La Traición Silvia G. Rivero novela completa -
Capítulo 28
Capitulo 28
Pero ella nunca Imaginó que lo que consideraba su sentimiento más preciado, Enzo lo vela como un Juego de pasión sin corazón.
Ainhoa se acercó al árbol de arce y, alzando la vista, observó el frondoso dosel de hojas. Todos los buenos momentos que había vivido allí, en aquel momento le pinchaban el corazón como si fuera un cuchillo. No quería seguir sufriendo así, quería olvidarse de todo lo que habla aqui. Ainhoa se quitó dos anillos del cuello, las lágrimas ardientes calan sobre ellos. Sonrió amargamente. Se agachó y cavó un hoyo bajo el arce, enterrando alll los anillos. Mirando los anillos yaciendo tranquilamente en la tierra, con los latidos de dos personas grabados en ellos, los hombros de Ainhoa no dejaban de temblar.
Ainhoa había estado muy ocupada en el hospital y en la empresa durante varios días. La condición de su padre finalmente se estabilizó y la empresa comenzó a funcionar poco a poco. Ella planeaba encontrarse con Iker y Leonor esa noche, pero apenas había conducido un poco cuando vio a una anciana tambaleándose hacia su auto. Ainhoa frenó bruscamente, asustada. El auto se detuvo y la anciana también cayó. Justo al lado de la rueda de su auto. La primera reacción de Ainhoa fue pensar que era una estafa. Ibal a coger su teléfono para llamar a la policia cuando vio a la anciana retorciéndose en el suelo. No pudo resistirse a ayudar.
Bajo del auto y, preocupada, se acercó a la anciana diciendo: “Señora, ¿está usted bien? ¿Quiere que llame a una ambulancia?”
La anciana, sentada en el suelo, la miraba asustada y sin decir palabra.
Alguien cerca le aconsejó: “Chica, no te metas, seguramente es una estafa, si tu auto ni siquiera la tocó, ¿cómo se pudo caer?”
Ainhoa no estaba de acuerdo y respondió: “Tengo una cámara en el auto, si es una estafa, tengo pruebas. Mejor la llevamos al hospital y ya veremos, a su edad no queremos que se le complique con otro problema.”
Sin hacer caso a las recomendaciones de los demás, Ainhoa llevó a la anciana al hospital para una revisión completa. Solo tenía un pequeño raspón y la presión alta, nada grave.
Le compró algo de comer y beber a la anciana, y la consoló con voz suave durante mucho tiempo.
Luego de un rato Dijo: “Señora, ya está mejor, ¿puede darme el teléfono de algún familiar para que vengan a buscarla?”
La anciana miró a Ainhoa, la cual tenía un rostro bonito y amable, y poco a poco volvió en si, finalmente habló: “Niña, te he causado tantas molestias, ¿cómo puedo
agradecértelo?”
Ainhoa se alivió al ver que la anciana hablaba. Sonriendo, dijo: “Si usted está bien, eso es suficiente, no hay nada que agradecer.”
La anciana le respondió: “Eso no puede ser! Escuché que tu empresa está pasando por dificultades. Mira, no tengo mucho que ofrecerte, pero voy a hacer que mi nieto te haga unos pedidos grandes. Es el dueño de un gran grupo, de verdad, no te miento.”
Ainhoa le pasó un vaso de agua caliente a la anciana mientras le decía agradecida: “He tomado en cuenta su intención, los asuntos de la empresa los resolveré por mi cuenta, solo digame el teléfono de su familia y los llamo para que vengan por usted.”
La señora continuó insistiendo: “No, no, soy una persona que sabe ser agradecida, tengo que hacer que mi nieto te ayude. Ah, y todavía es soltero, es guapo y tiene muchos bienes, aunque su carácter no es muy bueno. Si no te importa, podrías tomarlo para ti, y todo lo que tiene será tuyo.”
La anciana decía esto mientras marcaba el número de su nieto. Media hora después, Ainhoa esperaba con la anciana en una cafetería cerca del hospital. Pero la persona que apareció era un hombre demasiado familiar para ella.
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