de la túnica de Lily, Lockhart a la de Theo y Ginny a la de Lockhart, y Lily a las plumas de Fawkes.
—¡Asombroso, asombroso! ¡Parece cosa de magia!—gritaba Lockhart mientras ascendían.
En cuanto hubieron salido, ignoraron a Myrtle y fueron hasta el despacho de Dumbledore, donde al abrir la puerta se encontraron con este mismo, McGonagall, Snape y los señores Weasley.
—¡Ginny!—exclamó Molly corriendo a abrazar a su hija, llorando. De pronto, corrió y abrazó a unos incomodos Lily y Theo.—¡La han salvado! ¡La han salvado! ¿Cómo lo han hecho?
—Creo que a todos nos encantaría enterarnos.—dijo McGonagall con un hilo de voz.
—Lily, Theo.—dijo Snape caminando hacia ellos, preocupado.
—En nuestra defensa, —dijo Theo.
—Nosotros solo queríamos dar información.—completo Lily. Snape rodó los ojos.
Lily se acercó a la mesa, dejó el Sombrero Seleccionador, lo que quedaba del diario y la lanza de esmeraldas que Snape miró asombrado. Empezó a contarlo todo, hablando durante casi un cuarto de hora, mientras todos escuchaban absortos y en silenció. Lo conto todo, desde las voces, la escapada al bosque prohibido, sus investigaciones, Lockhart y la entrada a la Cámara.
—Muy bien.—señaló McGonagall cuando Lily hizo una pausa.— así que averiguaron donde estaba la entrada, quebrantando un centenar de normas, añadiría yo. Pero, ¿Cómo demonios consiguieron salir con vida, Potter?
Con la voz ronca, relato todo lo demás, pero evito nombrar la relación entre Ginny y el diario. Esta apoyaba la cabeza en el hombro de su madre y seguía derramando lágrimas.
—Lo que más me intriga— dijo Dumbledore.— es como se las arregló Voldemort para embrujar a a Ginny, cuando mis fuentes me indican que actualmente se halla oculto en los bosques de Albania.
—¿Qué...qué?—pregunto el señor Weasley con voz atónita—¿Sabe qui-quién? ¿Ginny embrujada? Pero Ginny no ha...Ginny no ha sido...¿verdad?
—Fue el diario.—dijo Lily.—Ryddle lo escribió cuando tenía dieciséis.
—Soberbio.—dijo Dumbledore tomándolo.— Por supuesto, el ha sido probablemente el alumno más inteligente que ha tenido Hogwarts, aunque creo que Lily ya esta haciéndole competencia.—sonrió y miro a los Weasley.— Muy pocos saben que Lord Voldemort se llamó antes Tom Ryddle. Yo mismo le di clase, hace cincuenta años, en Hogwarts. Desapareció tras abandonar el colegio...recorrió el mundo...profundizó en las Artes Oscuras, tuvo trato con los peores de entre los nuestros, acometió peligros, transformaciones mágicas, hasta tal punto que cuando resurgió como Lord Voldemort, resultaba irreconocible. Prácticamente nadie relacionó a Lord Voldemort con el muchacho inteligente y encantador que recibió aquí el Premio Anual.
—Pero Ginny, —dijo Molly— ¿Qué tiene que ver nuestra Ginny con él?
—¡Su...Su diario!—dijo Ginny entre sollozos.— He estado escribiendo en el y me ha estado contestando durante el curso.
—¡Ginny!—exclamo Arthur.— ¿No te he enseñado una cosa? ¿Qué te he dicho siempre? No confíes en cosas que tengan la capacidad de pensar pero de las cuales no sepas donde tiene el cerebro. ¿Porqué no me enseñaste el diario a mí o a tu madre? Un objeto tan sospechoso como ese, ¡Tenía que ser cosa de magia negra!
—No....no lo sabía.—sollozo Ginny.—Lo encontré dentro de uno de los libros que me había comprado mamá. Pensé que alguien lo había dejado allí y se le había olvidado...
—La señorita Weasley debería ir directamente a la enfermería.—terció Dumbledore.— Para ella ha sido una experiencia terrible. No habrá castigo. Lord Voldemort ha engañado a magos más viejos y más sabios. Reposo en cama y tal vez un tazón de chocolate caliente. A mi siempre me anima.—guiño un ojo.— La señora Pomfrey todavía estará despierta. Debe de estar dando zumo de mandrágora a las víctimas del basilisco. Seguramente se despertaran de un momento a otro.
—¡¿Hermione esta bien?!—preguntaron Lily y Theo, preocupados.
—No hay daño irreversible.—dijo Dumbledore y los Weasley salieron. —¿Sabes, Minerva? Creo que esto se merece un buen banquete, ¿Te puedo pedir que vayas a avisar a los de la cocina?
—Bien.—dijo resueltamente.
—Bueno, —sonrió a los chicos que eran revisados por Snape.— Recibirán ambos el Premio por Servicios Especiales al Colegio y...veamos...sí, creo que doscientos puntos para Slytherin por cada uno. Pero hay alguien que parece que no dice nada sobre su participación en la peligrosa aventura, ¿Porqué esa modestia, Gilderoy?
—Hubo un accidente en la cámara, —dijo Theo— el profesor Lockhart...
—¿Soy profesor? ¡Dios mío! ¡Supongo que seré un inútil, ¿no?!
—Al menos lo reconoce.—masculló Snape y Lily río.
—Intento lanzarlos un Obliviate pero le salió por la culata.
—Hay que ver, ¿te importaría, Nott, llevar al profesor Lockhart a la enfermería? Quisiera tener unas palabras con Lily. —Theo asintió y se fue llevando a Lockhart.— Severus...
—No.—negó.
