Capítulo 59

En la oscuridad abrumadora del cuarto, la sonrisa siniestra de Roman era terrorífica, mientras aplastaba una vieja foto colgada en la pared.

Las ilusiones, por más que duren, siempre se desvanecen, nunca se convierten en realidad.

-¿Qué le pasa a mi tio?-, le preguntó Neo con cuidado a Nerea después de un rato.

Aunque no entendia qué había pasado, podía sentir claramente que su tio estaba triste y afligido, como si hubiese recibido un golpe devastador.

Nerea sacudió la cabeza.

En medio de la noche, dando vueltas en el sofá cama de la casa, no podía conciliar el sueño.

Pensó que estaria exhausta después de un dia entero de actividades, que se dormiría en cuanto tocara la almohada, pero cada vez que cerraba los ojos, veia la expresión de Roman al dejar la mesa. ¿Qué había dicho mal?

¿Solo le habia extendido una invitación a la ceremonia de compromiso y esa fue su reacción? No podia ser… ¿también él habia vuelto del futuro? ¿Sabía lo que le esperaba ese día y por eso reaccionó así?

Imposible, en el avión ni siquiera reconocia a Amapola, y si supiera su destino, seguramente la ayudaría. Con su capacidad, deshacerse de Samson sería pan comido, no tendría esa expresión de desesperación absoluta, como si no tuviera salida..

Dándole vueltas hasta las cinco de la mañana, Nerea no encontró respuesta. Exhausta, vio el alba aparecer y decidió con resignación que debía irse pronto o se volveria loca.

A la mañana siguiente, Roman se dirigió a la habitación 303, listo para llamar a la puerta.

El mayordomo se acercó apresuradamente con una nota en la mano. Señor, la Srta. Nerea ya se fue. Dejó un abanico y esta nota.

¿Qué?

Tomó la nota y leyó las líneas escritas con hermosa caligrafia.

-Tuve un asunto urgente y tuve que regresar a Londres sin despedirme. No sé qué pude haber dicho anoche que te molestó, lo siento mucho. Sr. Roman, espero no tome en cuenta mis palabras sin. intención. Este abanico lo consegui bajo el Árbol del Amor, considérelo una disculpa y un agradecimiento por la cena de anoche..

Debajo, había un abanico exquisitamente decorado, con un bordado meticuloso que decía: Encontrarás el amor de tu vida en San Esteban.

Apretó el abanico con tanta fuerza que casi rompe el papel, un torbellino de remordimiento y pena invadió su mirada

El mayordomo, viendo su expresión, abrió la boca pero no dijo nada, pensando que el señor habia querido disculparse con la Srta. Nerea desde temprano.

Nerea, al volver a Londres, se desplomó en su casa, durmiendo todo el día y toda la noche. Al despertar, lo primero que hizo fue revisar las cámaras de seguridad en su teléfono.

Para su sorpresa, no había nada, solo a Samson recorriendo exposiciones y espectáculos, ni rastro de Amapola.

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Capitulo 59

Era muy extraño, si los dos no tenían problemas en mostrarse cariñosos en el peligroso jardin trasero de su casa, ¿cómo es que ahora, con esta gran oportunidad, no había ningún movimiento?

¿Había sido tan obvio st

que se dieron cuenta?

Si eso era así, capturarlos juntos en una foto sería aún más difícil. Con la fecha acercándose, si no conseguía pruebas antes, todos sus planes se irían al traste.

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Capitulo bu

Nerea, ¿llegaste al colegio?

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