—¡Lily! ¡Lily!—exclamó Hermione corriendo hacia ella y tomando su rostro entre sus manos.—¡Por Dios! Escuche que hubo un altercado en el vagón de Slytherin, ¿Qué te ha pasado?

—Estoy bien, Hermione.—aseguro Lily.—solo...

—Un dementor casi le succiona el alma.—intervino Theo.

—¡¿Qué?!—grito Hermione, alterada.

—Será mejor que suban al carruaje.—dijo Draco, tomando a Lily de la cintura al verla aún mareada.—Ven.

—Tu también sube, Granger.—dijo Blaise guiñándole el ojo.— Nuestra reina nos mata si te dejamos fuera.

Hermione, algo nerviosa, ingresó al carruaje con ayuda de Blaise y se sentó a lado de Lily, quien recargo la cabeza en su hombro. Las puertas del carruaje se cerraron. Hermione y Lily estaban sentada juntas y frente a ellas estaban Blaise, Theo y Draco en ese orden.

—Debes ir con Pomfrey cuando lleguemos, Lily.—dijo Hermione acariciando su cabello con suavidad.

—No quiero.—se quejó esta.

—No creo que sea para tanto.—intervino Blaise.

—¿Acaso no sabes lo grave que es que un Dementor la haya atacado?—cuestionó Hermione, mirándolo molesta.

—Por supuesto que lo sé, leona.—sonrió de lado.— para que lo sepas, soy el cuarto puesto en nivel académico de nuestra generación, estaría en los tres primeros si no fuera por el idiota que me robo el tercer puesto.

—Yo soy el tercer puesto.—dijo Lily.

—Me refería al segundo.—sonrió nervioso.

—Ese soy yo, imbécil.—se quejó Theo.

—¡Roba lugares!—exclamo Blaise divertido, revolviéndole el cabello y este se quejo.— Pero, —se detuvo y miro a Draco y Hermione.— Sí Lily es el tercero y Theo segundo...¿Quién de ustedes dos tiene el primer lugar?

—Ambos.—respondió Draco, secamente.

Hermione se removió incomoda, sabía perfectamente que Draco era un supremacista de sangre que parecía solo tolerarla porque Lily la quería.

El viaje en carruaje estuvo tranquilo, Lily comenzó a sentirse mejor a mitad del camino y se divirtió viendo como Blaise coqueteaba descaradamente con Hermione, quien se sonrojaba y lo tachaba de promiscuo. Theo intervenía de vez en cuando para decir lo bien que lucirían juntos, provocando que Hermione se irritara mas y que Lily rompiera en carcajadas ante la vergüenza de su amiga.

Mientras reía, su mirada se topo con la de Draco, quien la veía fijamente desde su lugar, impasible, pero con ojos que parecían devorarla. Se sonrojo ligeramente y desvío su mirada, antes de poder ver como Draco sonreía de lado.

Cuando llegaron al Colegio, la lluvia seguía cayendo torrencialmente y Peeves aprovechaba para lanzar globos con agua a los que entraban al vestíbulo. Siendo guiada por una persistente Hermione, Lily terminó en la enfermería siendo revisada por la señora Pomfrey, quien aseguro que había sido bueno que fuera con ella y que estaba bien que hubiera comido chocolate.

—Nos perdimos la selección.—dijo Hermione en voz baja cuando entraron al Gran Comedor.

—Al parecer.—dijo Lily.— Te veo mañana en clases.

Ambas chicas se separaron con una pequeña sonrisa y se sentaron en sus respectivas reglas. Hermione junto a Percy Weasley, con quien tenía muy buena relación, y Lily junto a Theo, notando como los Slytherin parecían querer pegarse a Draco.

—¿Qué ocurre?—pregunto confundida.

—Hoy en la noche es la presentación de Draco y tuya, deberán presentar a su corte. Es obvió que más de uno quiere intentar quedar en la de Draco a estas alturas del partido.—explicó Theo.

