Potter Girl [Draco Malfoy] -
Capítulo 27
A la mañana siguiente, Lily se sentó justo en medio de la mesa de Slytherin, a la derecha de Draco, donde al parecer, era su nuevo lugar. Frente a ellos estaban Theo y Blaise.
—Feliz cumpleaños, Theo.—dijo Lily con una sonrisa, extendiendo un pequeño paquete envuelto.
—Gracias, Lily.—sonrió Theo, recibiéndolo.
—Oh, es cierto, feliz cumpleaños Theito.—dijo Blaise y simulo intentar darle un beso, a lo que Theo le golpeó con su bolso y todos rieron.
—Feliz cumpleaños, Theo.—dijo Draco.
—Sí, sí, gracias.—asintió Theo y abrió su obsequió, encontrándose con que era una bonita esclava de plata. Se la colocó con una sonrisa.
—A mi nunca me das nada en mi cumpleaños, reina.—se quejó Blaise.
—Tu tampoco a mi, —replicó Lily— más aparte, ni siquiera se tu cumpleaños.
—Soy del 13 de julio y Draco es del 5 de junio—informó Blaise con una sonrisa.— Así que espero que nuestro siguiente cumpleaños nos des unos lindos cárdigan a juego con los que llevas con Theo y Granger, aunque bueno, obviamente no nos lo des rojo como el de ella.
—Sigue soñando, Blaise, —dijo Theo— los cárdigan Evans solo son para Lily, Hermione y yo.
—A todo esto, ¿Cuándo es el cumpleaños de Granger?—pregunto Blaise
—19 de septiembre, —respondió Lily— ¿Porqué?
—Curiosidad.—se encogió de hombros.— Nunca he visto que le regalen nada.
—Ah, le gusta que se lo enviemos directamente a su habitación y prefiere no hacer mucho revuelo.—explicó Lily.
—¿Cuál es tu primer clase?—pregunto Draco a Lily.
—Adivinación.—respondió Lily.—¿y tú?
—Runas Antiguas.
—Ahh, Hermione también toma esa clase.—comentó Lily con una sonrisa. —Bueno, en realidad toma todas.—pensó.
—¿Cómo están las cosas en tu habitación?—pregunto Draco.
—Bueno, Daphne esta encantada y algo sorprendida por mi elección, Parkinson parece algo celosa pero nada preocupante y las hermanas Carrow están tristes por no ser seleccionadas.—explicó Lily encogiéndose de hombros.
Al terminar de desayunar, Theo y Lily salieron del Gran Comedor y Daphne corrió hacia ellos, colocándose a lado de Lily, quien la miró confundida.
—Es tu dama de compañía, es su trabajo.—explicó Theo.
—¿Le molesta mi presencia, reina?—pregunto Daphne.
—En absoluto.—dijo Lily.— Pero no me digas reina, llámame Lily. Al menos en privado. También recuerda que todo lo que escuches y veas...
—No debo decir nada.—intervino Daphne con una sonrisa.— Lo sé. Ver, oír y callar.
—Hmmm, quizá resultes más agradable de lo que estime.—admitió Lily.
—¿Nueva amiga?—pregunto Hermione confundida, colocándose entre Lily y Theo.
—Hermione, esta es Daphne Greengrass. Daphne, ella es Hermione Granger, mi mejor amiga.—presentó Lily y, para sorpresa y satisfacción de Lily y Hermione, Daphne sonrió genuinamente.— ¿No tienes Runas?
—Esa me la salto para ir a Adivinación.—dijo Hermione y miro a Theo.— Feliz cumpleaños, Theo.
—Gracias, Hermione.—recibió su obsequió con una sonrisa. Era un libro.
El aula de Adivinación era extraño, aunque ya entrar a través de una trampilla lo volvía raro, era todavía más. Mitad ático, mitad viejo salón de té. Tenía al menos 20 mesas circulares, redondas y pequeñas que se apretujaban, todas rodeadas de sillones tapizados con tela de colores y cojines pequeños y redondos. Todo iluminado con una luz tenue y roja, cortinas en las ventanas y numerosas lámparas tapadas con pañoletas rojas. Hacía un calor agobiante y la chimenea calentaba una tetera grande de cobre que emanaba un perfume denso.
Las estanterías de las paredes estaban polvorientas con infinitas bolas de cristal, cabos de vela, muchas barajas viejas, plumas y una gran cantidad de tazas de té.
—Bienvenidos. Es un placer verlos por fin en el mundo físico.
Lily y Hermione se miraron de reojo en cuanto la profesora entro. Parecía un insecto grande y brillante, muy delgada y con grandes gafas que aumentaban varias veces el tamaño de sus ojos, llevaba un chal de gasa con lentejuelas y las manos llenas de anillos y los brazos de pulseras.
—Siéntense, niños míos, siéntense. —todos obedecieron.—Bienvenidos a la clase de Adivinación. Soy la profesora Trelawney. Seguramente es la primera vez que me ven. Noto que descender muy a menudo al bullicio del colegio principal nubla mi ojo interior.
