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Capitulo 94

Capítulo 94

Oliver obviamente no sabía nada de diseño, y siendo yo la directora del departamento de diseño, con todo el equipo unido, él no tenía ninguna posibilidad de Interferir. Así que finalmente, tuvo que irse con el rabo entre las patas.

No estaba segura de si iría a quejarse con el viejo, pero lo que al sabla, era que no iba a ceder.

Si yo cedía, él tendría el control de los dos departamentos más importantes y la posición de Jonathan estaría en serios problemas.

Antes de salir del trabajo, recibi una llamada de Violeta, quien, como siempre, estaba llena de energía y había organizado todo.

“lris, hoy estás de suerte!”

Estuvo emocionada durante diez minutos por teléfono, antes de decirme finalmente que su primo, el mismo que había mencionado que estaba trabajando en un nuevo tratamiento contra el cáncer, había vuelto al país.

“Me acabo de enterar de que mi primo regresó ayer, ya me puse en contacto con él, vamos a cenar juntos esta noche.”

No me dejó decirle si estaba de acuerdo, simplemente me envió la dirección.

Pensando que eso podría ser realmente una oportunidad, acepté encontrarme con ellos.

Cuando le dije a Jonathan que iba a verme con Violeta, se mostró algo molesto.

“¿Por qué quedaste en verte con ella? Creí que no se llevaban bien.”

“¿Quién te dijo eso? Nos llevamos bien desde la escuela.”

Al decir eso no mentí, por lo que él simplemente me miró sin saber qué decir.

Al final, solo pude decirle que ella también era una clienta importante de la empresa, y que no podíamos permitirnos desatenderla. Solo entonces, accedió.

En ese entonces teníamos que mantener la fachada de un matrimonio feliz, yendo y viniendo juntos al trabajo todos los días, realmente me sentí sofocada.

Finalmente, tener un poco de espacio personal, realmente mejoró mi ánimo.

Al llegar al restaurante, vi a un hombre con camisa de rayas y lentes sentado junto a Violeta.

Sin importar lo que ella dijera, él siempre mantuvo una cara seria, lo que pareció frustrarla un poco.

“Diego Arenas, ya estás en el país, este es mi territorio, ¿podrías sonreír un poco?”

“Yo vendo mi trabajo, no mi arte.”

Acababa de llegar cuando ese señor de cara seria soltó esa frase, y de los nervios, casi me tropecé.

“Iris, ¿por qué no esperaste a que termináramos de comer para venir?” Dijo Violeta saludándome con entusiasmo.

“¿Todavía tienes que fichar en el Grupo Vargas? ¿Quién se atrevería a decirte algo si te escapas?”

En ese momento la miré sin saber qué decir, y luego, volví mi atención hacia el hombre a su lado.

“¿Este es el doctor del que me hablaste?”

“Diego, mi primo, trabaja en la investigación de medicamentos contra el cáncer en Estados Unidos, ¡El hombre que tiene tu destino en sus manos ha aparecido!”

Violeta sonrió radiante, mientras yo me sentí algo incómoda.

Diego, por otro lado, quien no mostró ninguna expresión, ya había empezado a comer.

“Vamos a comer, mi primo necesita nutrir eşe cerebro o se va a colgar.”

Él no se molestó, incluso asintió. La dinámica entre los dos era interesante, lo que mejoró mi ánimo.

Pero cuando apenas habíamos empezado a comer, un amigo de Violeta tuvo un problema y ella tuvo que irse de prisa,

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Capítulo 94

déjándome sola con Diego.

Él no pareció sentirse incómodo en absoluto, lo que me ayudo a relajarme.

Me preguntó sobre mi enfermedad, la historia familiar y la posibilidad de una segunda cirugía.

Estábamos teniendo una buena conversación cuando de repente un hombre me agarró del brazo.

“Pero qué sorpresa, ¿acaso no es la mujer calva del Grupo Vargas? He visto tus videos.”

El hombre estaba claramente borracho.

Sus amigos intentaron detenerlo y se disculparon conmigo, pero él siguió insistiendo, sin querer soltarme.

“Hey, ¿por qué sigues usando pelucas? Ven, hoy veré tu verdadero rostro.”

Justo cuando iba a tirar de mi cabello, Diego lo detuvo, y sin dejar que el hombre dijera nada, le dio un puñetazo en el estómago.

Aunque pareció no usar mucha fuerza, el hombre cayó al suelo de dolor, sudando frío, pero incapaz de gritar.

En ese momento miré a Diego atónita, y en cuanto a los amigos del hombre, no pudieron ocultar el susto.

Diego simplemente limpió sus manos con una toalla húmeda, diciendo, “Tiene problemas hepáticos, el dolor en la zona del hígado le resultará insoportable, mejor llévenlo al hospital. Valoren la vida, no le den problemas al rey del

inframundo, y tampoco molesten a las mujeres.”

Esos hombres se marcharon de forma humillante ayudando a su amigo a levantarse, mientras que,

sorprendentemente, hubieron quienes aplaudieron a Diego.

Él, con una cara de total tranquilidad, me miró y me dijo, “¿En qué estábamos?”

Ante su expresión impasible, solo pude mirarlo nerviosa, pero continué respondiendo.

La cena me había puesto realmente nerviosa, pero cuando dijo que estaba dispuesto a revisar mi caso para luego decidir sobre un plan de tratamiento, me sentí aliviada.

Siempre tuve la sensación de que en cualquier momento iba a rechazarme.

Sin embargo, para mi sorpresa, incluso antes de que pudiera llegar a casa, mi teléfono sonó. Mohamed me pidió que regresara de inmediato a la casa de los Vargas.

Todavía estaba tratando de entender qué pasaba cuando Violeta también me mandó un mensaje por WhatsApp.

Resultó ser que el video de Diego enseñándole una lección a ese hombre había sido publicado en línea; él se había vuelto famoso, y de paso, yo había sido expuesta.

Sabía que no era buen momento para generar más chismes, así que al llegar a la mansión, traté de mantener un perfil bajo.

Lo que no esperaba era encontrar a Miriam sentada junto al anciano, y tan pronto como me vio, ambos comenzaron con el reproche.

“Iris, tú representas a la familia Vargas, deberías saber cómo comportarte apropiadamente.”

“Iris, ¿cómo es que otra vez sales con hombres desconocidos? Esto es una falta de respeto hacia Jonathan.”

Viendo cómo se pasaban la bola el uno al otro, me harté. Ignorando las señas de Jonathan, les respondí sin pelos en la lengua.

“Si quieren que siga siendo la señora Vargas, entonces no se metan en mi vida privada.”