Recuperando a mi multimillonaria esposa -
Capítulo 54
lo único en lo que podía pensar era en esa mujer llamada Luciana.
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Capítulo 54: Planeando una Gran Jugada
Por la mañana, no perdí tiempo en llegar a la empresa, pedí a Víctor a mi despacho y le pregunté sobre los detalles de Luciana. Mientras lo escuchaba, detecté un doble sentido en sus palabras: esa mujer estaba interesado en Hernán.
A juzgar por la escena que presencié ese día, parecía que Hernán también podría querer tener algo con ella. Después de todo, una vez que un hombre engañó a su mujer, no dejaría de
disfrutarlo.
Con eso en mente, un dolor punzante volvió a apoderarse de mi corazón. Solía creer en que las dificultades fortalecían el amor, pero finalmente resultó que él no era el hombre con el que
soñé.
Sin embargo, no tenía tiempo para ponerme sentimental. Lo único que me podía salvar era yo
misma.
Y la información que averiguó Ivanna me sorprendió aún más. Como era de esperar, los tres miembros de la familia Cintas tenían respectivas cuentas bancarias. Sofía no sólo disponía de propiedades, sino también de una empresa de construcción y reformas con un capital registrado de diez millones de dólares, donde ella era la persona jurídica.
A pesar de que la empresa no estaba ejecutando muchos proyectos por el momento, el flujo de efectivo era impresionante. Holgaba decir de dónde había venido todo ese dinero. Si Sofía pudo registrar una empresa con diez millones, significaba que Hernán había malversado mucho dinero a lo largo de los años.
Tanto Alejandro como Sonia tenían depósitos a su nombre que superaban las siete cifras. Revisando esos datos, me eché a reír a carcajadas. ¡Hernán había hecho un buen trabajo, beneficiando a toda su familia! Sólo yo, su mujer, no contaba con ni un centavo a mi nombre. Cualquiera en su sano juicio podía ver sus intenciones, pero a mí me mantuvo miserablemente
en la oscuridad.
Me había estado engañando de mala manera, y eso me destrozó hasta la médula. Aunque decidiera perdonarlo, mi juventud se había desperdiciado. No sólo perdí completamente en ese matrimonio, sino que mi amor por él resultó simplemente un chiste.
Cerré los puños y rechinó los dientes, golpeando la mesa con fuerza. Ahora que ya no podía recuperar mi matrimonio, la única forma de llenar el resentimiento que sentía dentro era con bienes materiales.
Antes de enterarme de esas cosas, me había estado debatiendo entre mantener una familia intacta por el bien de mi hija. No estaba resignada, ni podía soportarlo, ni siquiera estaba dispuesta a afrontar ese hecho. ¡Simplemente no podía aceptar que sólo podía ver cómo mi familia se desintegraba poco a poco!
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Yo incluso anhelaba ese cariño y pensaba que con el afecto familiar sería suficiente, aunque ya
no hubiera amor.
Pero lo que acababa de ver me obligó a admitir que ya no quedaba ni el mínimo rastro de
afecto entre nosotros.
Todos en la familia Cintas me veían como un obstáculo. Mi papel y valor se habían desvanecido por completo a sus ojos.
Lo que más me preocupaba era mi Dulcita. Todo el mundo la agradaba, pero ¿por qué le tocó tener un padre tan despreciable?
El dolor desde lo más profundo de mi ser era como un puñetazo en el corazón. Me sentía tan indefensa en la gran Ciudad Fluvial, donde todos mis sueños se habían derrumbado.
Para colmo, Sofía me envió una foto en ese momento. ¡Estaba en un concesionario de autos!
Me puse de pie de inmediato, corrí hacia la oficina de Hernán y, sin sorpresa, no lo encontré
allí.
Apreté los dientes, tomó el celular y marcó el número del detective privado.
Hice que Ivanna fuera conmigo. Durante el camino, le expliqué la situación acerca de Luciana y le pedí que la investigara, especialmente si tenía algún contacto frecuente con Hernán.
Le dije a Ivanna: ¡Y si no lo tienen, asegurémonos de que se vean más seguido!
Ivanna me miró aturdida y, tras un momento, exclamó: -¿Estás intentando que se peleen entre sí? ¡Dios mío!
-¿Pero cómo podemos hacer que estas dos personas que no tienen nada que ver con nosotros sigan nuestro plan? No me parece nada fácil -objetó ella.
-Eso lo puedo arreglar. ¡Las moscas van tras lo que está mal, y esos dos tienen muchos problemas! -repliqué con desprecio.
-Entonces, mientras consigas que tengan sexo, ¡podré convertir esto en un gran escándalo! -prometió Ivanna- Me aseguraré de que se convierta en el chisme de toda la ciudad.
-No es necesario. Si hacemos eso, ¿cómo disfrutaremos del espectáculo? Tenemos que involucrar a Sofía también. ¡Eso sí sería emocionante! -dije con una sonrisa significativa mientras la miraba- ¿Acaso quieres ver a Hernán y Sofía al margen de esto? ¿O prefieres ver a los tres convertidos en el hazmerreír de todos?
-¡Ja, ja! ¡Claro que quiero ver a los tres metidos en esto! -respondió Ivanna, entendiendo instantáneamente lo que yo quería decir.
-Tenemos que lograr que Sofía inicie una pelea entre ellos primero y me saque de este
aprieto. Si no, Hernán siempre desconfía de mí, ya sabes–indiqué. Pero el problema es que
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