apítulo 396

Pablo temblaba los labios al escuchar la advertencia en el teléfono, sin poder reaccionar durante mucho tiempo.

Una voz en su interior le recordaba una y otra vez que realmente había perdido a su hija.

La niña que creció como hlerba silvestre en su propia casa.

Ahora era el tesoro en manos de otros.

Eran ellos quienes se habían equivocado.

El lunes, Evrie tomó el día libre.

Fue arrastrada de la cama por Farel desde temprano y juntos condujeron directamente al registro civil.

¡Se iban a casar!

Por su entusiasmo, fueron la primera pareja del día.

Incluso el fotógrafo estaba excepcionalmente entusiasta.

-Novios, aflojen un poco la cara, relájense, sonrían.-

Evrie estaba algo nerviosa, de pie al lado de Farel tan formalmente como si estuviera en una foto de graduación.

Uno distante, otro atónito, pero ambos con una alegría y expectativa apenas contenidas en sus ojos.

El fotógrafo capturó el momento.

Dos rostros perfectamente complementarios quedaron inmortalizados en la fotografía.

Después de completar todos los trámites, el personal les entregó el acta de matrimonio y les deseó felicidades con sinceridad.

-Realmente hacen una pareja encantadora, les deseo mucha felicidad.-

Evrie tomó la acta de matrimonio, aún sin creerlo.

Así de fácil se había casado.

Y su pareja era Farel.

-¿Qué miras, estás tan feliz que te has quedado tonto?–

Evrie guardó el acta de matrimonio como si fuera un tesoro.

-Solo siento que no es real, como si fuera un sueño.-

Farel tomó su mano, entrelazando sus dedos.

-A partir de ahora, eres una persona en mi registro de familia.-

Ya no estaría restringida por sus padres.

Una frase simple que tocó el corazón de Evrie.

Sí, de repente se sintió libre.

-Guarda esas lágrimas, sonríe un poco, esta tarde tenemos asuntos importantes. -Farel la recordó.

-¿Qué asuntos importantes?–

-Tomar fotos de la boda.-

Ah..:

Evrie de repente recordó que habían reservado para tomar fotos de la boda ese mismo día.

Dado que su proyecto era muy demandante y Farel también estaba muy ocupado, decidieron que la sesión de fotos sería en Alnorter.

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12.02

Capítulo 396

Evrie estaba contenta con la decisión.

Porque le gustaba Alnorter,

Todo salió a pedir de boca.

Nunca antes había sido tan sencillo.

En las siguientes dos semanas, Evrie estuvo cada vez más ocupada.

Tenía que trabajar en el proyecto y también preparar todo para la boda.

Aunque estaba ocupada, lo hacía con orden.

Los días pasaban y la fecha de la boda se acercaba.

¡Finalmente se casaron!

Corría el mes de mayo, una brisa suave y el sol brillante.

La boda fue especialmente grandiosa.

Federico y Victoria llegaron vestidos de gala, capturando todas las miradas.

Evrie lucía un vestido de novia blanco y ajustado, con un maquillaje exquisito y un velo sobre la cabeza. Avanzaba paso a paso por la alfombra roja hacia el hombre al final del camino.

Farel llevaba un traje a medida, con un rostro de rasgos nítidos y una mirada relajada.

Cuando sus fríos ojos negros cruzaron la brisa y se posaron en ella, incluso el hielo parecía derretirse.

-¿Acepta el novio tomar a Evrie como su legítima esposa, para amarla y cuidarla en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, y serle fiel en todo momento hasta que la muerte los separe?

El sacerdote controlaba la situación y le pasó el micrófono a Farel.

Farel giró su cabeza para mirar a la mujer a su lado, con una mirada que se volvía cada vez más tierna y firme.

-Sí, acepto.-

-¿Acepta la novia tomar a Farel como su legítimo esposo, para amarlo y cuidarlo en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, y serle fiel en todo momento hasta que la muerte los separe?–

Evrie alzó la vista para encontrarse con la suya, y habló con determinación.

-Sí, acepto.-

-Felicitaciones a ambos, pueden besarse, ¡sonaron los aplausos!–

La voz del sacerdote cayó.

Cintas de colores flotaron por todas partes sobre el césped.

En medio de las cintas, Farel sostuvo el rostro de Evrie y la besó profundamente.

Abajo resonaban aplausos y aclamaciones.

Al final del beso, la soltó con cuidado.

En la cálida luz del sol y entre las risas a su alrededor, su voz no era fuerte ni suave, pero Evrie la escuchaba claramente.

Él dijo -Evrie, a partir de hoy, eres mi esposa, y pase lo que pase, en la riqueza o en la pobreza, en la felicidad o la desgracia, te amaré y nunca te dejaré ir, a menos que muera.—

Los ojos de Evrie se humedecieron.

Instintivamente, cubrió su boca con la mano.

-Deja de hablar, no es de buena suerte.-

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Capítulo 396

Es un día de gran alegría, ¿qué es lo que está diciendo?

Farel sonrió para sí, levantó la mano y capturó la de ella.

-Lo que digo es de lo más auspicioso.—

Los dos susurraron unas palabras en el altar, y para los ojos de los invitados, se convirtieron en la imagen del amor y felicidad.

-Qué bonita relación tienen.-

Desde la mesa de los invitados, Giselle, vestida con un elegante traje negro, miraba a la pareja de recién casados en el aftar, murmurando para sí misma.

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