—¡Bienvenidos!—dijo Dumbledore, de pronto.—¡Bienvenidos a un nuevo curso en Hogwarts! Tengo algunas cosas que decirles a todos, y como una es muy seria, la explicaré antes de que nuestro excelente banquete los deje aturdidos. Como todos saben después de el registro que ha tenido lugar en el expreso de Hogwarts, tenemos actualmente en nuestro colegio algunos Dementores de Azkaban, que están aquí por asuntos relacionados con el Ministerio de Magia. Están apostados en las entradas a los terrenos del colegio y tengo que dejar muy claro que mientras estén aquí nadie saldrá del colegio sin permiso. A los dementores no se les puede engañar con trucos o disfraces, ni siquiera con capas invisibles...

»No esta en la naturaleza de un dementor comprender ruegos o excusas. Por lo tanto, les advierto a todos y cada uno de ustedes que no deben darles ningún motivo para que les hagan daño. Confío en los prefectos y en los últimos ganadores de los Premios Anuales para que se aseguren de que ningún alumno intenta burlarse de los dementores.

»Por hablar de algo más alegre, este año estoy encantado de dar la bienvenida a nuestro colegio a dos nuevos profesores. En primer lugar, el profesor Lupin, que amablemente ha accedido a enseñar Defensa Contra las Artes Oscuras.

Hubo algunos aplausos aislados y carentes de entusiasmo. Lily y Theo, quienes lo reconocían de haber ayudado a la primera con el dementor, aplaudieron educadamente. El hombre parecía un adán en medio de los demás profesores, que iban vestidos con sus mejores túnicas.

—Snape luce tan feliz.—ironizó Theo.

Y era verdad. El hombre miraba a Lupin con rostro crispado de odio.

—En cuanto al otro último nombramiento.—continuó Dumbledore.— siento decirles que el profesor Kettleburn, nuestro profesor de Cuidado de Criaturas Mágicas, se retiró al final del pasado curso para poder aprovechar en la intimidad los miembros que le quedan. Sin embargo, estoy encantado de anunciar que su lugar lo ocupará nada menos que Rubeus Hagrid, que ha accedido a compaginar estas clases con sus obligaciones de guardabosques.

La mayoría de los Slytherin rompieron en aplausos, al igual que Theo y Lily.

—Eso explica porque nos encargaron un libro que si pudiera nos comería.—dijo Lily.

—Que bueno que al final no tomamos Aritmancia, —dijo Theo— suficiente tendremos sobreviviendo a este año y a las clases de Hagrid.

—¡Enhorabuena, Hagrid!—dijo Hermione cuando el banquete termino y se acercó a la mesa de profesores junto a Hermione y Theo.

—Todo ha sido gracias a ustedes tres.—dijo Hagrid con rostro brillante.—No puedo creerlo...Un gran tipo, Dumbledore...Vino derecho a mi cabaña después de que el profesor Kettleburn dijera que ya no podía más. Es lo que siempre había querido.

Los tres amigos conversaron un rato con Hagrid. Hermione le contó que llevaría toda las asignaturas y que se las había arreglado para que McGonagall hablara con sus profesores y que algunos le permitieran faltar ciertos días para ir a otras clases. Estuvieron así un rato hasta que McGonagall apareció y los hizo volver a sus salas comunes, no sin antes enviar una sonrisa triste a Lily, quien la miro con indiferencia.

La chica pensaba que quizá, muy probablemente, estaba siendo demasiado rencorosa e infantil con McGonagall, puesto que después de lo sucedido el año pasado cuando le quito su Walkman, Lily se había mostrado fría con ella, incluso cuando le regreso su amado aparato al final del año, Lily prefirió tirarlo a la basura en su propia cara e irse.

Ella realmente no la pudo perdonar hasta mediados del verano, pues, lo que más coraje le había dado es que a ella le habían quitado su preciada música y a Weasley nada. Entendía que ella había golpeado y por ende era la más regañada, pero Weasley, en su opinión, no era un santo que mereciera que lo trataran mejor que a ella.

Al menos ahora ella podía encantar su Walkman nuevo, cortesía de su hermano Dudley, gracias a un encantamiento que encontró en un libro de casa de Theo.

Caminaron hacia la sala común de Slytherin en silencio, cuando entraron, se encontraron que todos sus demás compañeros, desde los recién seleccionados hasta los de último grado, estaban reunidos, dejando en el centro a Marcus y Draco.

—¡Al fin! Nuestra reina ha decidido elogiarnos con su presencia.—dijo Marcus con una sonrisa de lado.— Ven aquí, Lily. Llevamos casi media hora esperándote.

