Receta para robarle el corazón al Dr. Farel novela completa -
Capítulo 138
Evrie se asustó tanto que negó con la cabeza inmediatamente.
Aquella noche, Farel la había cansado tanto que se había quedado sin energía, estaba segura de que no volvería a ocurrir.
Viéndola tan sumisa, Farel se levantó de encima de ella, tomó una toalla y la envolvió con ella antes de acostarla en la cama.
Él se tumbó al otro lado de la cama, sin mostrar intenciones de irse.
Ambos estaban alojados puerta con puerta, apenas a unos pasos de distancia. Evrie, vencida por el sueño, cerró los ojos y se quedó dormida sin darse cuenta de cuándo Farel se había marchado.
Al día siguiente, Evrie fue a trabajar como de costumbre.
Leandro tenía el día libre y se ofreció a llevarla en coche al sitio de construcción. Pero a mitad de camino, el coche se averió.
El proyecto de construcción estaba a punto de comenzar y había una cimentación importante que necesitaba la supervisión directa de Evrie. Para no perder tiempo, decidió ir al sitio por su cuenta.
Por suerte, no estaba lejos, así que podía ir a pie.
Aunque Leandro estaba preocupado, viendo la pasión y el coraje de Evrie por su trabajo, asintió.
—Ten cuidado en el camino, por favor no te desvíes y lleva siempre tu distintivo y tu tarjeta de trabajo, no te las quites.
—Claro, maestro, nos vemos en la construcción.
Evrie se puso obedientemente la tarjeta y el distintivo especial en su ropa y se dirigió sola al sitio.
La zona estaba llena de parques empresariales y no había mucha gente. A ambos lados, arbustos altos ocultaban la mayor parte de la vista.
Evrie caminaba cuando de repente, una mujer salió de un sendero y la llamó.
—¡Señorita Evrie, cuanto tiempo sin vernos!
Esa voz le resultaba familiar. Evrie se giró y al ver el rostro de esa mujer se sorprendió.
¿Margarita? ¿Qué hacía ella allí?
Margarita se acercó directamente a ella y, sin esperar a que Evrie le dijera nada, fue al grano: —Tengo algo que decirte, acompáñame, ¿quieres?
Evrie no era tonta y se dio cuenta al instante de que Margarita la estaba esperando a propósito.
Si Margarita había podido encontrarla con tanta precisión, seguramente el fallo del coche de Leandro también había sido cosa suya.
Evrie se enfrió al instante y no quería enredarse con ella —Lo siento, no tengo tiempo ni nada que hablar contigo.
No hacía falta pensar mucho para saber que Margarita no tenía buenas intenciones.
Probablemente había venido a buscar venganza y Evrie no iba a ser tan tonta como para seguirla.copy right hot novel pub
Se dio la vuelta y siguió su camino hacia el sitio de construcción, ignorando las provocaciones de Margarita.
Margarita ya sabía que Evrie no iba a obedecer fácilmente y sacó su teléfono, mostrándole un conjunto de fotos en su cara.
—Mira esta foto, ¿te suena familiar?
Evrie le echó un vistazo de reojo a la foto y se detuvo en seco.
Era una foto de ella besando a Farel en un centro comercial, nunca hubiera imaginado que la publicaran en una gran pantalla y que Margarita hubiera tomado una foto de eso.
La foto estaba muy clara, aunque los dos estaban de perfil, era fácil reconocer a Evrie y a Farel.
—¿Qué quieres realmente? —le preguntó Evrie con frialdad.
Aunque esas fotos no significaban mucho, no se sentía cómoda con ellas en el teléfono de otra persona.
Margarita se rio, sabiendo que Evrie temía ser expuesta.
Después de todo, una amante siempre vive oculta, ¿cómo podría tener la confianza de ser expuesta al público?
Margarita guardó su teléfono y alzó la barbilla con arrogancia.
—Te dije, ven conmigo y borraré estas fotos.
—¿A dónde vamos? —le preguntó Evrie.
—Lo sabrás cuando lleguemos. —
Evrie la miró un momento y luego, cambiando de tono, le dijo: —Está bien, tú guía.
Margarita no esperaba que Evrie fuera tan fácil de engañar, con unas pocas palabras había conseguido llevarla consigo, era una verdadera ingenua.
—Sígueme. —
Evrie alzó una ceja y siguió el paso de Margarita.
Las tácticas de Olivia eran mucho más sofisticadas de lo que Margarita jamás podría imaginar.
Mientras avanzaban, Evrie notó cómo Margarita le echaba miradas a escondidas a las cámaras de seguridad, como si intentara esquivarlas a propósito.
Recordó las palabras de Leandro: [Evi, no te separes en esta zona, y mucho menos te metas en los puntos ciegos de las cámaras…]
Para su sorpresa, Margarita estaba dirigiéndola justo hacia uno de esos puntos ciegos.
—Ya casi llegamos, apúrate —le urgió Margarita con voz entrecortada, revelando un atisbo de impaciencia y expectativa.
De repente, Evrie se detuvo en seco, negándose a avanzar.
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