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Ultimas 93
Capítulo 93
Jonathan me miraba con una tristeza en sus ojos que no pude evitar notar.
Nunca me hubiera imaginado que la familia Vargas fuera así, que Mohamed valorara tanto a Jonathan. Resulta que era porque realmente podía sostener el Grupo Vargas. Pero pronto me tranquilicé, una empresa tan grande naturalmente necesitaba a alguien capaz al mando, de lo contrario ya se habría desmoronado.
Recordando las palabras del anciano, pensando en lo que le debía a Jonathan, decidí ofrecerle consuelo, “No te preocupes, te ayudaré a superar este obstáculo.”
“¡Iris!” Jonathan agarró mi mano firmemente, me sentí un poco incómoda y le di unas palmaditas antes de retirarla
sutilmente.
“Está bien, mejor volvamos a casa, estoy cansada.” Realmente estaba agotada, con mi condición actual, haber aguantado hasta ahora ya era un límite.
Jonathan me seguía de cerca, casi como cuando íbamos a la escuela. Pero mi corazón estaba tranquilo, de vez en cuando pensaba en el bebé de Miriam. No tenía apetito, y Jonathan había pedido caldo, pero apenas tomé un par de bocados antes de dejarlo.
Jonathan me miraba preocupado, “Si no comes con tu hipoglucemia, ¿no te vas a desmayar más fácilmente?” Que él recordara mi condición me hizo sonreír, pero no dije nada.
Luego me pasó una caja de frutas cortadas, “¿Qué tal si comes algo de fruta? Deberías cuidarte, podemos hacerlo juntos, eventualmente tendremos nuestros propios hijos.”
Me miraba intensamente, y me quedé sin palabras. Quería decirle que no iba a tener hijos con él. No es que no pudiera, aunque pudiera, no querría tenerlos con él. Pero me contuve al final.
“¿Qué piensas hacer con el hijo de Miriam?” De repente saqué el tema, y él pareció un poco aturdido.
Finalmente, me miró fijamente, “Haré una prueba de ADN, la tecnología de hoy en día es muy avanzada, no es necesario esperar a que nazca.”
“¿Y luego?”
“Si no es mío, definitivamente no lo reconoceré, y le exigiré responsabilidades a ella.”
“¿Y si es tuyo?” Pregunté sin mucha emoción.
Realmente pensaba que el niño era suyo, Miriam siempre quiso ser la señora Vargas, ¿no haría todo lo posible por conseguirlo?
Además, Miriam estuvo con él durante bastante tiempo, no creía que siempre hubieran usado protecciones.
Jonathan parecía frustrado y sé pasó una mano por el cabello
“Iris, confía en mí, solo dormí con ella dos veces, y estaba algo ebrio, yo…”
Parecía no saber qué más decir.
“En eso te creo.”
Él no era de los que se hacen de menos, con todas las mujeres que había tenido aquellos años, ¿se haría menos por ella?
Además, Miriam siempre ha sido dominante conmigo, si Jonathan no la cuidara, ¿de dónde sacaría esa confianza?
Le pregunté de nuevo: “Si el niño es tuyo, ¿qué planeas hacer?”
“Iris, si el niño es mío, lo cuidaré bien.”
Mohamed dijo que no podía pedir el divorcio hasta que el niño cumpliera tres años, ¿y después de eso? Jonathan podría tener otro hijo, y naturalmente sería mi momento de retirarme.
Asentí sin mostrar emociones. Al fin y al cabo era su hijo, definitivamente debería cuidarlo bien.
Jonathan levantó la cabeza, con la voz un poco quebrada, “Sabes que crecí sin padres, solo con mi abuela, incluso si
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Capítulo 93
ese niño es de Miriam, no puedo soportar dejar a mi hijo sin hogar.”
“Iris, ¿puedes entenderlo?”
“Jonathan, si puedo.” Realmente lo entendía.
Cuando íbamos a la escuela, él y su abuela dependían el uno del otro. Aunque tenía una novia rica como yo, nunca gastaba mi dinero. Finalmente, cuando las cosas empezaron a mejorar en el trabajo, su abuela se enfermo, y yo también quería terminar…
Entendía completamente por qué dijo eso en aquel momento. Si Jonathan ni siquiera cuidara de su propio hijo, eso sí que me asustaría.
Al día siguiente, fui a trabajar con Jonathan y noté que varias miradas de los compañeros se dirigían hacia nosotros.
Olivia se acercó a mi con aire de misterio, “Iris, a Miriam la trasladaron de puesto, a la logística.”
Asentí con la cabeza, Jonathan ya me había comentado eso ayer, no había nada de qué sorprenderse. Olivia, algo emocionada, dijo: “Ayer decían que estaba embarazada, y hoy ya hay quien dice que se torció la espalda, que fingió todo. Si estuviera embarazada, ¿cómo el presidente Vargas la dejaría seguir trabajando? Para mí que ya se hartó de ella.”
Me reí sin decir palabra, no quería seguir hablando de eso. Sin Miriam causando problemas, mi trabajo avanzó mucho más rápido. Pero lo que no esperaba era que Oliver se metiera hasta en el departamento de mercadotecnia, intentando también tomar control sobre el departamento de diseño. Especialmente en la colaboración con LatAm Comercio Integral, se atrevió a decir que él se encargaría de todo.
“Sé que la directora Moreno ha estado a cargo, pero al fin y al cabo mi abuelo me puso a supervisar los proyectos importantes, así que tengo que hacerlo, ¿verdad?”
Se mostraba como un zorro sonriente, usando a Mohamed para presionarme.
Varios compañeros del departamento de diseño se levantaron enfadados, pero yo les hice señas para que se calmaran. Luego miré hacia Oliver, “¿Entiendes de diseño? Muy bien, entonces hazlo tú, yo te ayudo. Supongo que también sabrás de todos esos diseños que se perdieron, así que puedes ponerte a trabajar ahora mismo.”
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