»Así que han decidido estudiar Adivinación, la más difícil de todas las artes mágicas. Debo advertirles desde el principio que si no poseen la Vista, no podré enseñarles prácticamente nada. Los libros tampoco les ayudaran mucho en este terreno. Hay numerosos magos y brujas que, aun teniendo una gran habilidad en lo que se refiere a transformaciones, olores y desapariciones súbitas, son incapaces de penetrar en los velados misterios del futuro. Es un don reservado a unos pocos. Dime, muchacho, —miró a Longbottom, que se cayó del cojín.— ¿Se encuentra bien tu abuela?
—Creo que sí.—dijo nervioso.
—Yo en tu lugar no estaría tan seguro, querido.
»Durante este curso estudiaremos los métodos básicos de adivinación. Dedicaremos el primer trimestre a la lectura de hojas de té. El segundo nos ocuparemos de la quiromancia. A propósito, querida mía, —miró a Parvati Patil— ten cuidado con cierto pelirrojo.
La chica miro sobresaltada a Weasley, que estaba detrás de ella y alejó su sillón.
—Durante el último trimestre pasaremos a la bola de cristal si la interpretación de las llamas nos deja tiempo. Por desgracia, un desagradable brote de gripe interrumpirá las clases en febrero. Yo misma perderé la voz. Y en torno a Semana Santa, uno de ustedes nos abandonará para siempre...Querida, —miró a Lavender Brown, quien se mostro temerosa— ¿Me podrías pasar la tetera grande de plata.
La chica dio un suspiro de alivio y se la dio a la profesora.
—Gracias, querida. A propósito, eso que temes sucederá el viernes 16 de octubre. —Lavender tembló.— Ahora, colóquense en parejas. Tomen una taza de la estantería, vengan a mí y se las llenare. Luego siéntense y...
Diez minutos más tarde, Lily y Theo estaban haciendo pareja, mientras que Hermione y Daphne eran otra. Miraban los posos de la taza de té del contrario con el ceño fruncido.
—Bien, —Theo miro su libro— ¿Qué ves en la mía?
—Masa marrón empapada.—dijo Lily.
—¡Ensanchen la mente, queridos, y que sus ojos vean más allá de lo terrenal!—exclamó Trelawney.
—Bueno...—dijo Lily intentando recobrarse y consultó su libro— hay una especie de cruz torcida...eso significa que vas a pasar penalidades y sufrimiento...Lo siento...pero hay algo que podría ser el sol. Espera, eso significa mucha felicidad...Así que vas a sufrir, pero vas a ser muy feliz.
—Tienes un ojo interior muy miserable.—se burlo Theo y contuvieron la risa. —A ver...
Miró la taza de Lily y su libro.
—Hay una mancha con sombrero de hongo, quizá trabajes en el Ministerio...pero por este lado parece más bien como una bellota...¿Qué es eso?...Oro inesperado, como caído del cielo...Y aquí hay algo...—giro la taza— parece un animal. Sí, si esto es su cabeza...parece un hipo..., no, una oveja...
Trelawney se acercó al oír la carcajada de Lily.
—Déjame ver eso, querido.—dijo a Theo en tono recriminatorio y le quito la taza. Todos guardaron silencio. — El halcón...querida, tienes un enemigo mortal.
—Eso lo sabe todo el mundo.—dijo Hermione y Trelawney la miro.— Todos saben lo de Lily y Quien-Usted-Sabe
Lily sonrió de lado ante la sorpresa de los demás al ver a Hermione hablarle así a un profesor. Esta no dijo nada y volvió su vista a la taza.
—La porra...un ataque. Vaya, vaya...no es una taza muy alegre. La calavera...peligro en tu camino
Dio una última vuelta a la taza, se quedo boquiabierta y grito. Oyeron romperse otra taza y la profesora se dejo caer en un sillón vacío, con la mano en el corazón y los ojos cerrados.
—Mi querida chica...mi pobre niña...no...es mejor no decir...no...no me preguntes.
—¿Qué es, profesora?—dijo inmediatamente Dean Thomas.
Para ese punto, no importa si eran Gryfreplaceor u Slytherin, todos se acercaron a ver la taza de Lily.
—Querida mía, —abrió los ojos.— tienes el Grim.
—¿El que?—pregunto Lily.
Frunció el ceño, era raro que no supiera algo, pero era obvio que otros tampoco entendía. Lavender Brown estaba anonada y casi todos los demás se llevaron la mano a la boca, horrorizados.
—¡El Grim, querida, el Grim! ¡El perro gigante y espectral que ronda los cementerios! Mi querida chica, se trata de un augurio, el peor de ellos...el augurio de la muerte.
—Vaya novedad.—dijo Lily con sorna y sus compañeros de casa sonrieron de lado.
Hermione, se levantó y miro la taza.
