Capítulo 90

Roman de repente soltó una risa baja, como un lamento desesperado, pero a la vez como si celebrara haber sobrevivido a una catástrofe.

Penso que ella había muerto… creyó que Nerea ya no estaba.

El corazón de Nerea se apretó al escuchar esa risa, quería decir algo pero apenas abrió la boca, no pudo evitar estornudar.

El agua del lago estaba helada.

-¡Ah!

De repente, fue levantada en brazos por el hombre, que paso a paso la llevó hacia la orilla.

Nerea, casi sin darse cuenta, rodeo con sus brazos el cuello de él, y al observar su afilada linea de mandibula, no pudo evitar recordar aquel dia en Residencial Lago Sereno cuando se ahogó y él la sacó del agua de la misma manera, hasta el cálido calor de su pecho era idéntico. Sin embargo, al despertar, él había desaparecido sin dejar rastro.

Muchas preguntas comenzaron a crecer en su interior

Roman, ¿por qué siempre apareces cuando estoy en peligro?

¿Por qué te entristece tanto pensar que mori? ¿Mi vida realmente significa tanto para ti?

¿Acaso hemos vivido algo especial juntos que yo he olvidado…?

-Dios mío, ¡ella está bien!

-¿Es esto un milagro? La moto estaba completamente destruida, ¿cómo puede ser que ella no tenga ni un rasguño?

-Qué suerte, qué suerte. Si algo le hubiera pasado a la señorita Nerea…

El equipo de trabajo del proyecto Llega La Reina y un grupo de espectadores que se encontraban alrededor de la pista corrieron hacia ellos. Al ver a Nerea y Roman sanos y salvos en la orilla, todos soltaron un suspiro de alivio.

Nerea fue bajada al suelo, abrazándose a sí misma por el frío y preocupada por la posibilidad de mostrar más de la cuenta frente a todos.

Sin embargo, Roman se quitó su chaqueta de traje y la cubrió con ella..

El abrigo masculino, grande sobre ella, la cubría hasta los muslos, proporcionándole algo de calor a su cuerpo tembloroso y ocultando las curvas delineadas por el agua del lago.

-Gracias, eh…

Nerea levantó la vista hacia él, agradecida, aferrándose a la chaqueta.

Pero la atención de Roman se fijó en los dedos de Nerea, desde donde se filtraba un hilo de sangre, frunciendo el ceño levemente.

Siguiendo su mirada, Nerea vio las heridas en sus dedos, soltando rápidamente la chaqueta, -Me lastimé con los sauces al caer de la moto, no te preocupes, no mancharé tu traje… eh…

Antes de que pudiera terminar, el hombre agarró su dedo indice, y por un momento parecía que iba a llevárselo a la boca.

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Nerea, asustada, se encogió instintivamente, pero él se detuvo y luego sacó un pequeño frasco blanco de porcelana de su chaqueta.

¿Loción Regeneradora para Cicatrices?

¿Cómo es que siempre lleva eso consigo?

Era una botellita pequeña, ni siquiera 20g, ¿cómo no se le había acabado aún?

-Roman, ¿aún no has terminado con este frasco? ¿No has estado aplicándotelo mañana y noche como te dije?

Nerea se puso de puntillas, intentando ver la cicatriz en forma de media luna en su cuello, cuando de repente un rugido furioso resonó desde el exterior, haciéndole vibrar los oidos.

-Isabella, Isabella, cálmate…

-¡Quitense!

Isabella, furiosa, se abrió paso entre la multitud hasta llegar frente a Nerea, -¿Estás loca? ¿Tan desesperada estás por ganarme que arriesgas tu vida?

Nerea, al ver la ira en el rostro de Isabella, sintió cómo su espíritu competitivo se encendía sin razón,

-Así es.

¿Crees… crees que jugándote la vida podrás ganarme y obtener el papel principal en Llega La Reina?

-Eso creo, pero al final dependerá del directory…

-No puedes.

Su declaración fue cortada bruscamente por Roman, frio y directo.

-¿Qué?

Ella lo miró, confundida, mientras él terminaba de aplicarle la medicina, levantando la mirada hacia ella sin un ápice de calor en sus ojos, -Tú no participarás en Llega La Reina.

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