—Siéntense entonces.—pidió con una sonrisa. —Antes que nada, Lily, quiero darte las gracias. Debes de haber demostrado verdadera lealtad hacia mi en la cámara, solo eso puede hacer que acuda Fawkes.
—Personalmente no creo que fuera eso. —sacó un manojo de caramelos de su bolsillo.— a veces viene a que le de dulces.
Dumbledore carraspeó incomodo y Snape intentó esconder su sonrisa.
—Has conocido a Tom Ryddle, imagino que tendría mucho interés en verte.
—Dice que tenemos una extraña afinidad, ¿usted que cree?—pregunto curiosa.
—Aún no lo defino, pero se que no eres mala como él.—aseguró.
—Eso ya lo sabía, solo quería saber su opinión.—dijo Lily encogiéndose de hombros.—A todo esto, ¿esa lanza como salió?
—Bueno, supongo que no hay mejor prueba de que eres una Slytherin.—dijo Dumbledore mostrando la inscripción de la lanza: Salazar Slytherin. Se veía decepcionado y algo irritado— Esta lanza solo puede ser sacada por un verdadero Slytherin. Solo por alguien que verdaderamente represente sus cualidades.
»Lo que necesitas, Lily, es comer y dormir. Te sugiero que bajes al banquete mientras escribo a Azkaban: necesitamos que vuelva nuestro guarda. Y tengo que redactar un anunció para El Profeta, además necesitamos un nuevo profesor de Defensa Contra las Artes Oscuras, parece que no nos dudan nada ¿verdad?
—Entonces me la llevo.—dijo Severus levantándose junto a Lily.
En ese momento la puerta se abrió bruscamente. Lucius Malfoy estaba con semblante furioso y a su lado, Dobby, estaba encogido de miedo y cubierto de vendas. Lucius y Snape compartieron un pequeño saludo e ignoró a Lily.
—Buenas noches, Lucius.—saludó Dumbledore.
—¡vaya! Ha vuelto. El consejo escolar lo ha suspendido de sus funciones, pero aún así, usted ha considerado conveniente volver.
—Bueno, Lucius, verá, he recibido una petición de los otros once representantes. Aquello parecía un criadero de lechuzas, para serle sincero. Cuando recibieron la noticia de que la hija de Arthur Weasley había sido asesinada, me pidieron que volviera inmediatamente. Pensaron que, a pesar de todo, yo era el hombre más adecuado para el cargo. Además, me contaron cosas muy curiosas. Algunos incluso decían que usted les había amenazado con echar una maldición sobre sus familias si no accedían a destituirme.
Lucius se puso más pálido de lo habitual, pero seguía con ojos cargados de furia.
—¿Así que...ha puesto fin a los ataques? ¿Ha encontrado al culpable?
—Lo hemos encontrado.
—¿Y bien? ¿Quién es?
—El mismo que la última vez, Lucius. Pero esta vez Voldemort actuaba a través de otra persona, por medio de este diario.
Lily miraba a Dobby, quien señalaba el diario, luego al señor Malfoy y después se daba puñetazos en la cara.
—Ya veo...
—Un plan inteligente, porque si Lily aquí presente —Lucius la miro— y su amigo Theo no hubieran descubierto todo, Ginny Weasley habría aparecido como culpable. Nadie podría demostrar que ella no había actuado libremente. E imagine lo que podría haber ocurrido entonces...Los Weasley son una de las familias de sangre limpia más distinguidas. Imagine el efecto que habría tenido sobre Arthur Weasley y su Ley de defensa de los muggles, si se descubriera que su propia hija había atacado y asesinado a personas de origen muggle. Afortunadamente apareció el diario, con los recuerdos de Ryddle borrados de el. Quien sabe lo que podría haber pasado si no fuera así.
—Ha sido una suerte.—dijo fríamente.
—¿Sabe como llego ese diario a la señorita Weasley, Lucius?—pregunto Dumbledore.—Según tengo entendido, en Flourish y Blotts usted tomó su libro de transformaciones y metió el diario dentro, ¿cierto?
Lily y Snape veían asombrados a Dumbledore.
—Demuéstrelo.
—Nadie puede demostrarlo. Por otro lado, le aconsejo que deje de repartir viejos recuerdos escolares de Lord Voldemort.
—Si usted sabía eso todo este tiempo, ¿porqué no hizo nada?—intervino Lily, mirando con frialdad al director, quien se tensó.—Ah...esto no vale la pena, me voy a bañar y dormir un rato. Permiso, señor Malfoy, director.
—También me largo.—dijo Lucius.
Snape, quien no dijo nada, Lucius y Lily salieron de ahí, ignorando como Dumbledore llamaba a la pelirroja. Esta se detuvo y miro a Lucius, quien la vio con frialdad.
—Libere a su elfo, por favor.—pidió Lily.
—¿Qué estas diciendo, niña tonta?—masculló Lucius.
—Quiero su elfo. Bueno, realmente lo quiero libre.—dijo Lily, tranquila.— ¿Por favor?—ladeó la cabeza.
Lucius miro incrédulo a Snape, quien se encogió de hombros. Lucius lanzó su pañuelo a Dobby, quien grito de emoción.
—¡Dobby es un elfo libre! ¿Como puede Dobby pagarle este favor a Lily Potter?
—Solo no vuelvas a intentar salvar mi vida. Hablo en serio. —lo miro fijamente—¿Profesor Snape?—pregunto Lily mientras Dobby la abrazaba.— ¿Qué significa que haya sacado la lanza de Salazar Slytherin?
—¡¿Saco la lanza?!—pregunto Lucius incrédulo y Snape asintió.
—Significa que...guardas un gran poder en ti y que tienes afinidad por la magia negra.—respondió Snape.
—Ah, nada novedoso entonces.
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