Tensa, Lily camino hacia el centro de la sala común quedando cara a cara con Draco, mientras que Marcus se mantenía en medio de ambos con una mano encima de sus hombros. Las expresiones en los miembros de la casa de Slytherin eran variadas:

Los de primer año lucían confundidos pero emocionados por lo que sea que fueran a ver; los de segundo a quinto estaban observando todo con nerviosismo y ansiedad, deseosos de saber como terminaría todo y por si sus nombres serían llamados durante el nombramiento de cortes; los de sexto y séptimo, por otra parte, se mostraban lo más elegantes posibles, pues cada rey o reina de Slytherin, siempre terminaba siendo alguien grande en el mundo, por lo que mejor les convenía portarse de manera adecuada.

—¡Bueno, bueno!—dijo Marcus con una gran sonrisa de lado— ¡Esta noche, mis queridos Slytherin, tendrán la fortuna de observar una nueva coronación de reyes Slytherin!

Todos aplaudieron y gritaron emocionados. Lily, impasible, se cuestionó mentalmente el porque había tanto revuelo. Si, bueno, iba a ser coronada “reina” pero solo era un tonto titulo que te brindaba un poco de poder sobre tus compañeros, ¿cierto?...

...

¡¿Cierto?!

Miro a Theo, buscando una confirmación a su dilema. Este sonrió inocente, como intuyendo sus divagaciones. Lily quiso calcinarlo. No le había advertido de nada.

—¡Ahora! ¡Presten atención, todos! — exclamó Marcus y todos guardaron silencio. Miró a Draco y Lily. — En este momento, cada uno dará un paso al frente, dirá su nombre y procederá a nombrar a su corte y los puestos que tendrán. Posteriormente, cada miembro de la corte dirá su voto a su rey y reina. Finalmente, ambos reyes se tomarán de las manos y darán el juramento de Slytherin. ¿Están listos?

—Listo.—asintió Draco.

Lily asintió, aunque no tenía ni una sola idea de que decir. Marcus, pareciendo intuir su situación, se giro hacia Draco.

—Empiezas tú, Rey.

Dando un paso atrás, Marcus se colocó junto a Adrian y el resto de su corte. Lily también se alejó un paso. Draco se mantuvo en su puesto y, en un porte característico de el mostrando seguridad y liderazgo, hablo.

—Yo, Draco Malfoy, futuro rey de Slytherin, vengo a nombrar a mi corte.—dijo en voz alta. Muchos se removieron, ansiosos.— Mis guardianes, Vincent Crabbe y Gregory Goyle.

Los nombrados se colocaron detrás de Draco, como lo habían hecho desde el primer año, con aspecto orgulloso.

—Por último, mi consejero y también mediador, Blaise Zabini.

Blaise caminó para colocarse junto a el, con una sonrisa ladina, guiñándole el ojo a algunas chicas que soltaron grititos encantadas.

—Sus votos, miembros de la corte.—pidió Marcus, solemne.

—Yo, Blaise Zabini, juro ser un leal consejero y mediador para mi rey, Draco Malfoy. Lo protegeré bajo cualquier circunstancia, seré fiel y procuraré su bienestar ante cualquier otra cosa. Mi vida es suya, ahora y siempre, y, de incumplir mi palabra, que la muerte sea mi castigo. —dijo Blaise, con una rodilla en el suelo y sujetando el dobladillo de la túnica de Draco en un acto de sumisión.

Al terminar de hablar, besó el dobladillo de la prenda y se levantó cuando Marcus se lo indicó. Crabbe y Goyle sus acciones, con un discurso menos bonito pero igual de fiel. Marcus miró a Lily.

—Ahora es tu turno, reina.

Draco y su corte dieron un paso atrás. Ignorando la fija mirada de todos, Lily, decidiendo que si ya estaba dentro de eso, mínimo lo haría bien, puso su espalda recta y alzo su mirada con el rostro impasible. Draco y Marcus sonrieron.

Sí que sería una buena reina.

—Mi nombre es Lily Potter, reina de Slytherin y vengo a nombrar a mi corte.—dijo Lily.

Muchos se acercaron. Para nadie sería una sorpresa cuando nombrara al chico Nott, pero todos sabían que debía haber mínimo 2 miembros en cada corte, por lo que estaban ansiosos de saber quien sería el otro miembro.