—No creo que se parezca a un Grim. —dijo rotundamente y la profesora la miro con desagrado.
—Perdona que te lo diga, querida, pero percibo muy poca aura a tu alrededor. Muy poca receptividad a las resonancias del futuro.
Trelawney dio por concluida la clase. Para la siguiente, que era transformaciones con McGonagall, nuevamente Slytherin y Gryfreplaceor, toda la clase permaneció silenciosa, principalmente por los Gryfreplaceor, que miraban a Lily como si estuviera a punto de caer muerta.
McGonagall se encontraba hablando de los animagos, demostrando como ella misma era uno, notando que no le prestaban mucha atención.
—¿Qué les pasa hoy?—pregunto volviendo a ser humana—No es que tenga importancia, pero es la primera vez que mi transformación no consigue arrancar un aplauso de la clase.
—Por favor; profesora. —hablo Hermione— Acabamos de salir de nuestra primera clase de Adivinación....y hemos estado leyendo las hojas de té y...
—¡Ah, claro!—exclamó McGonagall, frunciendo el ceño.— No tiene que decir nada más, señorita Granger. Díganme, ¿Quién de ustedes morirá este año?
—Lily, pero no es novedad.—respondió Theo y esta rodó los ojos, divertida.
—Ya veo. Pues tendrán que saber que Sybill Trelawney, desde que llego al colegio, predice la muerte de un alumno cada año. Ninguno ha muerto todavía. Ver augurios de muerte es su forma favorita de dar la bienvenida a una nueva promoción de alumnos. Si no fuera porque nunca hablo mal de mis colegas...La adivinación es una de las ramas más imprecisas de la magia. No les ocultare que la adivinación me hace perder la paciencia. Los verdaderos videntes son muy escasos y la profesora Trelawney...—carraspeó.— Me parece que tienes una salud estupenda, Potter, así que me disculparás que no te perdona hoy los deberes de mañana. Te aseguro que sí te mueres no necesitarás entregarlos.
Hermione se echó a reír, al igual que Theo que soltó una ligera risa, pero cuando miro a Lily y la vio perdida en sus pensamientos, se puso serio.
—¿De verdad crees en eso, Lily?—pregunto Hermione al verla tan callada.
—Vi a un Grim cuando iba a partir a casa de Theo, —informó Lily y Daphne casi se atraganto con el agua que bebía de su botella.— Bueno, creo que era el Grim. Era muy grande para ser un perro normal.
—Son solo supersticiones. —espetó Hermione.
—No soy de mente tan cerrada como tu, querida Hermione.—dijo Lily con suavidad.— Ciertamente no creo que augure mi muerte, la mujer parece un fraude, pero...si creo que no puede ser solo coincidencia lo del Grim.
—Bueno, en eso tienes razón.—apoyo Theo y Daphne asintió. Hermione suspiró.
Después del almuerzo, fueron a la cabaña de Hagrid, donde Malfoy, Zabini, Parkinson, Crabbe y Goyle ya se encontraban ahí al igual que otros Gryfreplaceor. Hagrid aguardaba afuera de la cabaña con Fang a sus pies.
—¡Vamos!—grito a medida que se aproximaban los alumnos.—¡Hoy tengo algo especial para ustedes! ¡Una gran lección! ¿Ya está todo el mundo? ¡Bien, síganme!
Caminaron hasta el limite de los arboles y se detuvieron en un prado donde no había nada.
—¡Acérquense todos a la cerca! Asegúrense de tener buena visión. Lo primero que tienen que hacer es abrir los libros...
—¿De qué modo?—pregunto Draco con su voz fría y arrastrada. La típica que usaba cuando no estaba en privado con sus amigos.
—¿Qué?
—¿De qué modo abrimos los libros?—repitió Draco,
Sacó su ejemplar de El monstruoso libro de los monstruos, que había atado con una cuerda. Otros lo imitaron, entre ellos Lily y Theo, que lo tenían amarrado con un mecate.
—¿Nadie ha sido capaz de abrirlo?—pregunto decepcionado y todos negaron.— Tienen que acariciarlo, miren..
Tomó el ejemplar de Lily, quito el mecate y cuando el libro intento morderlo, paso el dedo por el lomo. El libro se estremeció y quedó tranquilo en su mano.
—Que tontos hemos sido.—mascullo Draco, despectivo.— ¿Cómo no se nos ocurrió?
—Yo...yo pensé que les haría gracia...
—Yo creo que es tierno, Hagrid.—intervino Lily, calmándolo con una sonrisa.
Hagrid volvió a sonreír alegremente y dijo que en un momento volvía, internándose en el bosque. Lily miro con el ceño fruncido a Draco, quien enarco una ceja ante su actitud.
Lily solo deseaba que Malfoy se comportará en esa clase. El podía ser un maldito con todos, pero no quería que se arruinara la primera clase de Hagrid como profesor.
Lastima que ella nunca tiene suerte en sus deseos.
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