UN MATRIMONIO INESPERADO… El día del divorcio by Jeda Clavo
UN MATRIMONIO INESPERADO… El día del divorcio Capítulo 13

Capítulo 13: Una noticia sorprendente.

Ella no le respondió, su silencio era un abismo entre ellos. Esperó paciente alguna reacción de su parte, una respuesta, pero esta no llegó.

Con un empujón que contenía toda la frustración y el resentimiento acumulados, lo apartó de su lado, se deshizo de su presencia, iba a salir corriendo, pero otra vez él se lo impidió, sosteniéndola por el brazo.

No te vayas sin responderme -susurró Andrew con tono ronco, sin dejar de observarla.

La pregunta de Andrew había quedado resonando en el interior de Claudia, con tal intensidad que le resultaba desconcertante. Ella se sintió abrumada por la mirada de él, que parecía buscar desesperadamente una respuesta en sus ojos. Sin embargo, por más que intentó recordar, no pudo encontrar ninguna conexión con el hombre que tenía frente a ella.

Claudia se apartó de Andrew, retrocediendo unos pasos. Su pecho subía y bajaba con respiraciones agitadas.

Su mente estaba en un torbellino mientras intentaba procesar todo lo que había descubierto en las últimas horas.

Un vestier lleno de ropa y calzado de su talla y estilo, una habitación llena de fotografías de ella a lo largo de los años, y ahora, un beso apasionado de un hombre que afirmaba conocerla desde hace tiempo. Todo era demasiado confuso y aterrador.

No sé de qué estás hablando–respondió Claudia, su voz temblorosa-. No tengo ningún recuerdo de ti en mi vida.

Andrew la miró con tristeza, como si sus palabras le hubieran roto el corazón. Se pasó una mano por el cabello desordenado y suspiró.

-Lo entiendo, Claudia, esto es mucho para asimilar en tan poco tiempo. Pero te aseguro que hay una explicación para todo, y estoy dispuesto a contarte la verdad. Solo necesitas darme la oportunidad de hacerlo -dijo él con sinceridad, su mirada suplicante.

Claudia frunció el ceño y se cruzó de brazos, sintiéndose vulnerable y confundida. Quería saber la verdad, pero al mismo tiempo, tenía miedo de lo que podría descubrir.

No quiero saber nada… solo quiero mantener la distancia contigo -respondió, salió corriendo y esta vez él no la detuvo.

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La puerta se cerró con un golpe sordo detrás de ella, dejando a Andrew sumido en la soledad de la habitación, con la amarga sensación de que los escasos metros ganados en su relación se habían esfumado en escasos segundos.

Pasó la mano por su cabeza, sintiéndose frustrado. Un suspiro profundo salió de sus labios, mientras pensaba en algo que hiciera que Claudia bajara sus defensas y confiara en él.

****

El sol apenas asomaba cuando Javier se levantó de un salto, había recibido una llamada de que ese día se firmaría el contrato. Se desperezó con determinación y se vistió con sus mejores galas; ese día la ambición cobraría forma..

Eloísa, su nueva esposa, lo miró con curiosidad mientras él se vestía con entusiasmo.

-¿Dónde vas con tanta prisa, Javier?-preguntó Eloísa, sentada en la cama y mirando a su marido con una sonrisa burlona.

Javier se detuvo un momento y se volvió hacia ella con una sonrisa triunfante en

el rostro.

-Voy a firmar el contrato de mi vida, cariño. Este es el negocio que nos hará inmensamente ricos, y finalmente podré demostrar la valía de los Cáceres respondió Javier, con una sonrisa que intentaba ser confiada, pero que no conseguía ocultar completamente el nerviosismo subyacente. 1

Eloísa asintió con una sonrisa y se levantó de la cama para abrazarlo.

-Estoy emocionada por ti, esperaré ansiosa y en la tarde estaré vestida para que celebremos nuestro triunfo… ya viste que te doy suerte, no como la insípida de tu ex. -Eloísa le dio un beso en la mejilla y lo miró con admiración. ¡Ve y conquista el mundo, mi amor!

Javier salió de la casa con una sonrisa de triunfo en sus labios.

Al llegar a la empresa Davis, la recepcionista lo saludó con una calidez que reflejaba la importancia del evento.

-Pase, señor Cáceres -indicó, guiándolo hasta la sala de juntas.

Al entrar, sintió cómo la anticipación le llenaba cada fibra. Una sonrisa irrefrenable se dibujó en su rostro mientras su mirada barría la estancia. Los abogados ya estaban állí, sentados, esperándolo con el documento que cambiaría su destino sobre la mesa pulida.

Tomó el bolígrafo con una mano firme, dejando que su firma fluyera elegante y

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decidida sobre el papel.

Justo cuando el representante de la empresa, Davis, estaba a punto de secundar el acto, un ruido sacudió la silenciosa sala, la puerta se abrió de par en par y Andrew apareció con una expresión inescrutable.

Se quedó viendo a los presentes, caminó lentamente donde estaba su representante, tomó el documento desconcertando a todos, y lo desgarró en cuatro partes, con extremada lentitud, sin dejar de mirar a Javier con una expresión de burla, y lo colocó en la mesa con una sonrisa,

El silencio que siguió fue denso, cargado de incredulidad.

-¡¿Qué demonios crees que haces?! -rugió Javier, poniéndose de pie con tal ímpetu que la silla cayó al suelo tras él-. ¿Cómo te atreves a hacer esto? ¿Crees que puedes sabotear mis negociaciones? -gritó Javier, su voz llena de furia.

Las palabras brotaron de su boca como lava, acusadora y venenosa, sus ojos centelleaban de ira mientras insultaba a Andrew.

-¿Acaso piensas que por casarte con mi ex tienes derecho a perseguirme y a arruinar mis negocios? ¡Sáquenlo de aquí! ¡Llamen a seguridad!

Estaba tan enfurecido que pidió que sacaran a Andrew de la sala. Sin embargo, nadie se movió. La sala permaneció inmóvil, los ojos de los presentes fijos en la escena, y un murmullo comenzó a elevarse.

La sorpresa y el desconcierto llenaron la habitación mientras todos observaban la escena con incredulidad. Pero nadie se movió.

-¿Qué pasa? -demandó Javier, su voz perdiendo algo de fuerza ante la falta de acción.

Fue entonces cuando uno de los abogados, con una expresión que mezclaba pena y formalidad, se aclaró la garganta.

-Señor Cáceres empezó con cautela-, el señor Andrew Davis es el nuevo CEO de la empresa, además, de ser el accionista mayoritario de las empresas.

Las palabras cayeron como un mazo, aplastando las últimas esperanzas de Javier, quien abrió la boca sorprendido. Jamás se imaginó que ese hombre formara parte de los Davis poderosos de este país.

Andrew miró a Javier con calma y finalmente habló con una voz tranquila, pero fría. 1)

-Si, Javier, soy el nuevo CEO de la empresa Davis–anunció su mirada fija en la de Javier, mientras mantenía sus manos en el bolsillo, pero no voy a firmar

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ningún contrato contigo, ni con tus empresas. Si depende de mí, dejo que caigas. en la ruina.

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