—Mi consejero y mediador, Theodore Nott.—anunció y este se colocó a su lado, un paso detrás. —Mi guardián...—alzó la mirada hacía el segundo piso, donde varios los veían— Cassius Warrington.

El nombrado abrió grande los ojos pero rápidamente se recompuso y comenzó a bajar las escaleras. Tenía el cabello castaño claro y los ojos almendrados, era de quinto año y había convivido un poco con Lily porque era parte de los suplentes del equipo de Slytherin. Era alto, fornido y bastante atlético.

—Por último, —dijo Lily en cuanto Cassius se colocó tras ella, para sorpresa de todos, pues esperaban que solo tuviera dos miembros su corte.— mi dama de compañía.

—¿Te refieres a un hombre?—cuestionó Marcus, creyendo que se había equivocado.

—No, hablo de una mujer.—aseguró Lily.— Mi dama de compañía, Daphne Greengrass.

El rostro de la joven rubia no podía ser de mayor sorpresa pero rápidamente sonrió encantada y se colocó tras Lily.

—Sus votos, miembros de la corte.—pidió Marcus.

Theodore se arrodillo con una sola rodilla, tomó el dobladillo de la túnica de Lily, pero esta negó y, ante la sorpresa pero envidia de todos, extendió su mano derecha, la cual tomó con delicadeza.

Eso solo demostraba que sería una justa reina.

—Yo, Theodore Nott, te juro a ti, mi reina, Lily Potter, ser tu fiel consejero y leal mediador en cualquier circunstancia de la vida. Protegerte es mi deber y mi deseo. Te acompañare en cualquier adversidad y estaré ahí para festejar tus victorias. Mi vida es tuya, ahora y siempre, y de incumplir mi palabra, que la muerte sea mi castigo.

Besó el dorso de su mano y se levantó. Esta vez Cassius Warrington fue quien se arrodillo y tomó la mano de Lily.

—Yo, Cassius Warrington, juro a mi reina, Lily Potter, ser su fiel guardián y protector en todo momento. Seré tu escudo y tu soporte cada que lo necesites y procurare tu bienestar por sobre todas las cosas. Mi vida es tuya, ahora y siempre, y de incumplir mi palabra, que la muerte sea mi castigo.

Besó el dorso de su mano, se levantó y Daphne se arrodillo.

—Yo, Daphne Greengrass, te juro, mi reina, Lily Potter, ser tu fiel y devota compañía. Alegrare tus días, compartiré tu tristeza y apaciguare tus enfados. Tu compañía es mi placer y mi dicha, mi razón es simplemente seguirte y servirte. Mi vida es tuya, ahora y siempre, y de incumplir mi palabra, que la muerte sea mi castigo.

Daphne besó su mano y se levantó.

En ese momento, ambas cortes y ambos reyes quedaron cara a cara.

—Su juramento, mis reyes.—pidió Marcus.

Draco y Lily se acercaron un paso. Draco la tomó de las manos con suavidad y ambos se miraron a los ojos. A simple vista, ambos lucían serios y altivos, pero, aquellos que estaban cerca y los conocían, podían notar la tensión de Lily y los brillantes ojos de Draco por tomarse de las manos.

Lily agradeció internamente saberse el juramento de Slytherin. Ambos comenzaron a recitar:

«Con orgullo acepto:

Defender con honor mi casa,

ser leal a mis prefectos y obedecer a mis maestros

y nuestro jefe de casa.

Slytherin ganará la copa de las casa.

Y de ira llenarán a todos los demás.

Jamás debo olvidar que estoy en la mejor casa,

porque en nuestra casa solo entran grandes magos,

astutos e ingeniosos,

orgullosos porque ha sido fundada

en la lengua pársel

Y como reyes traeremos gloria a la casa

¡Slytherin!»

La sala común rompió en vitoreo cuando el hilo de magia que unía a Draco y Lily, desapareció. Observo sorprendida como una corona de oro blanco con incrustaciones de esmeraldas y una serpiente en medio. Tocó su cabeza, sintiendo como ella también lo tenía.

Mientras era felicitada por muchos, Lily de pronto comprendió.

Ella, literalmente, era una reina.

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